En la Opinión de Pepe Mata… La apasionada entrega de Andrés Roca Rey le hace dar siempre ese paso adelante

José Mata 26 julio 202301 agosto 2023 México, Por José Mata

El Toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega”: José Alameda

Un paso adelante y puede morir el hombre; un paso atrás y puede morir el arte”: José Alameda

Advertencia: Siempre es oportuno advertirle tanto a ganaderos como a toreros que este artículo no es apto para ellos, porque aquí no aparecerán ni los falsos elogios ni las inútiles justificaciones para acomodar todo en una artificiosa ficción y así dañar al arte del toreo. Para ello, existe la prensa corrupta, la que enaltecerá el engaño e intentará convencer a la buena fe de los lectores de lo que no ocurrió en el redondel. Bajo advertencia… no hay engaño.

La agonía y el éxtasis… una frase hecha pero certera, que podría definir hasta dónde condujo la apasionada entrega de, Andrés Roca Rey, después de dar ese paso adelante a la gloria misma del toreo. Y tras exponer hasta la vida misma por lo que tanto ama en la vida… ser torero.

Honestidad, verdad, pasión, entrega, drama y gloria…

… lo que conduce a trascender en una dialéctica que se debate entre la agonía y el éxtasis.

Viendo al incontenible, Andrés Roca Rey, en Santander, ahí se puede hallar la respuesta a quienes se cuestionan, ¿hasta dónde quieren llegar?; hasta donde el universo lo permita.

En otras palabras, hasta dónde tu quieras y puedas llegar en tu claro objetivo de vida.

Roca Rey es ahora mismo un universo infinito de posibilidades. El análisis dialecto nos lleva a entender que él sólo puede ser así, porque trascendió en su inquebrantable verdad que transita en la esencia misma del toreo.

Sus dos contiendas del reciente martes 25 de julio habrían podido ser escritas hasta por la sabiduría de, Homero, en un vivo y vehemente pasaje de la Ilíada y la Odisea, por lo intenso del argumento, por el poder desatado en la lucha infranqueable por la supremacía en el redondel y por el luminoso poder del sentimiento que iluminó a raudales no sólo al coso santanderino sino más allá del universo taurino.

Y, sí, ahí quedan escritas -en ese mágico pentagrama taurino- para los anales de la historia del toreo, dos faenas épicas, absolutamente épicas, a toros de Antonio Bañuelos, sí, mansos pero con genio, con el devastador peligro, la violencia imparable… a los que enfrentó, Andrés, sufriendo en su geografía corpórea los embates y, si bien, pudo haber desistido haciendo la graciosa huída en la enfermería…

… no lo hizo, porque entonces no sería, Andrés Roca Rey.

Se incorporó después de haber sido prendido y haber sufrido la furia inaudita de su primero y triunfó; se incorporó en su segundo después de haberle prendido y estrellado contra las tablas en momentos que se temió lo peor y cuando se escribe, se dice y se reseña lo peor, es justamente eso…

… ¡lo peor!

Y, Andrés, ungido por la gracia Divina, se levantó para triunfar…

… y, ¡triunfó!

En medio del drama que se vivía con una intensidad sobrecogedora, sobretodo por las asistencias que intentaban salvaguardar a, Andrés, de la impresionante cornamenta mortífera, apareció, Cayetano, quien a cuerpo limpio, tomó -literalmente- al toro por los cuernos para quitarlo de su claro objetivo que estaba siendo Andrés.

Un acto de incontestable generosidad por exponer hasta la vida misma y de total humanidad por salvar al hermano en desgracia, llevándose un serio derrote en las costillas, porque también fue levantado por el temible e incontrolable toro de Gubbio -parafraseando al poema del gran Rubén Darío-.

Sí, una tarde aciaga, una tarde en donde el drama convivió con la honestidad y la inquebrantable verdad de, Roca Rey; sí estuvieron presentes -como es lo habitual- y demostró el por qué es la primera -o mejor dicho- la única figura del toreo en este momento.

Mi inolvidable Maestro y Amigo, José Alameda, sentenció dos frases que definen sin temor a equivocarme, al genial, Andrés:

“El toreo no es graciosa huída sino apasionada entrega”.

“Un paso adelante y puede morir el hombre; un paso atrás y puede morir el arte”.

Andrés, cubre a cabalidad estas sentencias un día sí y otro también.

Y, sí como he venido sosteniendo, Andrés, es de aquellos toreros que nacen cada 100 años, y ahora cabalga solo -por las tierras taurinas- en caballo de hacienda; ojalá y se unan a su caminar más toreros jóvenes, que alternen y contiendan con él, porque sin lugar a dudas, los hay con sólidos argumentos, con sello propio, que puedan seguir el ejemplo de Andrés….

… no dejarse vencer por la adversidad es el reto.

Larga vida y salud para Andrés Roca Rey.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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