Crónicas

En Pamplona… Épica murciana, sabiduría madrileña y torería extremeña

Pamplona. Jueves 12 de Julio. Octava de abono de la Feria del Toro 2018. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (2º y 1º bis): Variados de presentación y de comportamientos. Exigentes los tres primeros, manso y rajado el sobrero. Lleno de “No hay billetes”.

Pepín Liria: Silencio tras aviso y oreja con fortísima petición de la segunda y bronca al palco.

Julián López El Juli: Silencio y ovación con saludos tras aviso.

Ginés Marín: Silencio tras aviso y silencio.

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El que era para muchos el cartel de la Feria, estuvo protagonizado por muchos aspectos. Variada corrida de Victoriano del Río y tres toreros voluntariosos e inspirados.

Pepín Liria volvió a Pamplona con un toro amplio de cuna y que abría mucho la cara. Al castaño, le faltó certeza en la manera de embestir, que fue exigente y se lo hizo saber al murciano. Pepín, salió mordiendo, con hambre de triunfo y ganas. Dos largas de rodillas, verónicas, chicuelinas, una media arrebatada y una revolera en el saludo capotero. En la zocata, Liria acertó en distancias, pero se quedaba corto. Le desarmó en un inicio de rodillas y después hizo lo propio en la primera serie por el pitón derecho. Insistente Liria, midió bien y consiguió transmitir algo más de emoción al trasteo en una serie que ligó por ese mismo pitón. Con la mano izquierda lo intentó, pero no llegó al tendido. Le sonó un aviso tras meterle la mano y dejar una estocada entera pero que le hizo guardia teniendo que descabellar. Silencio.

El cuarto toro fue el toro más rematado de la tarde hasta el momento. Pepín Liria buscó el triunfo en todo momento con temple y torería. La frialdad de la plaza con un torero que se despedía de Pamplona me pareció insultante. En la muleta el toro imprimió temple, y algo más de profundidad en su embestida. Liria estuvo a gusto por el derecho más que por el izquierdo. Justo cuando la faena estaba más que hecha, el murciano se tiró de rodillas ahondando en su búsqueda del triunfo llevándose un susto terrible para después llevarse una voltereta terrible. Momentos de mucho miedo en los tendidos, que despertaron con el grito de “Pe-pín”, “Pe-pín”. Se repuso de la voltereta tras dolerse, y se volvió a tirar de rodillas para dar un par de muletazos y matarlo con una gran estocada en la cruz. La insensibilidad del presidente dejó en una oreja una faena entregadísima de Pepín Liria a la que la plaza respondió pidiendole con rotundidad la segunda. La plaza, partida por la mitad y rendida a la raza y al pundonor de un torero tras la vuelta al ruedo.

El Juli, sorteó a un segundo con mucha más cara, pero de igual exigencia. Labor de maestro de Julián, perdiendole pasos y dándole un trato mimoso y bueno para ver si el animal reaccionaba. Logró abrirle la embestida después de dejar ver que tenía poco recorrido. Defendiéndose y haciendo que el madrileño le sometiera en el tramo final de la faena. Dejó una media estocada y fue silenciado.

El quinto capítulo tuvo como protagonistas a un toro de bajo trapío para Pamplona y a un Julián que toreó de manera vertical y pura. Estuvo muy bien el madrileño, con una sapiencia de figurón del toreo. La suerte, cargada; el pecho, ofrecido, y corriendole la mano a un toro que le faltaba ese punto de picante, pero al que el Juli le tapó todos los defectos. Muy inteligente la faena de Julián. Por el pitón izquierdo le dio excelentes naturales, con la figura erguida y corriendo la mano con mucho temple. Faena para premiar que el presidente no lo hizo tras no considerar suficiente la petición. Esta vez sí me gustó El Juli.

El tercero fue feo, basto, despegado del suelo y con una cara desagradable dentro del toro de Pamplona. Apareció la exigencia también en este capítulo. Salió suelto de las verónicas de Ginés Marín, pero empujó en el peto, aunque con la cara arriba. Lo entendió a la perfección Marín, ejecutando un inicio de faena torerísimo con un gran cambio de mano. Se pegaba el toro y era correoso, pero el extremeño supo alargarle las embestidas toreando con pureza y cargando la suerte. Al natural llegó el punto álgido de la faena, con naturales de suma profundidad y largura llevándolo siempre toreado. Muy firme Ginés que remataba las series con muletazos vistosos al igual que el final de faena. Toro que duró y tuvo fondo. La presentación dio dudas, pero embistió. Pinchó en hueso y se le esfumó el posible trofeo.

El sexto se partió una mano y salió el sobrero. El sobrero, un toro de infame presentación para la plaza a la que saltó, y además siendo un manso de libro y con mucha falta de clase. Acabó con el Ginés tras no tener opción ninguna con una gran estocada.

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@ignaciotaurino

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