En Sevilla… Corta dos orejas Roca Rey, con clamorosa petición de una más

Mauricio Gutiérrez 06 mayo 202206 mayo 2022 España, Por Mauricio Gutiérrez

Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Décimo segunda corrida de abono. Viernes 06 de mayo de 2022. Entrada de no hay billetes. Se lidió un encierro de Núñez del Cuvillo, los siete -hubo un segundo bis tras devolverse el titular por inválido- bien presentados. No hubo pelea en los caballos, la suerte de varas resultó más un simulacro. En general descastados, tuvieron condiciones para el triunfo el tercero, que resultó noble y con recorrido, y cuarto que tuvo clase, pero termino rajado. El segundo fue devuelto por resultar blando en extremo.

Morante de la Puebla: Silencio y oreja.

Juan Ortega: Silencio y silencio.

Andrés Roca Rey: Dos orejas y vuelta al ruedo, con clamorosa petición de oreja que el presidente no concedió.

Detalles:

Escuchó palmas el picador José Palomares, en la lidia del primero y José Manuel Quinta, que picó el sexto toro.

Saludaron en el tercio Abraham Neiro El Algabeño y José Ángel Muñoz Perico, al parear el quinto; Antonio Chacón, por el tercer par del sexto de la tarde.

Parte del público arrojó almohadillas al ruedo maestrante, inconformes ante la negativa de otorgar una oreja en el segundo del lote de Andrés Roca Rey.

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Tarde de expectación en lo que fue la décimo segunda corrida de abono en Maestranza de Sevilla. El encierro de Núñez del Cuvillo no tuvo mácula en su presentación; empero, al comportamiento de los seis toros no se le puede otorgar la denominación de bravo, pues ninguno tuvo una acometida franca al caballo, y en el último tercio pasaban sin llegar a embestir con codicia.

Con el primero que saltó a la arena, Morante de la Puebla lanceó a la verónica con buen gusto, meció el capote con lucimiento y largueza, y remató con media pinturera. En su labor muleteril, inició con pases por alto, un derechazo con la figura vertical, molinete, y trincherilla que gustó al público de Sevilla. Intentó por ambos lados, sin lograr ligar ni transmitir. Pinchazo sin soltar, pinchazo hondo y un golpe de descabello. Silencio.

Con el cuarto de lidia ordinaria, José Antonio Morante, bordó el toreo de capa, con verónicas con mucha lentitud y buen gusto, que fueron aplaudidas por los tendidos. En su labor muleteril, el torero sevillano se fue más allá de las rayas del tercio, dejó la montera encima de las zapatillas, y desde ahí citó al toro.

Ejecutó de manera elegante el cartucho de pescao, dos naturales muy largos, volvió a citar al toro, que salió algo suelto. Para ese momento la banda se había arrancado con las notas del pasodoble Gallito, y la afición estaba entregada. Con la mano derecha, logró una serie bien ligada y con temple, que remató con un cambio de mano saleroso.

Volvió por más naturales, pero resultaron de menor dimensión, debido a que en ese momento el toro se comenzó a rajar. Intentó de nueva cuenta por la derecha, pero el toro ya doblaba contrario y se fue hasta las tablas. Mató de un estoconazo, suficiente para obtener un primer apéndice, con leve petición del segundo.

Después de ser devuelto el segundo de lidia ordinaria por débil en grado sumo, salió un sobrero de la misma ganadería, con el cual, Juan Ortega quitó por chicuelinas. Respondió el quite el peruano, Roca Rey, por chicuelinas con tafalleras parsimoniosas. Con la muleta, inició con doblones, un cambio de mano con mucha profundidad, y remató con largo pase de pecho. Después de dos derechazos, perdiendo pasos, poco más pudo hacer. Estocada entera y efectiva. Silencio.

Mala fortuna tuvo Juan Ortega, pues con su segundo -que hizo quinto de lidia-, se repitió la historia. Con el capote dejó verónicas bien ejecutadas, y Andrés Roca Rey quitó por chicuelinas. Con la muleta no se dejó hacer nada el burel, y Ortega decidió de forma prudente abreviar. Otra estocada efectiva. Y una vez más silencio del público.

En esta tarde, el sudamericano Andrés Roca Rey demostró el valor y buen toreo que le caracteriza. Con su primero, saludó con verónicas y media bien recortada. El magnífico toreo vino con la muleta. Inició con pases por alto, cambiados por la espalda, trincherilla y pase de pecho. Todo esto sin enmendar un ápice de terreno.

Con la muleta en la diestra, el peruano ejecutó una serie muy ligada y los pases llenos de temple. Repitió por el mismo lado y, si se puede, consiguió aun más templar las embestidas del noble toro; remató con un cambio de mano y pase de pecho que resultó larguísimo. Siguió la faena derechista, con el compás abierto, tres buenos muletazos. Lástima que el toro enganchó la muleta, sin embargo, todavía pudo ligar dos muletazos más y rematar con el de pecho, que pareció eterno.

Otra serie bien ejecutada, los pases ligados y apenas si recuperaba algo de terreno, en la faena cien por ciento derechista. Culminó con bernadinas ajustadas, en una de ellas el toro se quedó parado frente al matador, que sin inmutarse siguió con la suerte. Un dechado de valor. Con media estocada en lo alto, fue suficiente para que el toro doblara y Roca Rey cortara las dos orejas.

Con el que cerró plaza, el torero sudamericano ejecutó una faena valerosa, pues el toro era corto, con la cabeza suelta, manso con peligro. La sed de triunfo, hizo que Roca Rey iniciara su labor muleteril de hinojos, con cambiados por la espalda. Ya de pie logró una serie corta por derecha. Cambió la muleta de mano y logró algunos naturales aislados. Porfió con la mano derecha, aguantando el mal comportamiento del toro. Faena de mucho valor, que por poco genera una cornada en el muslo izquierdo. Cobró un estoconazo. Hubo clamorosa petición de la oreja, que el presidente se guardó.

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