En Aguascalientes… Cuerdas desafinadas

02 marzo 2025 Ana Delgado

Crónica de Ana Delgado

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Aguascalientes. Domingo 2 de marzo, plaza de toros San Marcos, tercer festejo novilleril. Menos de media entrada. Se lidiaron astados de La Playa justos de presencia de juego desigual. Destacó el primero y el tercero, los demás complicados. Hubo con 5to bis de la ganadería de Pozoblanco FA, muy bueno que recibió arrastre lento.

César Fernández: Silencio y silencio

Mario Rangel: Palmas y vuelta al ruedo por su cuenta

Víctor Barroso: Palmas y división de opiniones tras dos avisos

Detalles:

Destacó en banderillas el aspirante Kevin García que saludó en el tercio y el piquero Guillermo Cobos que se retiró entre palmas tras una buena vara.

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La tarde fue desafinada, sin encontrar las notas adecuadas, como cuando el músico no acierta a la entonación de su guitarra y por más que gire la clavija la cuerda no se tensa, los sonidos no se ajustan y aquello se convierte en un juego sin sentido entre los graves y los agudos.

Así, justo así se escucharon los sonidos de la San Marcos en este tercer festejo novilleril, desacompasados, desatinados, disonantes. Los instrumentos de la terna y los astados no encontraron la melodía correcta, para hacer vibrar a la afición.

De lo poco que sonó bello fue la calidad en las embestidas del reserva de Pozoblanco FA que fue un gran novillo de arrastre lento que lamentablemente no fue aprovechado. Y el toque de los instrumentos finos y el oficio que posee el español Víctor Barroso

César Fernández no encontró la música perfecta y ésta no fue su tarde. El primero de su lote de nombre Coqueto un astado que saltó al ruedo sin buscar la pelea en los capotes, Fernández lo lanceó por verónicas para sacarlo del terreno de las tablas luego apenas empujó en los caballos, una vez en la contraquerencia y otro en la natural sin mostrar cualidades.

Posterior a las dos varas, Mario Rangel tomó su turno en quites ejecutando saltilleras, replicó César Fernandez por chicuelinas y remates. En el tercio final el novillero comenzó su labor tomado de las tablas para pasarlo por alto, luego llevarlo a los medios ante la embestida descompuesta del astado.

Continuó por derecha, el cambio de muleta por delante y el remate de pecho, parecía que su labor iba creciendo, una tanda más por la diestra más acompasado, pero sin esa emoción constante. El novillo pasaba por su tela a media altura, por el izquierdo tornándose peligroso y haciéndole pasar estragos.

Fernández sin acomodarse del todo, el astado asistía, iba a su muleta, pero sin ese picor de la emoción, el torero unas veces con quietud de zapatillas y otras haciéndolo pasar por su muleta y tomándose de los cuartos traseros cosa que al aficionado serio no le gustó y se lo hizo saber con los silbidos. Dio muerte al astado con varios pinchazos y estocada entera y contraria para retirarse en silencio.

Divertido se llamó el segundo del lote de César Fernández, un astado muy justo de presentación al que el novillero veroniqueó por ambos lados, y por ambos le levantó los pitones al cielo. En varas el astado se arrancó de largo a la cabalgadura de Guillermo Cobos, quien le aguanto la vara protagonizando un momento de torería, a su salida del ruedo escuchó fuertes palmas.

Al hilo de las tablas Fernández se lo pasó en un cambado por la espalda en el que por poco le prende, prosiguió con una tanda por derecha un tanto acelerada. Lo probó por naturales y la misma condición levantándole la muleta en derrotes secos, el joven intentó llevarlo a media altura, pero nunca llegó a ahormarle la cabeza, muchos pases, poca esencia. La gente terminó distrayéndose y Fernández se fue por la espada, dejó varios pinchazos y estocada caída, se fue entre los sonidos del silencio.

Quijote fue el primero que correspondió a Mario Rangel, mismo que fue muy justo de presencia y de hechuras poco armoniosas. El novillero hidrocálido lo recibió con largas afaroladas de rodillas, luego verónicas descompuestas y media. Bien en la brega Rangel se lo llevó al piquero en donde el astado cumplió, llegaron las caleserinas en manos del novillero para rematar de bella forma con afarolada de rodillas. En banderillas destacó el aspirante Kevin García que saludó en el tercio tras dejar pares bien colocados.

Muleta en mano Mario Rangel inició con tanda por derecha, pero el novillo no era fácil, asistía, pero pegando fuertes arreones, luego desarmándole, el joven intentaba, pero los tonos emitidos de su muleta no fueron suficientemente acompasados. Por naturales el novillero pintó muchos pues en la arena, sin plantarse. Al final la melodía no sonó fina y mató de medio espadazo contrario para escuchar palmas.

Saltó a la arena Atardecer un novillo con brío que tuvo una salida de frente, rematando fuerte a los burladeros, tanto que al hacerlo en el de matadores de partió el pitón izquierdo desde la cepa y hubo que ser sustituido por Agradecido un reserva de la ganadería de Pozoblanco FA que resultó ser un encanto de melódicas embestidas, asistiendo por ambos lados al capote mientras que la novatez de Rangel no le permitió aprovecharlo a cabalidad.

En varas el novillo empujó con fuerza y de muleta sus embestidas fueron prontas y francas. Rangel con doblones toreros lo sacó de la raya de cal, ahí rematando por alto y luego llevarlo a los medios donde le ligó tandas por derecha y rematando por alto.

El astado metía bien la cabeza y el torero unió una tanda más por la diestra, cambiándose la muleta por delante y rematando por alto, todo eso presagiaba una faena de altos vuelos, pero profecía musical no estaba destinada para Rangel, puesto que la labor fue disminuyendo de intensidad.

Lo probó por el izquierdo, pero en ese lado no había notas dulces, insistió aferrándose a ese lado perdiendo embestidas valiosas y cuando volvió a la diestra el astado embestía abajo, le sacó pases más por la buena acometida del astado que por sus recursos, pero al novillo ya se le quedaba poca sinfonía.

Mató de bajonazo terrorífico y varios pinchazos. La gente lo invitó a saludar en el tercio y sin que nadie la solicitara se dio la vuelta al ruedo. Para el novillo las fuertes palmas en el arrastre lento merecido.

El español Víctor Barroso hizo su presentación en esta plaza y fue el único que dejó una mezcla de resonancias de acordes finos con otros desentonados. Su primero se llamó Agradecido otro astado muy justo de presentación que de salida dio varias vueltas al redondel hasta que Barroso se hizo de él con largas afaroladas de rodillas. Continuó con verónicas y bonito remate.

En varas el de La Playa cumplió hasta en dos ocasiones. El astado se arrancó de largo para que el novillero se lo pasara por saltilleras de emoción, en una de ellas le cambió el viaje, pero resolvió y consiguió ligarle hasta cinco saltilleras y remate con brionesa. Fernández aprovechó su turno para quitar por chicuelinas y caleserinas.

El astado tenía movilidad, en el tercio final se arrancó de lejos mientras que el español lo esperaba rodillas en tierra, así se lo pasó en una tanta por derecha y rematar de pie por alto. Una más por ese lado, bien asentado, seguro y sereno, dándole sus distancias, tiempo, espacio y pausas.

Con la muleta cuadrada ligó derechazos limpios, probó por izquierda, pero pronto se dio cuenta que ese no era su lado y regresó a la carga derechista, bien plantado y ligando en redondo quedándose al filo del peligro, rematando con las luquesinas.

Manoletinas bien plantadas, en cierto momento el astado se le metió por dentro y el joven resolviendo en la cara del novillo, mostrando el oficio y buenas maneras. Mató de pinchazo sin soltar y tres cuartos de acero y estocada trasera para irse entre palmas.

El sexto del festejo se llamó Afición un verdadero cúmulo de sonidos estridentes, siempre tirando arreones, pendiente del torero, queriéndole echar a los lomos, en fin, dificilísimo astado. El joven español lo veroniqueó, el astado se volvía pronto y tras ser picado en dos ocasiones salió rebrincando del encuentro. Con la muleta en la mano Barroso fue llevándole por lento y por bajo prácticamente domeñándole para sacarlo de los tercios a los medios, ahí le dejó la muleta en la cara queriendo acortar las distancias, pero las duras embestidas le decían no, mientras él decía sí.

Siguió pegando feos arreones sin darle mucha opción, dura prueba tuvo que sopesar, pero no se quería conformar con lo planteado, intentaba, lo cambiaba de terrenos, se quedaba el en sitio del valor. Tardó en matar, no faltaron los sustos puesto que tras dejar estocada entera y contraria e intentar descabellarlo hacía por él sin que hubiera capotes oportunos que le hicieran el quite. Hasta en tres ocasiones hubo que salir huyendo hasta el otro extremo de la plaza ¿Y las cuadrillas? Mal y de malas.

Al final se escucharon los dos avisos y se retiró entre los silbidos de los que le recriminaban y las palmas de los que lo reconocían.

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