En Manizales… Sobraron ganas, inexperiencia y mansedumbre
Monumental plaza de toros de Manizales, primer festejo de la XIX entrega del Ciclo pre feria Toros y Ciudad, correspondiente a una novillada sin picadores. Con una entrada cercana a los tres cuartos de plaza, se lidiaron erales de la dehesa de Clara Sierra, procedencia Núñez, dispares de presentación y con las complicaciones propias de la mansedumbre; destacaron, por sus hechuras, el primero, tercero y sexto
Antonio Hernández: Palmas.
Juan Ramirez: Silencio.
David Castañeda Trasladado a la enfermería
Julián Páez: Palmas, tras aviso
Cristian Castañeda: Silencio.
Michael Ramirez: Silencio y aviso.
Detalles:
Saludo desde el tercio el buen rehiletero Garrido.
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Fue Pablo Picasso, quien acuñó la frase “Cuando llegue la inspiración que me encuentre trabajando” y con ella vendría a plantear una de las grandes realidades del arte: la necesaria formación, disciplina y entrega que implica el hacerse llamar artista; por su puesto el toreo no está exento de esta regla y por ende todo aquel que se enfunde un terno de luces ha de contar con los elementos técnicos, argumentos taurinos y el suficiente auto control para tener domino sobre sí y a la par dominar al astado.
Mencionadas condiciones, brillaron por su ausencia en el festejo que daba apertura a la XIX entrega de Toros y Ciudad; una novillada con picadores, en la que (cómo ya es tradicional) los dramáticos ¡Ay! Remplazaron los festivos ¡Olé!; una noche en la que la inexperiencia de los alternantes y la mansedumbre de los astados se llevaron las ganas de triunfo e impidieron la tan anhelada consagración.
Abrió festejo el joven manizalita, Antonio Hernández, quien venía de cuajar importante actuación el año anterior por estas mismas fechas; ante Tamborilero (318 kilos) se le vio muy seguro, siendo más reposado y contundente; en su momento supo llevar la lidia del novillo, abstrayendo par de buenos muletazos con la mano derecha; en el cierre de faena, ya con un animal, engatillado y a la defensiva a razón de la mansedumbre, se llevó significativo susto al ser prendido; con la tizona dejo medía en buena ubicación. Saludo desde el tercio.
En segundo turno, salto al ruedo Malagueño (290 kilos) definitivamente el animal de peor facha del encierro, cornigacho y famélico; le correspondió en lidia a Juan Ramirez, quien no se vio a gusto con el capote, dada la tendencia a distraerse y salir suelto del bicho; tras un tercio de banderillas desangelado y convulso; se hizo a la muleta logrando, tras una breve adaptación, sacar los que sin lugar a dudas fueron los muletazos más profundos de la noche, un par de tandas que justifican su inclusión en el cartel; con los aceros efectiva pero fea estocada. Silencio.
El punto más exacerbado de la noche llegaría con Cañejo (316 kilos) que correspondió a David Castañeda un joven que, si bien demuestra ganas y voluntad, carece de los elementos técnicos, la serena inteligencia y las condiciones mínimas para afrontar la lidia de un animal de esas condiciones; aspecto que implico una sucesión de feas volteretas e incluso, al intentar estructurar una faena, ser trasladado a la enfermería a razón de haber sido prendido de mala manera; ante esta situación vale la pena preguntar:
¿con qué criterio se están seleccionado los jóvenes que han de afrontar tan importante reto? ¿Son conscientes los “maestros” de estos novilleros de lo que supone para ellos enfrentar un animal bravo en el ruedo de una plaza de primera?. Tras ser conducido a la enfermería, y posteriormente a un servicio de salud, Antonio Hernández, el más antiguo del cartel, dio correcta y respetuosa muerte al astado.
Por su parte el jovencísimo Julián Páez, afronto la lidia de Alfarero (254 kilos) que no solo fue el más ligero del festejo, sino un total océano de mansedumbre, impidiendo de toda manera exponer sus argumentos; se le abona el deseo de agradar, se le cuestiona el exceso histriónico, los desplantes innecesarios e inexplicables, elementos que deben ir desapareciendo a medida que vaya madurando; tras escuchar un aviso, despacha, palmas.
Cristian Castañeda se topó con Afanoso (280 kilos) otro mansurrón con hechuras de vaca que le anulo toda posibilidad; huidizo y rajado, fue una tapia para las aspiraciones del joven novillero que leyendo las condiciones optó por abreviar dejando feísima estocada que hizo doblar al animal, silencio.
Cerró plaza Michael Ramirez ante Pianista (348 kilos) sin duda el más serio y hecho del festejo, con unas imponentes hechuras de utrero, pero con sospechosa cornamenta, aspecto comprensible dadas las condiciones de los jóvenes y que a la postre evitó más de un incidente de gravedad; de nuevo un animal con complicaciones que se olvidó completamente del engaño, atentando contra la humanidad del novillero, que, en varias ocasiones fue literalmente apaleado por el astado; despacha de fea manera tras escuchar aviso, silencio.
Este sábado continúa
La Prefería continua el día de mañana 14 de octubre, con una novillada picada en la que alternan Juan Gomez Dinastía, Julián Mateo y Juan Sebastian Hernández, lidiando utreros de la dehesa de Armerías. Que Dios Reparta Suerte.
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