El comentario de Paco Cañamero… Garzón merece un respeto
Noviembre acude al abrazo de su ecuador y el mundo vive angustiado por esta pandemia de luto y dolor, también esperanzado en que la nueva vacuna acabe con este plaga y se trate de recuperar una cierta normalidad, aunque nada volverá a ser igual.
Entre las gentes del toro se hacen apostillas para ver cuándo puede llegar el momento de no volver a volar con las alas de la libertad. De momento todo son hipótesis y aunque para mayo está prevista la salida de la crisis sanitaria, lo cierto es que hay otro problema de mayor calado.
Y es que, desde ese momento, los ‘podemitas’ que gobiernan en Madrid, buscarán sus ases de la manga para seguir arrinconando a la Tauromaquia. Porque quedan tres años de legislatura y van a ser tres años de esquivar las balas que quieren matar la Tauromaquia.
Aunque a los taurinos eso no parece importarle y sí viven, muchos de ellos con sus argucias de siempre y tratando de eliminar a quien osa buscar un trozo de la tarta.
Es el caso ocurrido con un empresario nuevo y de grandes ideas, con José María Garzón, un hombre con un concepto de Fiesta del siglo XXI en las antípodas del encorsetamiento del actual ‘sistema’.
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Por eso, algunas de las casposas mentes que rigen la Fiesta, encuadradas en ANOET, le quieren cortar las alas para volar. Pretenden hundirlo, solamente porque él sabe atraer a la gente con el imán de su buen hacer o la modernidad en una Fiesta que, en muchas cosas siguen embarrancadas con manera organizativas de las medianías del siglo XX.
Sobre Garzón se han lanzado los buitres de ANOET cuando llovía sobre mojado en la estructura de la Tauromaquia y no han sido capaces de defenderse. Sobre él, que es un empresario modelo, afilaron sus garras tras la corrida que organizó en la Plaza Real del Puerto de Santa María y constituyó un éxito.
Sin duda la mejor de las celebradas esta temporada.
Pero como el arcaico mundo del toro no da margen a nadie han ido a por él. Porque además, Garzón, era una presa que intentaban derribar después de gestionar con tanta acierto diferentes plazas, de confeccionar carteles atractivos –con toreros jóvenes e interesantes- y de ser capaz de entusiasmar al público, algo que la mayoría de los socios de ANOET son incapaces.
Porque la empresarial taurina no mira que el hoy, sin saber nunca que llegaría un futuro.
Pos esa razón y siempre buscando lo mejor de la Fiesta lanzamos nuestra admiración a este empresario. Porque la Fiesta necesita modernidad y sobra demasiada caspa, como la que desde ANOET intentó derribarlo.
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