En Aguascalientes… De vuelta al país del sinsentido
Aguascalientes. Domingo 19 de Marzo, quinto festejo novilleril, Plaza de toros San Marcos casi tres cuartos de aforo. Se lidiaron astados de El Grullo bien presentados buenos en términos generales, destacó el lidiado en cuarto sitio que recibió arrastre lento y el quinto palmas en el arrastre.
Juan Querencia: Leves palmas y dos orejas
César Pacheco: Palmas y vuelta al ruedo
César Fernández: Al tercio y palmas
Detalles:
Destacó en banderillas Christian Sánchez y el aspirante Joel Padilla El Panita quienes saludaron en el tercio después de buenos pares.
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Reales e intensas, así fueron las emociones vividas hoy en la San Marcos porque cuando hay toro hay verdad, cuando hay bravura hay interés, cuando un torero tiene algo que decir y lo expresa frente a una embestida poderosa no hay libro, ni cuento, ni historia que despierte más pasiones.
El novillero Juan Querencia se encontró con su destino y como si fuese el conejo blanco le siguió hasta insertase en la madriguera y viajar al país de las maravillas, lo que ahí encontró fue el misterio de la casta y la bravura en los pitones del novillo de El Grullo.
Qué raro, qué extraño es relatar que un toro tenga esas características, tan acostumbrados estamos a la mansedumbre y la sosería que cuando pasa, cuando sucede, cuando un toro bueno y un torero inspirado se encuentran, el país del sin sentido comienza a parecernos un lugar familiar, como si ya hubiésemos estado ahí y del cual no queremos regresar.
El cuarto del festejo fue un novillo armonioso de hechuras, brioso, alegre de salida al que el novillero Juan Querencia recibió con verónicas rematadas al soltar la punta del capote, el astado metía bien la cabeza, humillando hasta encajar los pitones a la arena y darse una vuelta de campana.
Breve fue la vara, de la cual salió doblándose y Querencia le supo sacar los trazos correctos. De muleta doblones toreros para rematar con pase de pecho, luego estéticos y finos fueron los naturales para despedir por alto ante el sí de un público.
Tersura y elegancia en el quehacer de Querencia ante un novillo atento y repetidor, se puso de rodillas por breves instantes, para continuar mejor de pie por el lado izquierdo en naturales suaves, largos y sentidos, inmiscuido totalmente en su país de fantasía, haciendo que la gente le siguiera en su aventura con olés sonoros, remató con trincherazo y el desdén que despertaron sonrisas y locuras cual gato y sombrerero.
Parecía pronto cuando quiso entrar a matar –hay mucho toro- se escuchó desde el tendido, la gente quería más, lo probó por la diestra sin mucho éxito, algunos naturales más y decidió tomar la espada dejando estocada entera trasera, a pesar del fallo con el acero, la gente le coreó ¡torero, torero!
El juez otorgó rápido las dos orejas, que quizá se hubiesen disfrutado más si dejara que el público las pidiera de una a una. La vuelta al ruedo de Juan Querencia la dio acompañado del ganadero de El Grullo, Juan Carlos González Esnaurrizar y sus hijos. Para el novillo arrastre lento.
Con el primero de la tarde un cárdeno muy bien presentado Querencia lanceó a la verónica, en varas el novillo cumplió. Luego en banderillas destacaron el subalterno Christian Sánchez y el aspirante Joel Padilla El Panita. Rodillas en tierra el queretano comenzó su labor muleteril ante la poca fuerza que acusaba el astado, Querencia se lo pasó con derechazos, pero le levantaba la muleta con pitones peligrosos haciéndole algunos extraños, el novillero sin acomodarse del todo, aunque con mucha actitud.
Algunos a media altura sin asentarse, tomándose de los cuartos traseros que no a todos agradó. Un novillo manejable del que se deshizo con entera e irse entre leves palmas.
César Pacheco se enfrentó a un astado más bajito pero de bonitas hechuras, al que recibió con larga cambiada de rodillas, aún sin acomodarse el novillo se volteó pronto poniéndolo en complicaciones y se salvó del percance. Empujó fuerte en las varas, luego Pacheco se vio variado con la capa, ejecutando quite de oro.
Llegado el tercio final, se lo pasó por derecha, el astado doblaba las extremidades delanteras, había que llevarlo con cuidado, bajándole la mano lo justo para conseguir buenos trazos y así lo hizo el joven de Zacatecas.
Por izquierdo iba a media altura, con nobleza, pero con poca fuerza, Pacheco se lo pasó en tandas por derecha templando y metiendo a la gente en su labor para que le respondieran con fuertes olés.
Lo intentó por naturales, pero ese no era el mejor lado. Mal con la espada calando al novillo, luego dejó estocada entera y escuchar un aviso para irse entre palmas.
El quinto de la tarde fue un astado brioso y fuerte al que César Pacheco recibió en el centro del redondel, rodillas en tierra consiguió pasárselo hasta en seis ocasiones con larga cambiada levantando el ánimo y la polvareda (puesto que no se pudo regar el ruedo en toda la tarde por fallas con la bomba de agua).
El astado se arrancaba de lejos y Pacheco lo aprovechó para llevárselo al caballo por navarras, ahí recibió un puyazo muy trasero. Continuó el novillero con chicuelinas y serpentina para recibir el reconocimiento del tendido.
Cubrió con alegría y buena colocación el segundo tercio desprendiendo emociones. Rodillas en tierra se lo pasó por derechazos, de pie continuó por ese lado rematando con el pase de pecho. Franca la embestida del novillo de El Grullo, atento a las telas asistió a la muleta del joven Zacatecano quien abrió el compás y lo pasó por derecha, el cambio por delante y remate por alto.
Tandas cortas y a media altura sin lograr la conexión, por naturales el astado comenzó a irse con la cara arriba. Pacheco pidió que le tocaran la pelea de gallos, guiado por las ordenes que le daban desde el callejón, no le complacieron y continuó tratando de convencer a la afición de meterse en su labor, pero no lo consiguió.
El temple huyó y los múltiples toques de los pitones a su muleta deslucieron su cometido. Prosiguió con algunos pases en redondo enredándose con el novillo, acelerado y sin llegar a romper con la gente, manoletinas al final y pinchazo sin soltar.
Nuevamente se puso de rodillas para llevarse un revolcón al parecer sin consecuencias, mató de entera contraria para en un principio recibir palmas, cuando fue a que le regresaran la montera sus brindados, los integrantes del palco de la autoridad lo incitaron a dar la vuelta al ruedo, siendo muy gráficos en su deseo, el joven acató y paseó por el redondel con el fondo musical de la marcha de Zacatecas.
¿No se supone que es la misma gente la que debe solicitar dicho reconocimiento?
¿Por qué tanto afán de protagonizar por parte del juez y sus asesores?
César Fernández mostró su faceta lidiadora en esta tarde, le tocaron dos astados que sabían para qué traían los pitones. El primero de su lote, Fernández les hizo emotivo brindis a los monosabios, reconociendo su labor, en un gesto cariñoso por el percance grave de uno de sus compañeros la semana pasada en este mismo coso.
Luego del caluroso momento Fernández tomó su muleta y se llevó al novillo por toreros doblones de tercios a medios. Desde un inicio el astado se le quedaba cortito por el pitón derecho, prendiéndole sin consecuencias. Fernández prosiguió por derecha conectando rápido con sus paisanos.
El novillo siempre pendiente de él, poniéndole las cosas complicadas y mirándole sin tragarse engaños, el joven muy dispuesto y valiente intentando por todas, la gente se dio cuenta del sentido del burel y se metió a la faena.
Toro y torero en lucha de inteligencia puesto que el astado nunca fue de dulce, por ello lo interesante. Fernández terminó con ayudados por alto y estocada muy caída y trasera para escuchar palmas desde el tercio.
El cierra plaza también buscó pelea desde salida, César Fernández lo lanceó por verónicas polvorosas, fuerte pelea en varas del astado de El Grullo. El torero quitó por gaoneras y brionesa. De muleta el astado se arrancaba con buen tranco, levantaba la cabeza, iba pronto a las telas y había que poderle.
El joven se quedaba quieto con zapatillas firmes en la arena, dejándole la muleta en la cara para extraerle muletazos. Por izquierdo el astado rebrincaba, hubo que ponerle oficio a la labor, quedándose en el sitio justo del valor.
Luego el novillo se aquerenció, hasta ahí fue Fernández para sacarle una tanda seria por derecha y remate de pecho, cerró con manoletinas pero otra vez sus fallas con la espada imperaron, dos pinchazos y estocada entera caída para irse entre palmas.
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