Crónicas

En Algeciras… El toro bravo y encastado de Victorino Martín recordó que la Fiesta es grandeza

Algeciras (Cádiz). Sábado 24 de junio de 2023. Feria Real de Algeciras. Cuarto festejo de abono. Toros de Victorino de Martín, muy bien presentados por cuajo y hechuras de la casa. Astados de emocionantes por bravura y transmisores. Destacó el enorme cuarto, Nº 21 Verones, negro entrepelado 05/18 535 kg que fue indultado. El quinto Mindango Nº 15 fue premiado con la vuelta al ruedo tras otra explosión de bravura.

Antonio Ferrera: Oreja y dos orejas con rabo simbólicos.

Manuel Escribano: Gran ovación tras petición y dos orejas.

Miguel Ángel Pacheco: Oreja y oreja tras aviso.

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Gran corrida de toros se ha presentado en la Monumental de Las Palomas con un corridón de Victorino Martín, se ha puesto el broche de oro a una gran feria que planificó y confeccionó Carmelo García.

Portezolano abrió plaza y nada más salir provocó una ovación por su impecable presentación. Un toro muy de la casa con las puntas mirando a las gaviotas. El primero echó la cara abajo metiendo el hocico entre las manos apretando mucho en el saludo capotero. Ferrera lo recibió sobre los pies con eficacia y solvencia para sacarlo con torería. Este fue bravo y tuvo una lidia transmisora. Un puyazo de bravo -de lejos- desde el centro del anillo. Ángel Otero y Alberto Carrero bordaron el tercio de banderillas.

Brindis público. Exigente en el último tercio en los primeros compases donde hubo una búsqueda de acoplamiento que fue un toma y daca entre toro y torero. Antonio Ferrera reboso sazón delante de un tranvía que no permitía ninguna concesión. Poco a poco fue desplegando una faena a más -muy seria-  de peso donde dejó muerta la muleta para presentarla en el hocico y tirar de una embestida dormida y humilladora. No fue de viaje largo y había que tirar de él con suma suavidad a sabiendas que aquello tardaría un mundo en pasar y mirar de reojo. Un quehacer de naturales cosidos y de un toreo fundamental. Estocada y oreja importante ante un bravo de Victorino.

Veronés el segundo del lote de Ferrera. Un toro bajo, cortito, acucharado de pitones que dejó componer el saludo al torero. Tras la vara que apretó, el extremeño realizó un quite por verónicas de buena factura. Buen quite por verónicas. Ferrera brindó a Ruiz Miguel -escaló por el tendido hasta la tribuna de radio desde el ruedo-.

A la postre, lo vivido con el cuarto ha sido histórico. Antilógica de la bravura y del temple. Una embestida, incansable, brava, enclasada, enrazada, entregada y sin fin de virtudes de un toro de bandera. Ante Verones, Antonio Ferrera, desplegó todo lo de su baúl de tauromaquia. A estas alturas la plaza era un manicomio ante tan descomunal concierto de toreo y bravura. Indulto y máximos trofeos simbólicos.

Bocacho otro típico de la casa. A este lo recibió Escribano quien se presentó en Las Palomas con una larga cambiada en el tercio y varias verónicas ganando terreno hasta abrochar más allá del tercio con una media sensacional. Una vara donde se le apretó y a banderillas. Un tercio donde el sevillano cuajó tres palos de máxima categoría y levantó pasiones en los tendidos. Apuntó virtudes el toro durante la lidia y Escribano brindó al respetable.

El de Gerena con mucha suavidad empezó sin abusar y abriendo caminos a su oponente -un punto sosito- que apretaba para adentro pero que no quería brusquedades algo que Manuel hizo a la perfección presentado una pañosa sin afecciones. Tiró de la embestida con temple y compostura sintiendo el muletazo hasta llevarlo atrás, pero sin poder ligar por la falta de ritmo del toro que la tomaba con entrega. Escribano pasajeó por ambos con delicadeza y dulzura ante una noblona embestida -en Victorino- a la que le faltó un poquito de chispa. Espadazo, descabello y fuerte petición que no atiende el usía. Gran ovación con saludos.

No era fácil volver a conectarse a la tarde tras el suceso vivido con el indulto de Veronés, pero Escribano fue capaz de meter en su labor a unos tendidos que se habían roto con el toreo de Ferrera y la embestida de un toro excelso. Se fue a la puerta de chiqueros para recibir a un toro bravo de verdad. Lo toreó con templanza a la verónica, cuajando posteriormente un gran tercio de banderillas a un toro que empujó con bravura en el jaco. Manuel sabía que tenía delante un animal con virtudes, de esos que se entregan cuando les aprieta, de ahí que no se diera coba y ya en la primera tanda lo apretara por abajo. Manuel lo toreó con el alma, siempre ofreciéndole la panza de la muleta y vaciando el muletazo por debajo de la pala del pitón.

El animal se creció siempre ante el castigo, empujando siempre con los riñones y con el morro por el suelo. Por el lado izquierdo también se la dejó siempre muerta y tiró del animal jugando con las muñecas. El toro no se cansaba de embestir, siempre a más y ganando en profundidad. Pero le dolió la última tanda por abajo y amagó con rajarse. Manuel inteligentemente se lo sacó del tercio, ahí acusaba menos la querencia. La faena iba para máximos trofeos, Escribano se había vaciado toreando muy de verdad a un toro que siempre le exigió en colocación, altura y velocidad del muletazo. La gente empezó a pedir el indulto, pero el animal ya había tirado la toalla. El sevillano no se dio coba y entró a matar a un animal que el propio torero recordará por mucho tiempo. Pero pinchó en dos ocasiones y se le esfumó la posibilidad de pasear los máximos trofeos paseando finalmente las dos orejas de un toro de vuelta al ruedo.

Esquilero primero del lote de Pacheco. Un tercero abierto de pitones que se frenaba de manos antes de pasar por el capote. Más largo el viaje por el derecho por que hubo expresión en el lance. Una vara en buen sitio y cambio de tercio. Brindis público. Comenzó Miguel Ángel en línea recta para alargar la embestida -y ayudar a romper- sin toques. Dos tantas iguales que presagiaron cosas positivas, pero tras esas dos el toro cambió y empezó a plantear dificultades.

En un par de ocasiones “estuvo cogido” pero su oficio y raza solventó el trance. A partir de ahí fue una pelea constante para imponer leyes y criterios entre ambos. El torero gallardo, fajado y poderoso -sin ser especialista y además torear poco- pero conocedor de us embestida que buscaba y alargaba el cuello. Un toro complicado que mantuvo la tensión y que vendió cara su muerte por su bravura. Más allá de una faena artística fue una labor de exigencias y superación ante uno realmente difícil. Estocada con atributos y oreja arrancada.

Colombiano cerró la Feria Real. Otro que levantó una ovación al salir al ruedo. Toro humillador en el brillante capote del linense. Pacheco lanceó con prestancia al sexto en el recibo con varias verónicas con fuste y una de epílogo más allá del tercio con empaque. Una vara fuerte y cambio.  Brindó al empresario. El gaditano empezó su labor con suavidad y sintiendo el muletazo ante uno que embistió por abajo.

Varias tandas a derechas donde ofreció la tela roja cogiendo el palillo por la mitad -ofreció la barriga de la muleta- embarcar con transparencia y finura. Después cogió la izquierda donde se descaró y desafió a su antagonista. Por ahí, pedía tiempos y técnica además de poder y lo cumplió Miguel Ángel a la perfección para interpretar el natural con hondura. Faena de paso al frente por su fondo y de prestancia por su interpretación ante uno otro bueno de Victorino. Oreja tras aviso.

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