En Aguascalientes… El juicio de la razón

23 marzo 2025 Ana Delgado

Aguascalientes. Domingo 23 de marzo, sexta novillada del serial menor. Plaza de toros San Marcos, se lidiaron astados de Julián Hamdan Cerda bien presentados en términos generales, primero noble, pero con poca fuerza, segundo bueno, tercero complicado, cuarto bueno palmas en el arrastre, quinto (bis), el quinto bueno, pero se vino a menos palmas en el arrastre. Sexto malo y sin opciones de triunfo

Bruno Aloi: Al tercio y oreja

César Ruíz: Oreja y oreja

Mario Vilau: Leves palmas y vuelta al ruedo.

Detalles: Salió al tercio el subalterno José María Macías tras dejar pares en lo alto.

Antes de que iniciara la lidia del cuarto de la tarde, novilleros, picadores, banderilleros y monosabios dieron la vuelta al ruedo con una lona que versaba: “La tauromaquia es cultura y tradición, solicitamos diálogo con las autoridades” mientras daban la vuelta se escucharon gritos de “¡Libertad, libertad!” en los tendidos.

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Si cierro los ojos y dejo que una voz superior guie mis letras, es seguro que me dirá frases que no puedo reprimir, ¿Será la conciencia, el sentido de la moral? No lo sé, de lo único que estoy segura es que brotan ideas no solo desde el sentir, si no del analizar. Con el único objetivo de expresar sin auto traicionar. Y es que el juicio de la razón, aquel que distingue lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, no me dejará dormir si no le escucho, carcomerá mis oídos hasta que le preste atención y lo ponga en papel.

Hoy en la San Marcos se expusieron en su ruedo razones de peso para hacernos pensar que el futuro de la fiesta tiene un nombre y un apellido, que no basta con pretender, es mejor ser y que la fuerza de lo bien hecho tendrá eco tarde o temprano.

Se llama Bruno, se apellida Aloi y es el novillero más sólido en este país. Con su torero serio y ortodoxo se inscribe en el porvenir de nuestra muy vapuleada fiesta y en él están puestas las esperanzas, por quien se tienen las velas encendidas para iluminar el oscuro camino que hasta hoy vive la tauromaquia mexicana.

Así lo mostró en sus dos actuaciones, la primera de ellas a Regino un bonito y bien presentado astado de Julián Hamdan que metía bien la cabeza por ambos lados pero que le faltó la fuerza para ser un buen colaborador. Aloi lo recibió con lances a la verónica, chicuelinas y revolera. Poca vara en la que empujó abajo.

El torero lo quitó por tafalleras, el astado era fijo pero la debilidad ganó la partida, Aloi se lo pasó por derecha a media altura, serio y técnico sin mucha respuesta. Por naturales también lo intentó con los mismos resultados, le cambió los terrenos, acortó las distancias, cruzándose en la cara, pero el astado ya se quedaba a medio viaje y Bruno en la línea del peligro. Al final desdenes toreros y a otra cosa. Mató de pinchazo y estocada entera ligeramente caída para irse entre las palmas de la afición.

Casi Angelical se llamó el cuarto de la tarde para Bruno Aloi, el novillo desde la salida fue alegre, rematando en los burladeros, atento a lo que se moviera. Con la capa Aloi lo llevó por bajo, flexionando la pierna hasta sacarlo de los tercios, luego verónicas y remate torerísimo al soltar la punta del capote y hacer sonar el olé rotundo y clásico de esta plaza.

En varas poco castigo, luego llegaron las chicuelinas y las tafalleras. En banderillas saludó en el tercio el subalterno José María Macías. En el tercio final Aloi comenzó por bajo con señorío, el cambio de muleta y el remate de pecho, serio, sereno y sin aspavientos. A pesar de que el novillo reculaba y rascaba la arena el torero lo sacó a los medios por bajo, lento, pidiendo calma ante la respuesta complicada del burel en su muleta.

El novillo se quedaba corto, rebrincaba, Aloi por la derecha pasándolo por alto mientras que por izquierda no hubo historia. Volvió a la diestra le bajó la mano, sereno, sin nunca perder la calma, el cambio de muleta y el forzado de pecho para que se escucharan fuertes olés.

Consiguió a base de estar y estar bien muletazos en redondo, con mando dejando las zapatillas plantadas en la arena y rematarlo con pase de pecho. La vitolina para seguir por el camino del sí quiero y sí puedo, por bajo, con mando y temple en un arrimón sereno que gritó para sus adentros y los de la afición: ¡Aquí mando yo!

Prosiguió sin el ayudado por derecha, para cerrar con luquesinas. Al entrar a matar dejó una estocada un poco trasera y contraria para que se le otorgara una bien merecida oreja con sabor a más. Para el novillo las palmas en el arrastre.

El sí y el no, el ser y el pretender, tener la luciérnaga en la mano y por el ansia desbordada apretarla y apagar su luz, así, entre la línea de lo melódico y lo estruendoso estuvo César Ruíz.

¿Tiene cualidades? Sí. Que requiere enfocarlas a lo trascendente, también sí. Y es que el novillero hidrocálido tiene recursos y detalles finos, pero se pierde entre el histrionismo y el deseo de complacer a todo el que le lanza una sonrisa desde el tendido, y eso, distrae y le desenfoca de su propio objetivo. Seguro es que la cavilación del propio juicio llegará a su mente, porque sabe que apunta, falta que dispare.

Venteañero se llamó el segundo de la tarde, un novillo bonito de hechuras que llegó a la arena sin embestir a los burladeros. César Ruíz intentó pasárselo con faroles invertidos de pie un tanto arrebatados. Por chicuelinas antiguas lo llevó a los caballos donde el astado empujó por bajo cumpliendo.

Quitó por tapatías ganándole el ímpetu. Cubrió el segundo tercio de manera efectiva haciéndose de las palmas de la afición. Ruíz se colocó en el centro del redondel para alzar la voz y brindar por la libertad de la tauromaquia en México, dado a los recientes ataques y prohibiciones en Ciudad de México y otras plazas.

Con la muleta en la mano inició su labor por alto, de las tablas a los medios le guío con estilo. El novillo tenía una embestida larga e iba bien por el lado derecho y se revolvía pronto buscando pelea, el novillero en la primera tanda sin encontrarle el son, la segunda por la misma tónica sin hallar el cofre de la distancia y el ritmo, por izquierdo misma condición embestidas francas a veces aprovechadas a veces no. Por la diestra volvió a la carga bajándole la mano, muletazos de rodillas de arrebato, perdiéndole de vista. El novillo seguía, el novillero no se imponía. Algunos pases con inventiva, una tanda por bajo de finura, el cambio de muleta por delante en torero.

Al final el novillo por poco le prende sin que llegara a más. Mató de estocada entera, calando al novillo, pareciera que todo vale en la San Marcos o que el Juez ni sus asesores vieron cómo se asomaba la espada por el costado del novillo, en fin, a hacerle caso a la gente porque está en el reglamento, pero no el buen juicio y el educar a una afición novata. Para el novillo las palmas en el arrastre.

Antes de que saliera el quinto de la tarde, se escuchó en toriles un fuerte golpe, así salió al ruedo, pero luego de ser picado se le desprendió la funda del cuerno y se regresó a los corrales. Salió en quinto (bis) de nombre Guayabero uno más justo de presencia al que Ruíz pretendió pasárselo con larga afarolada de rodillas de la que hubo que huir puesto que el astado iba justo a su humanidad. En la capa el astado mostró su debilidad y le dieron poca vara.

César Ruíz cubrió con calidad y facilidad el tercio de banderillas y fue ovacionado. De muleta una tanda serena y por alto, naturales finos y elegantes interrumpidos solamente por él mismo al distraerse para voltear al tendido y solicitar música. Aprovechó las embestidas un tanto débiles para pasarlo por izquierda en tanda lenta y coreada, demostrando que tiene temple y estilo, pero se aferra al toreo efectista poniéndose de rodillas y perdiendo el equilibrio y la concentración. Mató de entera trasera y perpendicular para que se le entregara una oreja que paseó por el redondel al lado del ganadero. Para el novillo palmas en el arrastre.

El español Mario Vilau hizo su presentación en esta plaza, el joven dejó grato sabor de boca y con ganas de verle en posteriores comparecencias.

Bien agradecido fue el tercero de la tarde, un novillo bien presentado que en un principio no se empleó, sin rematar en los burladeros y reculando. Por gaoneras y caleserina lo saludó al hilo de las tablas. Breve la vara para el de Julián Hamdan.

En el tercio final Vilau se puso rodillas en tierra, se arrancó de largo y se lo pasó con cambiado por la espalda, el novillo se quedaba corto y por momentos quedo a merced del mismo, de pie se lo pasó por derecha en la primera tanda y desde ahí el astado estuvo pendiente de él. Vilau lo cambió de terrenos y el astado levantaba la cara sin dejarle opciones, algunos muletazos lentos, pero no se salvó de una voltereta fea que le provocó una cornada en el muslo izquierdo. Fallas con la espada hasta escuchar un aviso y retirarse entre leves palmas.

El sexto del festejo llevó por nombre Cornelio que saltó a la arena sin mucho brío. Vilau lo recibió con larga afarolada de rodillas en el centro del redondel, otro intento de larga que sólo se quedó en eso al hilo de las tablas. Quitó por tafalleras y otra vez el susto al prenderlo. Parecía que el español no lograría hacerle fiesta, pero poco a poco lo fue metiendo a su muleta en tandas por derecha y por bajo ante la nula cooperación del astado.

El español no desistió y poniéndole técnica y cabeza logró momentos intensos por naturales, al mando de su muñeca, quedándose en la cara el novillo acortando las distancias en faena de valor a base de no irse de la cara del novillo, sin aspavientos y convirtiendo el momento en interesante. Mató de estocada entera ligeramente caída para que primero le llamaran al tercio y posteriormente dar una vuelta al ruedo.

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