En Cebreros… Juan Ortega sale por la puerta grande y el presidente se la quita al colombiano Arcila
Cebreros (Ávila). Plaza casi llena. Toros de Los Ronceles con juego desigual y muy bien presentados, sobresalieron 5to y 6to.
José Arcila: Oreja y ovación.
Javier Herrero: Ovación y oreja.
Juan Ortega: Ovación y dos orejas.
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Soberbia actuación ha tenido el torero colombiano, José Arcila, quien ha tenido que ser víctima de un presidente negligente quien le ha quitado la posibilidad de salir por la puerta grande a pesar de la estentórea petición del gran público ahí reunido.
Abrió plaza el coleta colombiano cuajando de principio a fin un toro de intachable presentación, característico de los que se ven en el llamado Valle del Terror, en donde se lidian auténticas corridas de toros dignas de cualquier plaza de primera categoría. Arcila, con su ya conocida serena inteligencia, sólida técnica, se ha visto poderoso, domeñando al toro, y una vez imponiendo su mandato ha extraído una faena de trazo largo y sentido, que consumó la fina arquitectura de su toreo conteniendo el avasallante contenido del poder del sentimiento, que transmitió el fuego de la pasión a los tendidos.
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Un saludo capotero en donde aparecieron cinco verónicas y una media, en verdad, de magia irresistible que provocaron el estentóreo olé de los allí convocados que llenaron la plaza. Después del tercio de quites en donde volvió a lucir y mucho, condujo al toro, fundamentalmente por el lado derecho, que es donde mejor se desplazaba y, José Arcila, ha sabido llevarlo con el don divino del temple que posee. Después de unas ceñidas manoletinas, que sorprendieron porque la cornamenta del astado friccionaba el cuerpo del torero que estaba ahí bien plantado en la arena, vendría la rúbrica con la espada, dejando un espadas en todo lo alto, haciendo sucumbir al toro de inmediato.
La plaza se blanqueó, pero el presidente desoyó el mandato del gran público que le ordenaba conceder dos orejas, ordenando sólo entregar una que fue a parar a las manos del joven Arcila, quien paseó en medio de vítores y la consecuente satisfacción el trofeo; mientras que al final se escucharía la gran bronca contra un presidente indolente que no supo aquilatar el buen toreo de José Arcila.
Con su segundo ha estado ahí firme a pesar de que el toro no daba ninguna opción, el público nuevamente supo reconocer la disposición del torero nacido en Manizales con sonora ovación.
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