Opinion

Lo comenta Miguel Ángel Yáñez… Jóvenes que queréis ser toreros, gracias

En un momento en el que la tauromaquia está cada vez más denostada por parte de los mal llamados progresistas, gobiernos populistas e interesados lobbies supuestamente animalistas y antitaurinos; atacan al mundo taurino sin conocerlo verdaderamente y tratando de tachar, tildar y calificar de trasnochados y calificativos mucho, muchísimo mas subidos de tono y muy ofensivos.

Pues pese a toda esta adversidad de cierta sociedad manipulada en cierta medida y el adoctrinamiento que nos quieren imponer, resulta que cada vez hay más alumnos en las diferentes escuelas taurinas repartidas por todo el orbe taurino, escuelas en las que sólo te enseñan y te hablan de tauromaquia, sino que te tratan de infundir educación, valores y respeto que tanto se echan de menos en muchos de los órdenes de la vida cotidiana.

Por eso hay que tratar de estar siempre al lado y apoyar a toda esta chavalería que tiene esa ilusión, esos sueños de llegar a ser un día, no solo toreros, sino figuras; pese a que como reza en la Venta del Batán aquello de que llegar a ser figura es un milagro, ellos son conscientes de ello, pero quieren intentarlo con todas sus ganas y fuerzas.

Cuando no existían las escuelas taurinas todos sabemos cuál era el camino a seguir, precisamente el tirarse a esos caminos de dios, recorriendo fincas, ganaderías, hacer tapia y esperar que el ganadero les diera el permiso para que después de la figura que estuviera tentando, pudieran saltar a la plaza de tientas y poder darle unos capotazos y pases con sus modestos trastos de torear.

Eso y además ir recorriendo todos los pueblos donde se daban toros por sus fiestas y ser los llamados maletillas que o bien lidiaban los toros que se echaban o les “robaban” algunos pases y capotazos a los toros con los que se estaban divirtiendo los mozos del lugar.

En la actualidad tal y como contamos, la situación es muy distinta pero algo tienen en común y es la del peregrinaje por los pueblos en fiestas, aunque de forma muy diferente a lo que conocíamos de aquellos maletillas como El Cordobés, Palomo Linares y tantos otros.

Hoy en general los festejos a los que acuden están totalmente reglamentados, van acompañados de alguno de los profesores de sus respectivas escuelas taurinas e incluso los hay quienes van junto a sus posibles mentores y apoderados en ciernes.

Así hemos vivido una jornada con cinco aspirantes a toreros y si fuera posible llegar a figuras, como todos sueñan. Y lo hemos hecho lógicamente en un pueblo en fiestas, en el Almendral de la Cañada, en la parte toledana del Valle del Tiétar.

En el que como ya les informamos en su momento, había anunciada una becerrada en la que tomaron parte alumnos de la Escuela Taurina de Toledo y de Miguelturra, tales como José El Candela, Óscar Sierra, Marta Martín de Bernardos, Juan Robles y Luis Expósito; con ganado de Martín Carrasco.

Llenos de ilusión, tomándose todo con la responsabilidad y respeto que la torería y el momento exige, tanto fuera como dentro de la plaza y con la sana ambición de hacerlo lo mejor que pueden y saben, donde no hay discriminaciones de ningún tipo, ni por sexo, edad o cualquier otra circunstancia.

Digo esto, porque como habrán leído el cartel lo componían cuatro chicos y una chica; nada nuevo ni sorprendente, porque a la hora de hacer el paseíllo allí se veían y se sentían que eran cinco toreros, principiantes, pero toreros. De esta igualdad no hablan precisamente las neofeministas que tanto se manifiestan.

Todos jóvenes, estudiantes, trabajadores; quienes compaginan de la mejor forma posible sus estudios y trabajos como pueden con sus entrenamientos y su asistencia a sus respectivas escuelas taurinas.

Posiblemente lo menos importante, aunque también lo es, es el resultado de la becerrada en la que el ganado fue bueno, con chispa y picante, con el que se pudieron lucir los cinco diestros y cortaron apéndices por doquier, en justa recompensa a sus méritos y también por un palco festivo y generoso.

José El Candela, al que se le vio muy puesto y toreado, cortó dos orejas.
Óscar Sierra, diestro local, tiene planta, maneras y facilidad ante el toro, dos orejas y rabo.

Marta Martín de Bernardos, clase, gusto y elegancia; sabe lo que hace y quiere; dos orejas y rabo.

Juan Robles, también estuvo bien y con buenos trazos, dos orejas.

Luis Expósito, algo más inexperto, pero con afición y ganas y ante el peor ejemplar de la tarde, dos orejas.

Todos en hombros al término del festejo, importante para ellos y especialmente bueno por la magnífica imagen que dieron en todo momento, sabiendo lo que hacían y cómo lo tenían que hacer, por lo que el público no se aburrió en ningún momento y salió totalmente satisfecho de la plaza.

Mi más sincera enhorabuena a todos aquellos que de una manera u otra están implicados en este tipo de espectáculos taurinos, como son los empresarios, ganaderos, Ayuntamientos colaboradores y demás personas en el entorno de esta sana juventud con bonitos y maravillosos sueños a los que tratan de ayudar, cada uno desde su parcela. Y desde luego a ellos, estos toreros que están en el camino de alcanzar su meta, ser figuras del toreo.

¡Qué nada, ni nadie, externa o internamente, les mate la ilusión! .

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Fotos: Osvaldo Menéndez y Miguel Ángel Yáñez

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@miguel_a_yanez 

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