En Monterrey… Diego San Román se alzó con una oreja; Ortega dejó destellos de arte

13 octubre 2024 Carolina Reyna

Monumental de Monterrey. Domingo 13 de octubre. Casi medio aforo. Se lidiaron seis toros bien presentados de la ganadería Xajay, destacando el tercero por su casta.

Juan Ortega: Palmas y palmas

Fermín Espinosa IV: Palmas y vuelta al ruedo.

Diego San Román: Oreja y vuelta al ruedo tras aviso.

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Caray, llegó un torero muy interesante como es el sevillano Juan Ortega. Sí, interesante porque su expresión es plena de arte; sin embargo, le faltó tener más publicidad para que más aficionados se enteraran de su presencia. Ojalá y tome experiencia de esta tarde para que vea cómo puede darse a conocer más dentro del público mexicano.

Juan hizo sentir con su toreo gusto al espíritu, sobretodo, con el abre plaza; esas verónicas con las que saludó al de Xajay. Al menos tres, fueron como ver que todo transcurría en cámara lenta, llenado de emoción a la afición por lo cadenciosas que fueron y el arte que se pudo visualizar.

Con la muleta si bien demostró que es un torero que posee mucho oficio y templanza, su valor le llevó a estar en los terrenos de su toro, dejando tandas por la derecha muy encomiables y reconocidas por los emocionados asistentes. Por naturales, el toro tuvo sus dificultades, sin embargo, Ortega supo cómo cubrir el defecto y descubrir otras bondades en el toro llevando su recorrido a media altura.

Cuando llego el momento de ponerle punto final a la faena, se complicó todo, consecuencia de que le resultó difícil acomodar al astado que no dejaba de rascar la arena. Después de varios intentos con el acero, pudo escribir el punto final de su faena y fue por esta razón que los apéndices se esfumaron.

Con el cuarto de la tarde un toro soso, que si bien le permitió dejar detalles, sólo dejó para el recuerdo la expresión tan explícita y romántica como la del primero de su lote.

Diego San Román en sus dos toros demostró la solidez de su torería que habita en él y que es un joven con mucho que ofrecer en la tauromaquia. Si bien con el primero de su lote fue el toro que mejor salió de toriles, el cual le permitió expresar su toreo y que la gente lo disfrutara. sí, series con la derecha de dimensión y por naturales con convicción; aunque en ciertas ocasiones se vio en complicaciones al retorno tan repentino del astado. San Román supo resolver de inmediato y aprovechar para que este embistiera y adornarse con trinchera y desdén.

El cierra plaza ha sido un astado que cuando ya sintió el dominio del matador, prefirió refugiarse en tablas, en donde Diego decidió torearlo para que este no huyera de su tela roja. Con este astado no fue muy certero su estoque ya que dejó media espada en sitio, doblando justo al momento que se tocó el primer aviso.

Fermín Espinosa, el torero de dinastía al momento de recibir al segundo de la tarde con una larga cambiada de hinojos pegado a tablas, por un momento nos hizo suponer que sería una faena de emociones y de estar al pendiente de lo que realizara en el ruedo. Si bien lo que hace técnicamente está correcto le hace falta algo más, y carece de mayor transmisión. Al igual que el primero de la tarde, tardó en poder perfilarse a concluir su actuación debido a que el toro no dejaba de rascar la arena.

Con el quinto de la tarde un toro que necesitaba a un torero que le dominara y estuviera por encima de este, no se le vio la seguridad requerida; no se le vio que se quedara quieto en la arena. Con este astado dejó un estoque tendido y ligeramente caído.

Sólo le recuerdo a Juan Ortega que le hace falta: Más publicidad, más publicidad.

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