En Madrid… Un gran sexto para Fortes, al que se le negó la oreja

11 mayo 2018 Diego Estévez

Las Ventas, 11 de mayo de 2018. Cuarta de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Toros de Pedraza de Yeltes. Justos de fuerza y de casta. El sexto fue el mejor de ellos, que sobresalió por encima de sus hermanos.

Manuel Escribano: Silencio y silencio.

Daniel Luque: Silencio tras aviso y silencio.

Fortes: Silencio y dos vueltas al ruedo.

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Escribano recibió al primer toro de la tarde, el cual salió suelto pero sin emplearse demasiado en el caballo. Tónica general de la lidia del toro. A continuación, en la faena, se vio rápidamente que el toro adolecía de casta y raza para acudir a la muleta por debajo. El torero le dio tiempo y espacio, pero de quedó sin recorrido y transmisión. Le falto fuerza para humillar de forma adecuada. A pesar de ello, Escribano intentó administrar las fuerzas del astado. Pinchó, lo descabelló, y recogió el silencio.

A portagayola recibió al Segundo de su lote. Con buenas verónicas lo saludó. Pero fue más labor de la cuadrilla, que vistosidad del astado. En la faena, sin apenas humillar, Escribano conectó con el tendido por su oficio. Pero más tarde el toro se vino abajo y pocas opciones dio al diestro. El toro no tuvo clase, y en toda la faena hubo torero por encima de toro. La estocada fue lo mejor de los compases.

El primero del lote de Luque desde los inicios, no hizo mucho caso a la capa. Alardeó de mansedumbre y no arreó con decisión al caballo. En líneas generales, la frase en que se resume la faena del segundo fue, falta fe continuidad. Ya que la ligazón no existió en ninguno de los compases. Fueron destacables los naturales de la mano de Luque, y su aplomo y actitud fueron de lo mejor del tiempo de este toro. Se rajó pronto y no dio opciones de triunfo al diestro.

Muy suelto el segundo de su lote, el cual tenía energía, pero sin canalizar. Durante la lidia cabeceó y se desentendió de los engaños. Con la cara alta todo el tiempo, no humillaba en su embestida de la forma adecuada para conseguir pases de calidad. No entendió el torero lo que el toro tenía, y quiso quitárselo pronto de encima, pues tampoco hubo mucho de donde sacar. Recogió el silencio.

De comportamiento extraño fue el primero toro de Fortes. Se empleó de forma similar a sus hermanos en la lidia, sin emplearse demasiado y dejando destellos de mansedumbre y cara alta. En la faena, como antes se comentaba, embistió de forma elocuente pues cada vez se metía por sitios diferentes y creo el desconcierto en el toreo de Fortes, quien con templanza intentó enseñar en la embestida al astado. Hubo torero por encima de toro nuevamente, y el diestro gestionó como pudo las arrancadas del toro por ambas manos, probándolo. Finalmente, la estocada, algo caída, hizo que recogiera el silencio.

Nada que ver tuvo el sexto toro con la corrida en tónica general, pues en los primeros compases se comportó de forma brava y con más fuerza que los hermanos. Fortes comprendió como debía torear a ese astado, y dándole tiempo y distancia oportuna, se templó en el ruedo para llevar a cabo una faena equilibrada y justa de formas. Toreó con verdad, y con despaciosidad, lo cual llegó al tendido, que se puso en pie ovacionando al diestro. La estocada fue buena, y los aficionados no tuvieron duda de que se merecía el trofeo. La presidencia pensó lo contrario, y por petición del público, dio dos vueltas al ruedo en el último toro de la tarde.

Hoy, en el cuarto festejo de la Feria de San Isidro, hemos visto toreros por encima de toros en líneas generales. La actitud los diestros fue buena ya que pusieron de parte. Lo mejor de la tarde fue el sexto, al que toreó Fortes con gran actitud y aplomo, y le fue negada la oreja por parte de la presidencia a pesar de que el público lo pedía de forma unánime. Seguimos en San Isidro, deseando ver toros. ¡Viva la Fiesta!

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