En Arles… Jesús Enrique Colombo, cortó una oreja; vuelta para Maxime Solera
Crónica de Pierrick Charmasson
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Arènes d’Arles. Francia. Feria des Prémices du Riz 2024. Cielo brumoso y amenazador. Seis toros de Curé de Valverde. Caballería Bonijol. 14 reuniones.
Juan de Castilla: Saludos tras aviso y silencio.
Jesús Enrique Colombo: Vuelta y oreja.
Maxime Solera: Saludos y vuelta al ruedo.
Detalles:
Presidencia: Mr. Kugener asistido por los Mr. Bremond y Mr. Maragnon.
Saludo del banderillero Tomás Úbeda en el 6to.
Los matadores Juan de Castilla y Jesús Enrique Colombo se presentaron en los coso d’Arlés como matadores de toros.
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¡Robarle a Pierre para pagarle a Paul! Esto es lo que pudieron decirse los aficionados arlesianos tras la última corrida de la temporada local y después de que a Maxime Solera se le negara una oreja fuertemente solicitada por el público. Un trofeo justamente ganado con todo el mérito, o incluso más, que Jesús Enrique Colombo frente al quinto. Un exceso de “rigidez presidencial” o insensibilidad, hacérselo a un torero que se la jugaba a lo grande en su primera y última corrida de la temporada y autor de una hazaña tan meritoria.
Un cuarto de coso a la hora de sonar los clarines, bajo un cielo amenazador durante toda la tarde, una lluvia acompaña finalmente los últimos suspiros del toro final de una corrida del Cura de Valverde desigual pero bien presentada en su conjunto tanto en tamaño como en armadura, con mención a los toracos astifinos lidiados en la posición 5 y 6. Bravos en 1, 2 y 6, que sacaron cuatro puyazos reales y en menor medida el 3. El resto fue en general una embestida relativa a las varas, a pesar de algunos peleas más allá de la línea de 22 sobre todo para los 2, 3 y 5 que salieron sueltos en el segundo tercio. Lo mejor para el toreo los tres primeros, justos de fuerzas y sin transmisión el 4, diabólicos el 5 y el 6.
Matador revelación de la temporada en el nicho de las corridas de toros conocidos por ser difíciles, el colombiano Juan de Castilla saludó con buenas verónicas la llegada del primero, que fue confiado al grupo ecuestre por dos picas conservadoras. Después de haber brindado a los tendidos, el torero de Medellín firmó un prólogo vibrante, en pleno centro del redondel, con ambas rodillas en la arena mientras bajaba la mano. Buena respuesta del Valverde con clase y mucha transmisión. Rebeló una gran serie diestra citando desde lejos. Más cauteloso por la izquierda, el colombiano tuvo en ocasiones dificultades para cruzar la línea de flotación y volvió a la derecha, yendo todo en general a menos. Atrevido final de manoletinas de rodillas antes de que un fallo con la espada borrara una posible recompensa. Pinchazo, entera contraria y un vagón de descabellos.
Su segundo, bravito, en el primer encuentro al caballo, a pesar de un ligero bagaje de nobleza, luego careció cruelmente de transmisión y recorrido por verse perjudicado por una comprobada cojera del delantero izquierdo. El colombiano realizó una actuación mayoritariamente diestra con poca resonancia y una vez más demostró no estar inspirado con las herramientas.
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Jesús Enrique Colombo saludó con unas verónicas dispersas la llegada del segundo, mal picado en ambas ocasiones, partiendo el segundo desde más lejos. Un quite por zapopinas antes de que el venezolano reciba una bella ovación por las banderillas, a pesar de que pasó los dos primeros pares de la encornadura, llegando el último al violín a subir la nota. Un tercio largo que habrá pesado en las cualidades morales del bravo y noble Valverde se embarcó primero en unas series con la diestra sin mucho son. Por la izquierda la cosa fue bien distinta, y con un toreo finalmente fundamental, el de San Cristobal, destiló dos tandas zurdas de admirable trazo. Final por luquecinas al filo de la navaja. Pinchazo en el primer intento, mismo resultado para un intento de cuerpo limpio y luego de espadazo. Petición no concedida, con razón.
El quinto, un verdadero toraco, la pasó mal al sudamericano desde el recibimiento, capa en mano. Primer encuentro entrando fuerte y empujando. Segundo más desigual, el astado saliendo suelto del peto. Animado tercio de banderillas y esta vez más expuesto por lo que Colombo atrajo la ovación del respetable. En la muleta, ¡cuidado con el gorila! Este Valverde astuto, que tenía el diablo en el cuerpo, no ofreció nada, cortó los terrenos jugando con sus cuernos. Imposible llegar a un acuerdo para el venezolano que se puso en modo machatero antes de librarse de una impresionante cornada en el pecho en su segundo intento, espada en mano. Más miedo que daño, la espada en su lugar. Oreja petición juzgada por la mayoría, concedida e impugnada por parte del público luego paso a la enfermería Jesús Enrique Colombo visiblemente afectado en la zona pectoral.
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Maxime Solera, para su regreso después de más de un año, heredó un primer toro abanto de salida, después de ser bien picado por Jean-Loup Aillet en dos peleas, la primera metiendo los riñones. Menos invertido en el segundo. Competencia de quites con Juan de Castilla, par chicuelinas. Después de un brindis íntimo, Maxime Solera tuvo que enfrentarse a un animal noble, pero justo de fuerza, al que zanjó, acercándose con paciencia. Primeros intercambios de derechas con eco limitado antes de que Maxime encontrara el ritmo adecuado, creando poco a poco un recorrido muy agradable en este límite. Faena de menos a más, sublimada por dos preciosas series de izquierda, las de mayor profundidad. Una estocada baja y luego ligeramente contraria, destrozando cualquier esperanza de recompensa.
Frente al último toro de la tarde, el torero de Fos-sur-Mer desató algunas buenas verónicas antes de confiar al de Valverde a Francisco Pons Puchano para cuatro encuentros de creciente intensidad. Las dos primeras raciones sin mucho alivio antes de que el bicho no embistiera más, con brillantez en la tercera y luego corriendo desde el campo contrario en la cuarta vara. Ovación al lancero y luego saludó, Tomás de Úbeda, tras dos buenos pares de banderillas, habiéndose encargado Maxime Solera de poner a su banderillero en órbita . Muleta en mano, la zanja tuvo mucho que ver ante un animal complicado y orientado, admirablemente consentido desde la derecha por un torero que fue a buscar a su adversario en terrenos comprometidos sin darse nunca por vencido. Entera ligeramente caído con efecto rápido. Petición ultra mayoritaria, no concedida. Inexplicablemente.
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