En Aguascalientes…La indecisión del claroscuro
Domingo 17 de agosto, primera corrida de la vendimia. Plaza de toros San Marcos, menos de medio aforo. Se lidiaron astados de Claudio Huerta bien presentados, 1ro soso, 2do débil pitos en el arrastre, 3ro manejable, 6to malo. Los de Rosas Viejas desiguales en presencia, 4to soso y sin transmisión, 5to pero complicado.
Sergio Flores: Al tercio y oreja
Sebastián Ibelles: Silencio y al tercio.
José Miguel Arellano: Palmas y leves palmas
Detalles:
Los piqueros Daniel Morales y Omar Morales recibieron fuertes palmas luego de sus buenas actuaciones.
El matador Sergio Flores recibió una severa contusión el brazo izquierdo, en la plaza se administraron analgésicos y se trasladará a la capital del país para su valoración
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Los días de sombrillas han llegado a la tierra de la gente buena, a últimas fechas las llaves del cielo se han abierto derramando la gracia del líquido vital, el cielo encapotado cedió un poco para que se llevara al cabo la primera Corrida de la Vendimia.
Hoy en la San Marcos tras esas nubes han salido algunos destellos de luz que dejaron vislumbrar un toreo de finura, de garra, pero hubo otros en los que el ambiente se opacó, así que la tarde rondó entre la luminosidad y la penumbra, entre el sol y la sombra, entre el sí y el no, en la indecisión del claroscuro.
Sergio Flores regresó a Aguascalientes con un halo distinto a como lo habíamos visto en pasadas ocasiones, esta vez más centrado y con una garra que se nos había olvidado posee. El primero de la Ganadería de Claudio Huerta se llamó Perlito y fue astado muy bien presentado que recibió palmas en su salida, con este, Flores le bregó sabrosamente en los medios, luego llevándolo al piquero donde embistió con fuerza. Lances a manos bajas y torerísima media lenta fue el detonante del primer olé fuerte en la San Marcos.
Con la muleta y por bajo Flores lo sacó de tablas, ajustando la distancia, el astado regateaba las embestidas y a base de insistir el torero consiguió valiosos muletazos por derecha quedándose en sus terrenos y rematando por alto. Lo probó también por la izquierda, pero ahí no había brillo, a pesar de que estuvo empeñoso deslucieron los remates por alto con suma distancia y curvatura entre toro y torero. Culminó con media espada trasera para escuchar palmas.
El cuarto toro se llamó Morito del hierro de Rosas Viejas un astado cortito y armonioso de hechuras al que Flores saludó con chicuelinas y media, el astado asistía por ambos lados con brío. En varas destacó Daniel Morales quien aguantó la embestida de manera excepcional para llevarse las palmas de los hidrocálidos.
Ya con muleta en mano Sergio Flores comenzó con muletazos por abajo, sabrosos y con mando. En los medios le dejó la muleta bien planchada tocando lo justo para hacerse de la embestida consiguiendo una tanda por derecha rematada con el pase de pecho, pero el ánimo comenzó a decrecer ya que el toro no tenía el potencial para encender las pasiones.
Flores intentó por ambos lados, pero por izquierda ya salía muy distraído y al querer pasarlo por naturales le prendió aparatosamente de la axila izquierda, fue llevado con las asistencias médicas y rápido salió a matar al astado visiblemente dañado. Mató de estocada entera ligeramente trasera para que le otorgaran la única oreja del festejo.
A Sebastián Ibelles le correspondió el segundo de la tarde de nombre Velador de Claudio Huerta, bien presentado que salió sin rematar, reculaba y salía suelto. Ibelles llamó su atención con verónicas y media correctas. En varas el toro apenas tomó un breve puyazo, luego el torero quitó por tafalleras luminosas. Con la muleta en la diestra comenzó con doblones toreros pero el astado doblaba las patas delanteras desluciendo la escena, el torero pedía calma y se lo llevó a los medios, ahí continuó tratando de darle extensión a los muletazos, pero la debilidad era una gris apatía.
Prosiguió por derecha a media altura, pero el toro salía con la cara arriba, distraído, al final buscó las tablas echándose a la arena, Ibelles quiso, pero no se pudo. Aun no se tiraba a matar y como ya no pudieron levantarle sorprendentemente le apuntillaron ahí mismo y las protestas surgieron del tendido.
El quinto se llamó Cadencioso de Rosas Viejas un poema, hermosa su presencia y desde un principio le puso las cosas complicadas a Ibelles puesto que no iba definido a las telas, pero si tenía eso que lo hace adueñarse del ruedo y provocar miedo. Empujó fuerte en el caballo de Omar Morales que aguantó la embestida llevándose las palmas. En banderillas también no estuvieron cómodos puesto que no les bajaba la cara, al contrario, estaba listo para la caza, haciendo notar que había un toro en la plaza. Ibelles brindó su labor al matador de toros en el retiro José Antonio Campuzano.
En tablas inició por doblones toreros para llevarlo al centro del redondel, el astado no le quitaba la mirada, sin duda fue una dura prueba para el torero, quien se quedó en la línea del peligro, se cruzó en la cara del astado, intentando pasarlo por derecha, pero sin lograr compenetración. Luego por naturales, pero ya despidiéndole hasta el más allá, perdiendo la emoción y la estética. Al final con el toro aquerenciado expuso la humanidad metiéndose entre los pitones y aguantando con valor, pero ya la gente se desesperó y hubo que irse por la espada. Mató de pinchazo delantero y estocada entera trasera para que algunos lo invitaran a saludar en el tercio.
Quien tiene resplandor en sus muñecas y su muleta es José Miguel Arellano, el torero de Aguascalientes pisaba otra vez el ruedo que le vio nacer. Velador 1 se llamó el tercero de la tarde de Claudio Huerta un bien presentado toro que salió sin rematar en los burladeros y un tanto suelto, Arellano lo probó con verónicas y remate torero con media reluciente.
En varas el astado se arrancó a la querencia natural tomado desprevenido al piquero y provocando el tumbo. Arellano tomó su muleta en la mano diestra para pasárselo por bajo, llegó una tanda por ese lado y posteriormente lo sacó de tablas, ya en los medios construyó una labor fina y delicada, muletazos lentos, bajándole la mano, los cambios de muleta por delante y los remates hicieron que la luz brotara. A pesar de que el astado fue tardo y rebrincaba constantemente Arellano supo meterlo a su muleta, las zapatillas fijas hasta hacerlo pasar y rematarlo por arriba. Luego le bajó la mano y mientras la derecha toreaba la izquierda se relajaba, disfrutando y haciendo sudar las manos de la afición. Quiso intentar por izquierda, pero ese no era el lado manejable del toro, aun así, consiguió pasarlo en redondo rematando por bajo en escena chispeante. Tardó en acomodarse para entrar a matar y el ánimo se vino a menos mató de pinchazo y bajonazo horrible que emborronó lo vivido la gente se lo protestó y al final se retiró entre palmas.
El sexto para Arellano perteneció a la ganadería de Claudio Huerta y se llamó Cateto, un toro que desde la salida buscó las tablas haciendo caso omiso a las capas, cumplió en varas y en banderillas fue distraído. Arellano por más que estuvo con deseos la situación se puso nublada, probó por ambos lados sin desistir, pero el astado reculaba, no transmitía y el letargo llegó a la afición. Al final fallas con las espadas y se retiró entre leves palmas.