Crónicas

En Ubrique… Pablo Aguado, al natural

Ubrique (Cádiz). Sábado 13 de marzo 2021. Decimocuarta corrida de la Gira de Reconstrucción 2020 aplazado hace unos meses por la pandemia. Se lidiaron cuatro toros de Jandila, correctos de presentación, blandos y muy nobles. Al tercero se le dio la vuelta al ruedo. Lleno de “No hay billetes” del aforo permitido -765 espectadores- pudiendo asistir solo personas empadronadas en la provincia de Cádiz.

Pablo Aguado: Silencio y dos orejas.

Rafael Serna: Oreja y silencio tras aviso.

Detalles:

El tercero, de nombre Jaramago, herrado con el número 132, negro de capa, nacido en enero de 2017, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

Saludaron montera en mano Antonio Chacón en el segundo e Iván García tras parear al tercero.

Se llevaron a cabo todas las medidas para luchar contra el Covid-19.

Los premiados han sido los siguientes:

Mejor toro: Jaramago, lidiado en 3º lugar por Pablo Aguado.

Mejor brega: José Diego Ramón Jiménez, de la cuadrilla de Pablo Aguado, por la realizada en el tercer toro.

Mejor par de banderillas: Iván García, de la cuadrilla de Pablo Aguado, por el clavado al tercer toro.

Mejor puyazo: Santiago Morales Chocolate, de la cuadrilla de Rafael Serna, por el ejecutado ante el segundo.

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El diestro sevillano Pablo Aguado triunfa con un noble toro de Jandilla, premiado con la vuelta al ruedo.

Pablo Aguado triunfó al natural con un buen toro de Jandilla en la decimocuarta y penúltima corrida de la Gira de Reconstrucción. Corroboró lo que ya se sabía, que es un torero dueño de la naturalidad, el empaque y la gracia para convertir en algo bello su presencia ante el toro. Y ante ese tercer toro, nobilísimo, con las fuerzas justas y suficiente movilidad, trazó naturales largos, de esos que parecen eternos y permanecen en la retina.

Fue una faena de muleta hilvanada, templada, preñada de gusto, en la que toro y torero se fundieron en ráfagas de preciosismo artístico que no se prodiga en una plaza. Añádasele unas garbosas chicuelinas y una media estocada en lo alto para rematar su reaparición en los ruedos tras un año de paro forzoso.

Bien para ser la primera corrida del año… pero la labor del sevillano Aguado supo a poco. Brilló el buen tono de su toreo, pero no hubo entusiasmo, y la emoción fue una visitante pasajera.

Al toro, de nombre Jaramago, se le dio la vuelta al ruedo, pero no fue un referente de la casta, ni de la fortaleza, ni de la bravura. Fue un animal nobilísimo, y poco más. Pero fue el primero tras un largo desierto y el torero dio la talla.

Bueno, en realidad fue el segundo; su primero, otro toro agradabilísimo y más bueno que el pan, pasó desapercibido. Y así fue porque el torero no se sintió. Sufrió dos desarmes, dio muchos pases y no dijo nada. Fue una labor larga y aburrida, cuajada de brochazos incoloros y fríos.

Aguado estuvo acompañado por su paisano Rafael Serna, poco placeado, que ofreció la mejor versión de sí mismo. Acelerado con su primero, se asentó ante el último, protestado por inválido, que acudió con nobleza a la templada muleta de un torero con menos prisas y largo trazo en hondos naturales. El fallo con el estoque no emborronó el bueno gusto del también sevillano.

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Créditos fotos © Emilio José Barea, ANFT (Asociación Nacional de Fotógrafos Taurinos)

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  • Antonio Lorca, prestigioso crítico taurino del influyente diario españolEl País

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