En Bilbao… Frente a la generosidad de Roca Rey se despidió Ponce

23 agosto 2024 Redacción

Bilbao. Viernes 23 de Agosto 2024. Sexto festejo de las Corridas Generales de Bilbao. Casi lleno. Toros de Daniel Ruiz, mansos, descastados, deslucidos, y por los cuernos, sobretodo de los “amiguetes” del divo de Chiva, nadie pondría las manos al fuego.

Enrique Ponce: Ovación y vuelta al ruedo tras aviso.

Roca Rey: Silencio y ovación tras aviso.

Pablo Aguado: Silencio y ovación.

Detalles:

A,Enrique Ponce le hicieron el tradicional baile vasco Aurresku de honor.

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D. Alejandro Baillères, que le tenemos que contar ahora, pues nada que por fin se despidió, Enrique Ponce, de Bilbao, como torero, bueno lo hizo de telonero de Andrés Roca Rey, el único que llena plazas y su generosidad le hizo permitir que Ponce estuviera en el cartel.

Justamente Ponce con El Juli, Morante, le hicieron mucho daño a la fiesta al imponer un toro cómodo, manso, obediente, y varios ganaderos como el de este festejo, lamentablemente claudicaron ante la imposición de las supuestas figuras y modificaron sus ganaderías dejando un toro que fuera muchas veces a la muleta pero que disminuyera el peligro hasta casi el que ofrece un perrito faldero.

Por consecuencia necesaria, D. Alejandro Baillères, el púbico se acabó aburriendo y fue abandonando los tendidos por falta de verdad en el espectáculo.

Sólo que Ponce y sus coleguitas dejaron muchas ganaderías destrozadas, porque de la mansedumbre bobalicona la sangre derivó en astados que no quieren embestir, o bien, con genio, violentos, lo que se llama la casta mala.

Que bueno que ya se fue El Juli, se está yendo Ponce y pronto debería de irse Morante, para no continuar haciendo daño a la fiesta que alguna vez sí fue brava y encastada.

Y que gente como Usted, D. Alejandro Baillères, puede dignificar otorgándole oportunidades a los jóvenes que en verdad tengan sólidos argumentos para enfrentar al toro bravo, encastado e íntegro, porque si existen ganaderías que lo tienen y si hay juventud torera que puede devolverle la grandeza a la tauromaquia.

Y qué pasó en este festejo con toros manso, grandones sosos, deslucidos, Enrique Ponce, estuvo como siempre, las cuestiones de forma por encima de las de contenido. La pose para impactar al público aunque no hubiera argumento en lo trazado. Bueno, lo poco que pudo hacer con sus dos toros que no dieron para nada a pesar de que esta, la del recordado, Daniel Ruiz, fuera una de sus predilectas. Después de su segundo dio una vuelta al ruedo todos le aplaudieron y le desearon lo mejor para su nuevo horizonte.

Y quien dejó la faena de la tarde fue, Andrés Roca Rey, volvió a dar cátedra de poderío, temple, ritmo. Un toro que no valía nada le consumó una faena de importancia y de no ser por el acero una oreja había ido a parar al esportón. Su segundo un manso de solemnidad que no valió para nada ahí estuvo Andrés.

Pablo Aguado, como siempre ciertos detalles que no sumarán ninguna aportación a la tauromaquia.

Todo sigue quedando en sus manos eruditas, D. Alejandro Baillères, existen toreros que no hay que poner porque quitar ese lugar a alguno que han despreciado y puede aportar mucho.

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