En Cali… La guinda del pastel de una Feria sin toros
Plaza de Toros de Cañaveralejo, último festejo de La 61 Feria Taurina de Cali, correspondiente a una corrida de toros; con un aforo cercano al tercio de plaza, se lidiaron toros de la ganadería de Mondoñedo, encaste Contreras, desiguales de hechuras y comportamiento, dos de ellos potables con las dificultades propias de la bravura los demás acusaron mansedumbre y falta de casta; destacando el cuarto premiado con la vuelta al ruedo.
Sergio Flores: Silencio tras aviso y oreja.
Juan de Castilla: Silencio tras aviso y oreja.
Jesús Enrique Colombo: Oreja y silencio.
Detalles:
El sexto de la tarde fue devuelto a razón de una fractura en su remo delantero derecho.
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Con una pobrísima entrada se dio inicio a la última corrida de La 61 Feria Taurina de Cali, festejo que prometía muchísimo debido a la historia que precede los toros de la ganadería de Mondoñedo y a los tres jóvenes toreros que componían el cartel: un mexicano, un colombiano y un venezolano; Sin embargo, la corrida no fue lo que se esperaba, saliendo mansa con complicaciones y desclasada, al parecer el histórico hierro se quedó solo en un nombre y un pasado, olvidando la importancia de refrescar la sangre y aplicar mayor criterio al momento de seleccionar machos y vientres.
La falta de clase de los astados y su mansedumbre se consolidaron en la guinda del pastel de una Feria que pasara a la historia como mansa y desclasada, en la que se vieron todas las aristas de la mansedumbre, que fue desde la sosería de los toros comerciales al genio de los toros de encastes minoritarios como los Santa Coloma y en este caso Los Contreras; una feria sin toros en la que los bobi toros de la dehesa de Ernesto Gutiérrez destacaron por su movilidad, como si esta fiesta fuera la de la movilidad y no de la bravura; definitivamente en tierra de ciegos el tuerto es rey.
Sergio Flores: En su primero Hoyador (504 kilos) se ha mostrado voluntarioso, con ganas de poner el alma en la arena; dejo detalles pintureros con la mano derecha; una pena que su actuación no logro repuntar a razón de la falta de clase del burel; con los aceros no estuvo fino, obligándose a usar dos veces el descabello, silencio. Su segundo Bambuco (516 kilos) fue el toro del encierro, complicado, pero con transmisión y encastado; el mexicano supo conducirlo y conducirlo haciendo una faena pulcra y con chispazos de genialidad, coronada con la estocada de la Feria; una oreja y vuelta al ruedo al burel.
Juan de Castilla: Con Cavador (534 kilos) intento beber de pozo seco, pues el astado no solo fue manso sino rehuyó la pelea, rayando al genio, siendo reservón; en la suerte suprema se complica; silencio tras aviso. En su segunda comparecencia ante Esparraguero (508 kilos) saco sus dotes de lidiador, mandando y domando la bronca embestida, actuar meritorio ante un toro con genio y reservón; con los aceros deja buena estocada, oreja.
Jesús Enrique Colombo: El joven venezolano que venía de una entregada presentación en el festival taurino de la feria, trato de hacer el toreo ante Motilón (522 kilos) pero el genio y peligro manifiesto del burel cerro toda la posibilidad de ligar y gustar; deja estocada en lo alto haciéndose a una oreja ganada a ley. El último de la tarde Granadero (524 kilos) se fracturó el remo delantero derecho, exigiendo la salida del sexto bis de nombre Espartero (536 kilos) un océano de dudas y casta mala que puso en apuros al joven venezolano que no logró encontrar el camino abreviando; silencio.
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