En Madrid… Fría novillada en Las Ventas

08 abril 2018 Diego Estévez

Plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Domingo 8 de abril de 2018. Novillada de temporada. Más de un cuarto de entrada. Novillos de Fuente Ymbro, serios, fuertes pero un tanto desiguales en hechuras.

Jorge Isiegas: Silencio tras aviso y ovación.

Carlos Ochoa: Vuelta al ruedo tras petición y silencio tras aviso.

Ángel Téllez: Ovación y ovación tras dos avisos.

Detalles:

Se guardó un minuto de silencio en memoria de Ángel Peralta.

Entre las cuadrillas destacaron Marcial Rodríguez a caballo y con los palos, Juan Navazo.

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Fue fría en cuanto a temperatura la tercera tarde de la temporada en Las Ventas. Y también fue fría la actuación de los tres primeros novilleros de este año en el coso madrileño, que guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento del maestro Ángel Peralta. Fue tras el paseíllo en el que nuevamente, como ocurrió las dos tardes anteriores, no sonó ‘España Cañí’ –la banda interpretó el pasodoble ‘Manolete’-.

La tarde comenzó accidentada. El primero de Fuente Ymbro empitonó a la primera de cambio a Jesús Montes, subalterno de Jorge Isiegas, provocándole una herida de dos trayectorias de 15 centímetros cada una. El astado arrinconó y embistió al banderillero contra el burladero, dejándole sin escapatoria.

El público entró en calor posteriormente con el quite de Ochoa que respondió Isiegas con orgullo. La gente de Las Ventas, un cuarto de plaza, respondió con una gran ovación. La faena del aragonés comenzó una tanda gustosa por un pitón derecho que prometía. El torero, sin embargo, prefirió el izquierdo, sin éxito. Completó la faena un bajonazo terrible que acabó con la vida del animal en segundos.

En la lidia de su segundo, como hizo en el primero, mostró ganas de sacar lo mejor de sí. Con el capote no llenó y en la faena tampoco transmitió a los tendidos. Tuvo al público consigo en dos tandas interesantes, aunque solo quedó en eso.

Carlos Ochoa realizó lo más destacable de la tediosa tarde. Marcel Rodríguez había asestado previamente dos soberbios puyazos al segundo toro de la tarde. Ochoa comenzó la faena entonado por el pitón derecho de un encastado ejemplar de Fuente Ymbro. Poco a poco cogió forma. La cuarta tanda fue posiblemente la de más calidad. Comenzó con un muletazo bellísimo, con un torero descompuesto por completo. Dominó y supo llevar al toro bien largo. Realizó cinco bernardinas antes de entrar a matar. No le acompañó la suerte en su primer intento, que se fue directo al hueso del animal. La segunda fue un genial estoconazo que hizo caer al toro directo sin puntilla. Hubo una fuerte petición, pero, pese a ser del público, el presidente no concedió la oreja que la faena y la estocada pudieron merecer. Tuvo que conformarse el torero con una vuelta al ruedo.

No tuvo tanta suerte Ochoa con su segundo toro. No tuvo tanta calidad en la embestida, aunque como sus otros hermanos no le faltó raza. Realizó el novillero varios muletazos de categoría, aunque lo hizo de manera puntual, sin ninguna continuidad y sin que la salida del toro le acompañara.

El tercer novillo de Fuente Ymbro salió muy alegre, con mucho movimiento, aunque sin ningún fondo. Ángel Téllez no pudo completar una buena faena; no enlazó ningún muletazo limpio sin que el toro cabeceara. Al público no satisfizo.

Sí reconocieron los tendidos su actuación en su segundo toro, el último de la tarde. Fue el ejemplar más noble y con más clase. Ligó Téllez varios muletazos de una calidad alta, aunque la faena se apagó sin pena ni gloria. Pinchó varias veces; incluso los clarines dieron dos avisos.

La actuación de Ochoa –la única que hizo sentir algo al aficionado– y la seria presentación y noble comportamiento de los seis novillos de Fuente Ymbro fue lo más reseñable de una tarde de novilleros que volverán a tener su oportunidad cuando llegué San Isidro a Madrid. Sigamos apoyando a la juventud ¡Viva la Fiesta!

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