En Saintes-Maries-de-la-Mer… ¡Clemente abrió la puerta grande!

04 agosto 2024 Pierrick Charmasson

Arènes des Saintes-Maries-de-la-Mer. Francia. Media plaza. Sol brillante, calor de verano. Toros de Pedraza de Yeltes. Caballería Bonijol. Ocho encuentros. Peso de los toros: 510, 515, 500, 500, 515, 570.

Clemente: Oreja y oreja tras revisión

Andy Younes: Saludo tras opinión y vuelta tras opinión

Leo Valadez: Silencio y silencio

Detalles:

Organización: Organización Peliz

Presidencia: Mr. Maragnon asistido por la Mme. Para y el Mr. Gibert

Léo Valadez se presentó en Saintes-Maries-de-la-Mer.

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Por segunda vez en tres años, Clemente salió triunfador de las arènes saintoise por haber cortado los trofeos necesarios para romper la cerradura de la Puerta Grande al final de una tarde que no cumplió todas sus promesas.

La primera decepción vino de la tasa de ocupación del recinto municipal, sólo medio lleno, bajo un sol abrasador barrido por un ligero viento. La segunda procedió de los toros de Pedraza de Yeltes, formando un lote muy bien presentado, fiel al origen Aldeanueva de la divisa salmantino. Altos, fornidos, enmorillados, los Pedraza des Saintes decepcionan por su comportamiento general con moral y fuerza limitadas, poca bravura o casta y, la mayoría de las veces, discretos con el caballo, a excepción del último que fue el que más se empleó.

De entrada, Clemente, se mostró suave con percal en mano al recibir al primero, alto, armado y que se empleó poco en el caballo. Muleta en mano y después de haber brindado a los tendidos, el aquitain se mostró, a la vez, autoritario y cauteloso, ante un animal noble, pero justo de fuerza y fondo, relativamente corto en la continuidad de su recorrido. El torero de Pouillon toreaba con cierto gusto, sobre todo en la margen derecha donde se trazaron los mejores muletazos. Los naturales más extirpados antes de ser finalizados por la estocada caída. Oreja.

Su segundo, cuyo faena estuvo dedicada al ganadero, careció de fondo y rumbo. Lo que el girondino intentó compensar con cierta entrega en una faena que incluía buenos momentos sobre todo en la margen derecha. Buen final entregado por luquecinas antes de pinchazo y luego espadazo. Oreja, generosa.

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Disfrutamos viendo nuevamente a Andy Younes vestido de luces después de casi tres años al margen. El arlesiano se mostró muy decidido durante sus dos salidas e hizo las cosas bien. Su primero, correctamente saludado con la capa, fue bien capturado, dos veces por Jean-Loup Aillet antes de sembrar el pánico en la contra querencia. Ante un Pedraza con movilidad, pero justo de fuerzas y de transmisión limitada, el torero de Arlés optó por la dulzura, ejecutando una faena que incluyó momentos agradables en particular en la margen izquierda y recibió un eco favorable en los tendidos. Desafortunadamente, una delicada conclusión con las armas hizo que desapareciera una potencial recompensa.

El quinto bien hecho acudió brevemente a un monopuyazo, bien capturado por Gabin Rehabi. Brindis al público y comenzó con un cambio en el centro antes de alternar la faena con ambas manos frente a un toro noble pero perjudicado por una probada falta de fuerza. Si el conjunto transmitía poco en general, Andy Younes en un registro más asentado se encargó de la embestida corta de su rival ofreciendo una faena muy suave y marcada con verticalidad, de la que emanaron varios derechazos muy buenos. Lamentablemente, una vez más, la conclusión fue deficiente y la recompensa prometida se transformó en una vuelta calurosamente celebrada. Apostemos por Andy a que su regreso, aunque el resultado contable no esté a la altura de las expectativas, será el comienzo de un hermoso y largo viaje.

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Léo Valadez estuvo bastante breve y distante frente a un primer oponente que rápidamente se desinfló y al que el mexicano nunca buscó en sus terrenos, ni muleta en mano, ni en el momento de concluir. Doble pinchazo, y… descabello sin que haya ninguna espada alojada previamente…

Su segundo, una auténtica montaña, fue el único que realmente existió durante un tercio de varas en dos actos. Buena quite de la casa, por parte de zapopinas del mexicano que luego vio a su oponente invalidarse al inicio de la faena, obligando al hidrocálido a abreviar con una espada en su lugar.

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