En Bilbao… Por la generosidad del poco público que asistió Pablo salió en hombros

24 agosto 2024 Redacción

Bilbao. Sábado 24 de Agosto 2024. Séptimo festejo de las Corridas Generales. Toros de San Pelayo -1º y 4º-, El Puerto de San Lorenzo -5º-, La Ventana del Puerto y Valdefresno -2º tris-, su común denominador la mansedumbre, sosos, deslucidos; todavía la poca gente que va, sigue preguntando “¿qué pasó con el otrora imponente toro de Bilbao?”.

Pablo Hermoso de Mendoza: Silencio y dos orejas.

Diego Urdiales: Silencio y silencio tras aviso.

Juan Ortega: Oreja y ovación

Detalles:

Le interpretaron el tradicional baile vasco Aurresku a Pablo Hermoso de Mendoza porque ya se despidió de Bilbao.

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D. Alejandro Baillères, continuando con los resúmenes de este fallido serial de las Corridas Generales, debo comentarle, porque seguramente su gente ya le informó que otra vez hubo una paupérrima -superlativo de pobre- entrada. Se fue Roca Rey y volvió al realidad que no quieren entender los empresarios y todo hace ver que sus selectos empleados. No han hecho ni consolidado toreros; y vaya que hay una buena cantera de jóvenes toreros.

Por otra parte, hacen caso omiso a las estrategias mercadológicas y no investigan qué quiere ver el público taurino de cada localidad, los gustos no están estereotipados.

Mire, Usted, D. Alejandro Baillères, todos los públicos saben que, Pablo Hermoso de Mendoza, tuvo una primera gran época que fue el auténtico parteaguas hacia un rejoneo más exquisito, preciso y contundente y cautivó a la gran mayoría; sólo que a la falta de autocrítica, reflexión, Pablo, se dio cuenta de ello y aunado a las inacabables adulaciones de las que lo rodean, él supuso -y supuso mal- que la gente nunca dejaría de irlo a ver, así que comenzó a bajar el tamaño del toro que enfrentó y la exageración en el despunte.

Un inequívoco ejemplo de que las adulaciones hacen daño.

La gente al ver la falta de verdad en lo que hacía, Pablo, comenzó a no ir a verle y así vino su debacle. Hace bien en irse.

De quienes le acompañaron en el cartel, estuvieron dos buenos toreros, a los que les faltó confrontarlos con buen ganado, no con los despojos de res que les pusieron.

Diego Urdiales, es de una exquisitez contundente, le puede a todos los toros y siempre sale a entregarse, pero le hace falta más publicidad. A los toreros se les olvida que son un producto que requiere de publicidad para darse a conocer, para mantenerse en la atención de su clientela llamada público taurino. Mientras que Juan Ortega, luce más con el toro bravo y encastado, y no pueden llevarlo con la comodidad de los bobitoros con evidente cornicure de las ganaderías comerciales, porque deja de lucir la inobjetable importancia de su toreo.

Fue silenciada su primera actuación faltó mayor relevancia en su quehacer y bueno, no pasará a la historia. La generosidad del público y más gentileza del buenazo de Matías, le cedieron dos orejas, muchos dijeron que por el esfuerzo de tratar de actuar como en sus buenos tiempos, otros que por su trayectoria. Bueno, dejó su toreo a dos pistas, las gamerinas -que no hermosinas- y demás complementos para hacer más espectáculo que toreo de verdad.
Diego Urdiales ahí estuvo después de un lustro, y no cambió mucho el actual panorama de ver una plaza casi vacía. Y con un lote pésimos un caos total. Su primero tuvo que ser cambiado hasta en tres ocasiones, la desastre ganadera.

Ni el primero tres ni el quinto, rápido bajaron la persiana y a otra cosa.

Y Juan Ortega, es un buen torero como reitero, pero con una plaza vacía no se puede evaluar su impacto con el público, decir que va a ser el torero de Bilbao; o que Bilbao se le entregó con más lugares vacíos sería crear una falsa ilusión.

Que hizo las cosas correctas, como momento maravillosos, llenos de temple y ritmo sobretodo por el derecho en su primero, sí, innegable, por ello tras la rúbrica y un descabello, le dieron esa oreja que paseó ante la soledad de una plaza casi vacía.

Con su segundo se esforzó y aparecieron por ahí pases al natural también plenos de bella, pero no hubo más que contar por el mal uso del acero.

D. Alejandro Baillères, no sólo yo le reitero sino todos los que amamos la fiesta en Bilbao, urge que ponga orden porque esto lo han acabado por una pésima administración.

Ya mañana le contaré del último festejo de estas casi fallidas Corridas Generales.

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