**En Monterrey… Joselito cortó dos orejas de un lindo animalito de Julio Delgado**

04 noviembre 2022 Carolina Reyna

Monterrey, Nuevo León. Viernes 4 de Noviembre 2022. Ante más de un tercio de entrada, se llevó a cabo la primera corrida anunciada para este mes de noviembre, con astados de la ganadería de Julio Delgado, tan chicos que fueron varios protestados por anovillados y con tan modestas cornamentas que no pondrían las manos al fuego por estas; sólo destacó el quinto, porque tuvo movilidad, que no es lo mismo que bravura, el resto de la misma casa ganadera, mostraron mansedumbre y descastamiento.

Alejandro Talavante: Ovación y fuerte abucheo tras aviso.

Joselito Adame: Palmas y dos orejas.

Leo Valadez: Una oreja y palmas.

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Día de San Carlos Borromeo, ¡felicidades a todos los Carlos!

“¿Qué es lo que esta pasando con la fiesta brava en Monterrey?”, me decían molestos algunos de los pocos aficionados que estaban alrededor de donde me siento, y continuaron protestando conmigo, “… ¿será acaso que la empresa en el afán de intentar cambiar el día tradicional de corridas provoque la poca asistencia o que la gente, cansada de ver cómo las supuestas figuras exigen toros tan excesivamente chicos, cómodos y sin bravura, realicen una simulación en el ruedo y por eso no venga el público?”.

Azorada a tan impronta pregunta, no sabía como responderle a los señores que me azuzaban como si desearan que yo diera respuesta a un interrogante, que como es obvio, no puedo responder porque sólo soy periodista.

Pero, la realidad exhibía que ante un supuesto cartel que debería ser interesante y convocar al público, éste -el público- se desentendiera y no asistiera.

Todo hizo ver que Talavante no llama la atención ni de sus amigos mexicanos y Joselito Adame a pesar de todo su esfuerzo, tampoco consigue convencer al público para que asista.

Y, siguieron inquiriéndome “… hubo más gente en la encerrona de Isaac Fonseca el día 2 de noviembre”.

No, no tenía respuesta ante las interrogantes que me plateaban los aficionados, como si me hubieran puesto en juicio.

¿Qué decir cuando los toros que aparecían en el ruedo tenían minúscula presencia varios de ellos y eran protestados?

¿Cómo justificarle a los aficionados que me “enjuiciaban” este hecho que era más que evidente?

Esta noche quedó constancia de que la gente quiere ver toros auténticos, con trapío, con sus cornamentas desarrolladas, con casta y bravura como gritaban muchos de los pocos convocados.

Y mis vecinos de lugar, no paraban ante mi silencio “… ¡así ya mejor no vendremos!”.

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El primero de la noche que le correspondió a, Talavante, no fue un toro digno de una plaza de primera. La realidad lo hacía evidente ni cómo contradecirla. Y no sólo por su cornamenta deforme y pequeña, sino por la presentación en su conjunto. Sí, más recordaba a la apariencia de un novillo que la de un toro.

En introspección yo misma me pregunté, ¿Alejandro Talavante tendrá la suficiente fuerza para exigir e imponer a estos animalitos si ni siquiera lleva gente a las plazas?

Porque no se puede uno olvidar de que su temporada española fue un absoluto fracaso. Tan sólo el pasado 12 de octubre resultó tan estrepitoso su fracaso, que se le fue vivo su segundo toro en Las Ventas en medio de un broncón fenomenal.

A su primero de esta velada, Alejandro, lo saludó con verónicas justas para adornarse soltando la punta del capote, posterior al breve turno de varas, realizó un quite por chicuelinas. Con la muleta quiso dar inicio pegado a tablas con una mano sobre las misma como lo hacía José Miguel Arroyo Joselito, después de haber dado alrededor de tres pases de esta manera, continuó con la mano derecha yéndose rumbo a los medios y rematando con el de pecho.

Y me volví a preguntar, ¿por qué a Talavante le gusta imitar a los toreros y no trata de ser él mismo? Lo hizo imitando en sus inicios a José Tomás luego a José Miguel Arroyo Joselito y de vez en cuando hace lo propio con El Pana.

¿Por qué?

Una pregunta para la araña, dirían por aquí.

Continuó su toreo con ambas manos de una manera correcta, desafortunadamente no tuvo suerte con el estoque siendo hasta el segundo intento que dejó una espada ligeramente desprendida y trasera.

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Al cuarto de la tarde, su segundo, no hubo mucho que hacerle ya que tenía que estar encima del animalito para que le embistiera. Eso exigen pues no les queda más que esforzarse y ponerse a torear. Al finalizar su faena la gente se metió muy fuerte con él, por haber pinchado en muchas, muchísimas ocasiones, escuchando incluso, un aviso.

Por fortuna, Talavante ahora no hizo uso de sus desaforados gritos, perdón, perdón, no nos “deleitó con su angelical cántico“.

Joselito Adame, al segundo de la noche le dio el saludo capotero dejando caer los brazos, no obstante, el torillo continuó en su huída, nuevamente, perdón, el toro prosiguió en su caminar por el redondel con el fin de hacer un reconocimiento de los terrenos. Para hacerse del morito -dirían los escribientes de antaño- en la segunda vuelta que dio el animalillo al ruedo, lo llevó a los medio con verónicas a pies juntos.

Con la tela roja, el astado terminó mostrando la evidente mansedumbre que presentó, ya que en diferentes pases, Adame, tuvo que dejarle la muleta a media altura y siguiendo la trayectoria para taparle la salida y que no volviera intentar huir. Para su mala suerte, con la espada no fue sino hasta el cuarto viaje que dejó el estoque entero y en sitio.

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Al que desorejo, el quinto, en el turno de lidia, lo saludó por verónicas para continuar con chicuelinas y adornarse con una media soltando la punta del capote. Una vez que terminó el primer tercio, Joselito, decidió realizar un quite por zapopinas, sí creación de Miguel Ángel Martínez El Zapopan.

Con la muleta hizo tandas de mucho esfuerzo que fueron ovacionadas por las personas que asistieron. Ojalá y entienda el mayor de los Adame, que este tipo de animalillos de estas malas ganaderías no deben estar en su lista. Antes de perfilarse, decidió realizar otra serie por ambas manos agregando el cambio de muleta por la espalda. En esta ocasión dejó un estoque entero.

Leo Valadez, el tercero del cartel, recibió al primero de su lote pegado a tablas con dos largas cambiadas de hinojos, posteriormente ya de pie continuó por chicuelinas para adornarse con una revolera. Él mismo cubrió el segundo tercio siendo ovacionado por su esfuerzo.

Con la muleta inició a pies juntos por la derecha y continuó haciendo una faena con ambas manos, siendo reconocido su esfuerzo. Para darle fin a su faena, decidió dejarse ver por manoletinas, en donde el burel le pasó muy ceñido a su cuerpo. Culminó dejando el acero entero, aunque todo hizo ver que no en sitio, ya que tardó en doblar el bovino, por lo que fue necesario descabellar, haciéndolo en el primer intento.

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Con el cierra plaza, realizó un quite muy vistoso en los medios con chicuelinas combinadas con tafalleras. Con la tela roja, no pudo ni terminar de manera cómoda una tanda, ya que a simple vista pareciera que el animalito se hubiese fracturado una de sus patitas traseras, por lo que decidió echarse en medio del ruedo. Valadez decidió abreviar y sólo dejar el estoque.

Por el bien de la Fiesta, de los propios toreros y para que se motive el público a asistir, este tipo de ganaderías tan mansas y con toritos tan pequeños, sería bueno que los acartelados no los vuelvan a pedir.

Bueno, eso creo… yo, y los aficionados que se pasaron quejándose conmigo todo el festejo, por el pésimo ganado.

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