La entrevista de Thierry Reboul mano a mano con Philippe Latour… Palabras de la presidenta: Colette Lacomme

27 diciembre 2023 Thierry Reboul

La entrevista de Thierry Reboul mano a mano con Philippe Latour a Colette Lacomme. Elogiados o criticados, los presidentes taurinos no siempre tienen la vida fácil en el palco. Con sus dos asesores garantizan el buen desarrollo del espectáculo taurino. Sus pañuelos, por su número o por su color, están llenos de significado cuando aparecen delante de todos. ¡Fuimos a conocer a estos importantes actores de una corrida de toros para que nos contaran sobre el toreo visto desde arriba!

Colette Lacomme no cayó en el pozo de la afición desde su infancia. Fue de adulta cuando el toreo la atrapó. En camino de ser miembro del círculo taurino de Villeneuvois a presidenta desde 2023, se hizo cargo del eje del Bolsín de Bougue del desde la primera edición, la aventura del palco presidencial llegó en 2016. Colette se incorporó como asesora y luego como presidenta, así comenzó alternar ambos sitios. Es una de las pocas representantes del género femenino que puede presumir de ello. En 2023, presidió las novilladas sin picadores de Plaisance du Gers, Mont de Marsan y Vic Fezensac y Rion des Landes.

– ¿Cómo te convertiste en aficionada?

“Me aficioné un poco por casualidad. En mi familia, aparte de mi hermana mayor que ha visto algunas corridas de toros, no hay aficionados. Fue a los treinta años, a través de amigos, cuando me interesé por el toreo. Conocí a miembros del Círculo Taurin de Villeneuve de Marsan donde encontré gente muy agradable. Y así empecé a ir a las corridas de toros”.

– De aficionada a presidenta, ¿cómo fue tu recorrido?

“Las ganas vinieron de la oferta que me hicieron porque nunca me ofrecí a subir al palco. Lo hablé con amigos que me motivaron a aceptar. Probé el experimento que me interesaba.

“Mi primer palco fue como asesor en 2016 en Mimizan. Luego presidí la novillada matutina en Rion des Landes y, desde entonces siempre he sido el presidente de esta novillada matutina. Seguí hasta Mont de Marsan. Fue una presidencia rotatoria única que hizo todas las corridas de las Fiestas a partir de 2017.

“Yo estuve con Philippe Lalanne y Jacques Grué. Alternamos entre las cinco corridas de las Fiestas. En 2018 presidí la corrida de despedida de Padilla en Plumaçon. Fui asesora en Dax, Plaisance du Gers, Saint Sver. Presidí llas novilladas no picadas de Plaisance du Gers, Mont de Marsan y Vic Fezensac y Rion des Landes. También presidí Gamarde, Hagetmau -novilladas con picadoras y sin picadores- y Mugron”.

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– **Colette Lacomme y Jacques Grué. Foto: Bernard Arrat**

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– ¿Cuál es para usted el papel del presidente antes y durante una corrida?

“Para mí, ser presidenta es una gran responsabilidad. También tenemos una imagen que transmitir y dar de rigor y respeto a la corrida. De cara al futuro, el momento importante es el sorteo. Hay verdadero rigor y respeto por mostrar. Debes estar presente cuando se abren las cajas -puyas, banderillas-.

“Tenemos que asegurarnos de que todos estén allí. En particular, es necesario comprobar que el equipo médico esté completo. Para que conste, en Mimizan, para mi primer palco, tuve que retrasar el paseo de cuadrillas, porque el médico estaba atrapado en los atascos.

“Durante la corrida de toros, el presidente debe estar muy atento a todo lo que sucede en el redondel. Cuando presido mis asesores están ahí para ayudarme porque a veces, aunque intentemos estar atentos a todo, se nos puede escapar algo. Presidir requiere mucho rigor y atención”.

– ¿Durante una corrida de toros hay que dejar espacio a la mente o aplicar estrictamente las normas?

“Si en una novillada sin picadores, por ejemplo, podemos tener más espíritu en las opiniones, en una corrida de toros debemos aplicar estrictamente las normas porque los matadores están confirmados en su profesión. De los trofeos, el primero es del público. Esto siempre es difícil de entender porque no todo el mundo tiene un pañuelo blanco en el bolsillo.

“Silba, grita y es confuso. Aquí es donde es importante discutir con los asesores nuestro sentir, lo que hemos visto para poder tomar una decisión. Después, si el público lo solicita, cumplimos con la petición del público aunque no todo haya sido ortodoxo”.

– ¿Cómo lidias con la presión pública?

“Hoy en día es más difícil presidir espectáculos taurinos y, en particular, corridas de toros. Creo que cada vez hay menos público conocedor en las plazas. Hay todo un aporte del público en general que no tiene un conocimiento profundo de los avances y reglas del toreo. Hoy por ejemplo, cuando veo gente aplaudiendo a un toro que sale solo del picador, me molesta, hay una total incomprensión de este tercio.

“En general, no soy una persona estresada por naturaleza. Cuando subimos al palco tenemos la sensación de que todos los espectadores tienen la mirada fija en nosotros y en particular en el momento de las decisiones a tomar (cambio de toros, trofeos). Creo que puedo soportar la presión. Supongo que somos voluntarios y aficionados. Intentamos tomar la mejor decisión posible en nuestra ‘alma y conciencia’. Incluso si hay que tomar decisiones rápidamente, logro gestionar esta presión. También hay asesores que están ahí para ayudarnos”.

– ¿Alguna vez te has arrepentido de las decisiones que tomaste?

“En Parentis en Born donde presidí en novillada con picadores acepté la petición de cambio el tercio del novillero. Sin embargo, en retrospectiva creemos que no tenemos por qué aceptarlo. Como regla general, asumo que es el matador o el novillero quien mejor conoce y siente al toro. Si pide cambio de tercio se lo concedo porque es el que está delante del toro. En Parentis había peligro constante con novillos muy difíciles. Tengo miedo de vivir este cambio porque me digo a mí mismo que este es el final de la vida del hombre nuevo”.

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– ¿Es fácil dejar el gusto personal fuera del palco?

“Es necesario, aunque al principio sea una aficionada con sus gustos. Estoy aquí, en otro rol. Soy la presidenta de un espectáculo taurino. Por tanto, mi emoción, mi sentimiento no entra en juego. No siempre es fácil dejar mis emociones de lado porque sigo siendo Colette Lacomme con mi personalidad. Sin embargo, trato de permanecer en mi rol e ignorar mis preferencias”.

– ¿Qué espera de sus asesores?

“Los asesores están ahí para señalarme cosas que quizás no haya visto. Es importante comunicarse con ellos. Al final es el presidente quien tomará la decisión, pero durante toda la faena discutimos entre nosotros. Intentamos anticipar las recompensas que se darán incluso si la estocada pudiera cambiarlo todo.

“Nunca he tenido un desacuerdo con un asesor taurino. Sobre las novilladas ha habido algunos avisos. En una novillada sin picadores, aunque esté el cronómetro, hay casos en los que no lo ponemos en 10 minutos en punto. No quisiera darle tres avisos a un novillero sin picadores.

“Muchas veces quieren hacer bien sus faenas aunque muy largas porque nadie a su alrededor les mantiene informados del paso del tiempo. Con los avisos, los jóvenes tienden a perder sus medios. Entonces no estuve de acuerdo con un asesor que me recordó el tiempo. Sin caer en equivocaciones, existen normas pero también hay que tener cierta sensibilidad”.

– Nombrada por los organizadores, sin autoridad oficial reconocida, ¿tiene un presidente total libertad en sus decisiones?

“No sé si es bueno o no, pero soy organizadora de espectáculos. A veces, quizás, equivocadamente, pienso como el organizador. Aunque esto no tendrá prioridad, ya que fue el organizador quien me pidió que subiera al palco. Esto puede deberse a un cambio de toros o a la entrega de trofeos.

“También he vivido situaciones que me enseñaron a no mirar hacia abajo en el callejón cuando estás en el palco. Evitamos dejarnos influenciar por las reacciones de los organizadores que están ahí en el callejón, cuando ponen la música o entregan los trofeos. Para mí la música está para acompañar a la faena, no es la música la que hará que la corrida salga bien o no”.

– ¿Hay que desempolvar la normativa taurina? En caso afirmativo, ¿sobre qué temas?

“Hoy tenemos espectáculos muy largos. Dos horas y media o tres es demasiado. Si queremos atraer nuevos aficionados y retener a un público joven, debemos acelerar el progreso de la tauromaquia. Es difícil hacerlo con el reglamento pero hay detalles para acelerar como la entrada de las mulas a la arena, o el rastrillado del redondel que puede ir más rápido. Quizás haya algo que aclarar o mejorar para que presidencias y alguaciles se comuniquen mejor. Están ahí para hacer cumplir las órdenes de la presidencia. En este ámbito se necesita más rigor”.

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– ¿Cuáles son tus buenos y malos recuerdos en Palco?

“Hubo en la despedida de Padilla. Un muy buen recuerdo, en 2017 en Mont de Marsan, son las dos orejas y el rabo que se le otorgaron a Juan Bautista durante la corrida de toros homenaje a Iván Fandiño. En cuanto a malos recuerdos, realmente no tengo ninguno”.

– ¿Qué cualidades debe tener un presidente taurino?

“Para presidir bien hay que estar muy atento. Hay que ser muy riguroso. Hay que tener integridad y, en definitiva, no siempre es fácil ignorar tus emociones y presiones sea cual sea su origen”.

– ¿Ser mujer es un problema?

“Todos sabemos que el toreo es un ambiente muy masculino y machista. Aunque ha evolucionado, hay cosas que todavía siguen ancladas. De hecho, no tuve ningún problema particular con los profesionales. Al final, es más el público el que tiene reacciones machistas.

“Después de una corrida en Mont de Marsan, me atrajo un comentario en las redes que decía ‘… a la rubia del palco no le gusta la música’. Esta observación nunca se habría hecho si hubiera sido un hombre quien presidiera el festejo.

“Tuve la oportunidad de explicárselo al autor de este comentario sexista y completamente inapropiado. El público reacciona diferente si es un hombre o una mujer el que está en el palco. Cuando soy espectador, me irritan los pensamientos de la gente sobre los profesionales y el palco porque claramente algunos de los espectadores se vuelven agresivos”.

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