En Mont de Marsan… Roca Rey triunfa y Yon Lamothe se convierte en matador de toros
Arènes du Plumaçon, Mont de Marsan, Francia. 1ª corrida de toros de las Fêtes de la Madeleine. Lleno. Alternaron nubes con sol. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández -1º y 5º-. Doce puyazos y una caída. Caballería Bonijol.
Andrés Roca Rey: Oreja y oreja con aviso.
Tomás Rufo: Silencio y silencio con aviso.
Yon Lamothe -quien tomó su alternativa-: Saludos y oreja.
Detalles:
Presidente: Franck Lanati
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Ha pasado tiempo desde los primeros pasos vacilantes de Yon Lamothe, alumno de la Ecole Adour Aficion, hasta esta corrida de Garcigrande y Domingo Hernández en Mont de Marsan. Hoy es en una plaza de primera categoría donde tomó su alternativa de manos de la actual estrella de los ruedos Roca Rey.
Los Garcigrande y Domingo Hernández elegidos para este evento constituyeron un encierro desigual de presentación y cabeza. Discretos al caballo, ilusionaron al inicio del tercer tercio y luego, por su falta de fuerzas y la evidente sosería, se fueron a menos. Sólo el último, el más chico pero el más encastado del todos, bravo al caballo, con mucho motor duró y transmitió desde la emoción del primer capotazo hasta su muerte como toro bravo.
Yon Lamothe, tras una primera faena sin mucha transmisión por culpa de su toro de la alternativa y mal finiquitada con la espada, cortó una oreja al sexto toro. El toro resultó interesante de principio a fin y el joven matador se fue a más.
Roca Rey es un torero regular y con mucha experiencia. Después de haber hecho el “trabajo”, a su manera, al principio de faena cuando su primer toro aún tenía algo de casta, compensó la caída del ritmo del toro toreando de forma más que encimista. Su segundo bajó muy rápido de tono, el peruano se decantó rápidamente por un toreo más espectacular. Su profesionalismo y estocadas efectivas le permitieron cortar una oreja en cada toro.
Tomás Rufo fue el peor servido en el sorteo. Falto de entrega y de chispa, alargó innecesariamente sus dos faenas contra toros carentes de chispa y de entrega.
Toro a Toro
Habichuelo… Domingo Hernández para Yon Lamothe
El primero tuvo trapío pero fue cómodo en la cabeza y justo de fuerza. Se le redujeron los puyazos a sólo dos. Mathieu Guillon y Manolo saludaron tras un muy buen tercio de banderillas. Momento de la emoción, Roca Rey cedió los trastos a Yon Lamothe quien se convirtió en el septuagésimo segundo -incluida la familia Lagravère- matador de toros franceses. Otro momento de emoción, Yon brindó su toro a su hermano Víctor quien lo acompaña desde su debut. El inicio de la faena ha sido por la derecha, el toro era noble; por ello, el francés ligó dos series por la derecha a media altura a un Domingo Hernández que pareció tener casta. Sin embargo, el toro no humilló.
Por la izquierda mostró rápidamente ser soso, bajó de ritmo y se fue a menos. Yon intentó darle importancia a la faena exponiendo al reducir los terrenos, el Domingo Hernández ya no transmitió nada al término de unos muletazos. Después de un final con luquesinas, el nuevo matador pinchó y luego dejó un metisaca que hizo claudicar de inmediato al bicho. Pitos al toro, saludó el torero.
Diablero… para Roca Rey
El segundo se pareció el primero, justo de fuerzas fue mal picado sólo recibió dos puyazos mientras se defendió. Quitó Rufo por chicuelinas, Roca Rey respondió por chicuelinas y tafalleras. El peruano salió victorioso de este primer duelo con el capote, luego vendría la ceremonia de restitución de los trastos. El peruano prologó su faena con pases por arriba, el toro mostró nobleza, después de los trincheras el público aplaudió. Al comienzo del tercer tercio, el toro se rindió. Roca Rey explotó la nobleza del bicho toreando por la derecha en el viaje pero con su acostumbrada entrega.
Rápidamente el bicho frenó yéndose a menos cuando el peruano toma la mano izquierda. Roca Rey intentó darle importancia a la faena toreando por redondos de forma más encimista. Sin embargo, el toro ya no dio nada y al final le faltó por tanto transmisión. La espada cayó entera y fue efectiva. Una oreja y palmas al toro.
Enroscado… para Tomás Rufo
El tercero también fue cómodo de cabeza. Tomó dos puyazos con más violencia que bravura y salió suelto del segundo encuentro antes de volver al caballo. El toro mira las tablas a la salida de cada capotazo. Comenzó su faena de rodillas, el torero se metió en aprietos en el segundo natural.
El toro fue más violento que noble. Su debilidad rápidamente toma el control. Tomás Rufo intentó hacerlo bien pero el bicho era soso y no transmitió nada; tanto por la derecha como por la izquierda ha sido lo mismo. La faena fue innecesariamente alargada por la evidente falta de interés hacia los de Garcigrande. Un pinchazo luego una entera caída concluye todo. Pitos al toro, silencio para el torero.
Halcón… Roca Rey
El cuarto estuvo bien armado. Tuvo un problema en el cuarto trasero. Muy mal puesto en suerte para el primer puyazo, solo se sostuvo por las patas delanteras. El segundo encuentro fue un picotazo. Roca Rey hizo un quite por tafalleras y gaoneras. Una vez que brindó al público, el torero comenzó con pases de pechos y arrucinas. El toro fue noble pero su debilidad fue un impedimento para toro y torero; son mejores los pases por la derecha que por la izquierda. A la faena le faltó transmisión por lo que el peruano reduce los terrenos y torea en redondo para compensar la falta de calidad del toro. El de Garcigrande fue a menos y Roca Rey sigue reduciendo los terrenos pero le faltó demasiado motor en el final de faena. Sonó un aviso antes de que el torero empuñara la espada. Tras un pinchazo, la segunda entrada a matar fue eficaz pero con la espada caída. Una oreja para el peruano.
Llorón… de Domingo Hernández para Tomás Rufo
El quinto fue alto y estuvo debidamente armado. Mal picado, acabó empujando derribando al piquero en el primer encuentro. Acudió al segundo sin empujar. El bicho llevaba la cabeza suelta en el tercio de banderillas. Comenzó la faena con estilo clásica por doblones, Tomás Rufo, y luego por pases por alto sufriendo los hachazos en la embestida desordenada del toro. El de Domingo Hernández fue un toro desclasado y el torero sin muchos recursos salvo acumular muletazos ausentes de interés. La faena de Rufo fue extensa, más allá de lo necesario y soportable. La suerte suprema fue tan laboriosa como la faena, acaba sonando un aviso. Silencio.
Faraón… para Yon Lamothe
El sexto fue el más chico del encierro. Empujó con bravura en el primer encuentro. El toro hizo una vuelta de campana antes de acudir al segundo encuentro por lo que fue más ligero el puyazo. El brindis fue a la audiencia que ha sido recibido con una ovación de pie. El toro se mostró como el más encastado del encierro. Noble, repitió y embistió con mucho motor. Yon Lamothe lo citó de lejos. Por la derecha, se empleó pero le costó, al principio, canalizar la energía el de Garcigrande. Cuando el torero cogió la mano izquierda, el toro, que había dado mucho, empezó a bajar de ritmo y permitió que el torero ligara buenos naturales.
Cuando Yon retomó la mano derecha, dio una excelente serie de derechazos que obligó al toro. El final por redondos, luego luquesinas, Lamothe pinchó antes de imponer una espada trasera y levemente caída. Sona un aviso mientras el de Garcigrande, en bravo toro, luchó por no morir. El landais cortó la primera oreja de su carrera como matador. El toro recibió una ovación. Hemos visto a toros menos importantes con derecho al pañuelo azul.
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