Crónicas

En Almería… Curro Díaz y Joselito Adame en hombros en el cierre de la Feria

Sábado 26 de Agosto de 2017. Feria de la Virgen del Mar. Cuarta de feria. Plaza de toros de Almería, media plaza en tarde soleada. Corrida de toros de Victorino Martín, soberbios de presentación, y deslucidos en líneas generales a excepción de los dos primeros, encastado el primero, noble el segundo, manejable el tercero, de corto viaje el cuarto, flojo el quinto y parado el sexto.

Curro Díaz: Dos orejas y silencio.

Joselito Adame: Oreja con petición de la segunda y oreja.

Juan del Álamo: Oreja y silencio.

Detalles:

Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Dámaso González.

Se desmonteraron tras parear al quinto, Sergio Aguilar y Fernando Sánchez.

La terna fue obligada a saludar una ovación desde el tercio, tras finalizar el paseíllo.

El de Linares desorejó al encastado primero y el mexicano muy firme durante toda la tarde, compartió salida a hombros. Deslucida corrida de Victorino Martín, de la que solo se salvaron los dos primeros.

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En la memoria del Maestro Dámaso González, fallecido a los 68 años de edad la pasada madrugada a causa de una larga enfermedad, transcurrió la última de abono en Almería, y para recordar al Rey del temple Manchego, fueron los brindis de Curro Díaz y Juan del Álamo ante una corrida de Victorino Martín que en nada se pareció a la lidiada la temporada pasada en este mismo escenario.

Decepcionó en cuanto a juego el encierro extremeño -no así en su irreprochable presentación- en el que solo se salvaron de la quema los dos primeros, y que traspasado el umbral de la primera parte, los tres últimos toros se hicieron insoportables. Además, poco público llevó al coso de la Avenida de Vilches la “A” coronada en un serial que sale adelante con muchos apuros.

Lo mejor de la tarde llevó el sello de Curro Díaz, que brindó a la media plaza que ocupaban los tendidos una faena clásica y templada. Jarrito, alto y guapo, se desplazó en las verónicas acompasadas de un Curro que brindó al cielo – suponemos que por Dámaso -, humilló el abre plaza y el de Linares que le corrió la mano con mucho mimo. Hasta en dos ocasiones estuvo a punto de ser prendido al descubrirse, pero todo quedó en eso.

En un susto.

Tuvo casta el primero, no sólo en la muleta, también para morir, toda vez que el espadazo del jienense no fue suficiente para que el toro rodara al instante. Dos orejas sin titubeos para Curro -y el Presidente que se pensó en otorgar la segunda- y  gran ovación para el encastado Victorino.

No pudo rubricar la tarde con el incómodo cuarto, con el que Curro nunca estuvo. Intentó llevarlo embebido en la muleta, pero pronto cortaba los engaños el Victorino. El esfuerzo fue en balde y escuchó silencio.

Joselito Adame que se prodiga en contadas ocasiones por España, aunque suele estar presente en ferias de identidad volvió a copar titulares gracias a su firmeza.

El torero de México mantiene unas cualidades innatas en cuanto a la composición de su figura. Por lo pronto, los mexicanos suelen brillar más con el capote al instrumentar suertes comúnmente poco vistas en nuestro país, pero en el caso de Adame no le es necesario torear de salón, porque ya lo hace con la muleta.

Su tarjeta de presentación en Almería, fue con el segundo al que le hilvanó una seria faena a base de decisión. Embistió dulce Correlindes, lo cual ya es un hito tratándose de un Victorino, pero estos toros cuando humillan, lo hacen de verdad.

Por lo pronto al mayor de los Adame le regaló un ramillete de embestidas limpias, logrando el mexicano una faena larga y acompasada. La segunda parte transcurrió sin la espada simulada que en un arrebato de furia yació en el albero, y dándole el pecho al toro le robó muletazos de bella factura. Al natural lo intentó pero desarrollaba muchas complicaciones.

El segundo pereció con la boca cerrada tras un estoconazo al primer encuentro. Paseó una oreja -incomprensiblemente- de un palco sin criterio, que igual otorga dos apéndices con bajonazos, o igual ningunea una, tras una férrea faena.

Otra tenía que cortar si quería salir a hombros de Almería y lo hizo en el quinto, un toro que sirvió para que se lucieran con los palos, dos brillantes toreros de plata: Sergio Aguilar y Fernando Sánchez.

Flojeó el quinto que acabó perdiendo las manos en numerosas ocasiones. Muy de verdad Adame le corrió la mano sin aspavientos. Acabó en la corta distancia en un trasteo de mucho gusto, abrochando por estatuarios, antes de dejar una estocada baja.

Quien no pudo acompañar a Curro Díaz ni a Joselito Adame en hombros, fue Juan del Álamo, que pechó con un lote carente de movilidad. Una oreja le robó al tercero frente a un Majorero que desarrolló las complicaciones propias de Albaserrada.

Por momentos se le coló al salmantino y provocó el consiguiente peligro, al perder pases al natural, momento en que la faena se acabó diluyendo entre trapazos y enganchones. Dejó una estocada tendida que le sirvió para pasear un trofeo.

Intentó agarrar la Puerta Grande pero el sexto no le permitió ningún tipo de florituras, aunque sí algo hay que destacar es la voluntad que imprimió Del Álamo al marmolillo que cerró la feria. Parado y distraído, lo intentó sin suerte con la espada.

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@alb_bautista

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