Crónicas

En la Monumental México… Tedioso festejo de rejones

Monumental Plaza de Toros México. Domingo 19 de Enero del 2020. Décimo tercera corrida de la Temporada Grande 2019-2020. Pobre entrada, apenas y habrá alcanzado los 3 mil 237 asistentes. Hubo lluvia y frío. Se lidiaron cinco bovinos anovillados de Los Encinos, mansos deslucidos y uno que hizo sexto de Julio Delgado, manso con movilidad. El quinto ha sido el más protestado por ser el pequeñajo de mayor pequeñez.

Diego Ventura: Oreja, silencio y división de opiniones.

Emiliano Gamero: Vuelta tras petición, silencio tras aviso y oreja.

Detalles:

Fueron integrados a la nómina José Daniel Ayala y Paulo Campero, quienes salieron como sobresalientes, pero no participaron.

¡Pifias!

El buenazo de Jorjazo además de aprobar un encierro que no resultó digno para la Monumental México, regaló una oreja a Ventura tras haber descordado al animalito; mientras que regaló otra, en el sexto, a Gamero tras un rejón de muerte trasero y contrario que no hizo efecto alguno, y un descabello.

¿La inútil Comisión Taurina de la Ciudad de México cuyo patriarca es, Vicentico Bandín, sabrá que el buenazo de Jorjazo recibe una misteriosa llamada telefónica y, una vez terminada la productiva conversación, con sonrisa picarona suelta los devaluados despojos de res?

Pareciera…

… sólo pareciera, nada más pareciera, que alguien manda por encima del marco legal en ese palco de la nula autoridad; o pudiera ser, sólo pudiera ser, como ya comentan los taurinautas en las benditas redes sociales, que a esas horas el banco le reporta el último estado de su chequera.

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El gusto por la adulación se debe, en la mayoría de los hombres, a la pobre opinión que tienen de sí mismos…”: Jonathan Swift

Recordaba esta frase de Swift con mi hermana Tere, cuando al término del festejo veíamos como los señores rejoneadores se retiraban como si hubieran realizado alguna hazaña, y se olvidaban de visitar a la edificante y necesaria autocrítica.

Sí, me queda claro que si ellos se quieren equivocar, estarán en su derecho.

También me queda más que claro, que si ellos quieren hacer caso al falso elogio -la adulación- producto de una prensa corrupta amiga del engaño… estarán en su total derecho.

Otra cosa es lo que dicta la verdad, la realidad y la honestidad.

Queda una vez más comprobado, que las confrontaciones no son ni pueden ser producto de los caprichos, sino el resultado de una evidente rivalidad que se ha ido conformando en el ruedo durante un tiempo y, que por ello, da sustento a crear un mano a mano, para conocer quien detenta la supremacía.

Por lo que este improvisado mano a mano entre, Diego Ventura y Emiliano Gamero, careció de sustento, desde que alguien lo escribió en el papel.

Más se observó como el convivió de dos amiguetes.

Otra cosa que salta a la realidad, es que, Diego Ventura, no ha impactado en México, y a estas alturas del partido no lo hará; lo demuestran los hechos de la poca, poquísima convocatoria que tiene.

No porque lo diga yo, como alguna vez declaró el señor Ventura, en una rueda de prensa que convocó para acusarme de malvado…

… sino porque él -mister Diego Ventura-, no ha sido capaz de hacer algo que en verdad impresione y conmueva en los ruedos de México.

A todo esto, peor se perciben las cosas, cuando, según ha trascendido, para este festejo se trajeron más de 10 pequeñajos, y al final quedaron los que vimos.

¡Qué pena!

¡Qué vergüenza!

Y se hacen los valientes con los antitaurinos, cuando deberían de ser valientes ellos mismos con la autocrítica.

En este lamentable escenario sin una lógica, el absurdo mano a mano, hizo también notar estridentemente, la falta del sentido común; ya que se estuvo reiterando que había sido la consecuencia de que, Diego Ventura y Emiliano Gamero, participaron de dos ilógicos e inauditos indultos.

En tal caso, debieron haber invitado a, Andy Cartagena, quien de acuerdo a lo escrito en el historial de la Monumental México, ha sido el primer rejoneador que estuvo en primera persona en un indulto.

Por otra parte, Cartagena, de acuerdo a sus estadísticas está llevando público a las plazas en México.

En el pecado se tuvo la penitencia.

Pero el hubiera tras consumados los hechos no existe, y mejor habrá que analizar el tedioso, en verdad tedioso festejo.

Tras varios minutos de incertidumbre ya que había estado lloviendo, el señor Ventura, así como el joven Gamero, salieron para revisar cómo se encontraba el redondel, que por cierto, se notaba en buenas condiciones.

Se entiende que hubo un consenso y acabaron por aceptar que se diera el festejo.

Así salió, Notario, un pequeñajo para, Diego Ventura, al que le impuso un rejón de castigo, que fue suficiente, porque la mansedumbre del chiquitín era evidente.

Así aparecieron cuatro banderillas, dos al violín, y las suerte no fueron rematadas como marcan los cánones del arte del rejoneo.

Hubo más detalles de espectacularidad con tintes circenses, en cuanto a la estridencia corporal del señor Ventura y sus caballos; que en lo que estaba siendo su toreo.

Dos banderillas cortas al violín, y que decide poner el rejón de muerte.

Lo hizo, sólo que en lugar de ser certero, descordó al animalito. Esto eso, lo dejó inválido al fracturar la columna, y por ello, ya no se pudo levantar.

El buenazo de Jorjazo tras la misteriosa llamada telefónica, regaló el despojo de res al señor Ventura, lo que no lo consolidará ni mucho menos, por la falta de verdad en lo que hizo.

Con el tercero de nombre, Anfitrión, por obviedad tenía que dejar sólo un rejón, y lo esperó en el tercio, depositándolo trasero, a pequeñajo pasado.

Cuatro banderillas ha dejado el señor Ventura y tres más cortas. Intentó torearlo desde su caballo con la muleta, pero eso al público se le hizo una falta de respeto.

En medio del tedio, apareció un horrendo, espantoso, demoledor metisaca bajo, que provocó el inmediato vómito sanguíneo sucumbiendo en la arena el animalito. Escuchó protestas que inexplicablemente las celebró como si fuera vítores.

Falta de autocrítica.

Con el quinto, Agradecido, el pequeñajo más pequeño de los pequeñajos lidiados, fue estentóreamente protestado por el escaso público que acudió, pero el buenazo de Jorjazo no entendió del reclamo y prosiguió abusando de su buena fe.

Diego le esperó intentando consumar una porta gayola apoyado en la garrocha campera. Pero el animalito salía huyendo por ahí quizá buscando la puerta que le conduciría a las corraletas.

Tras el rejón de castigo, impuso cuatro banderillas, dos más a dos manos sin las riendas, y tres banderillas cortas. Haciendo alardes espectaculares con tintes circenses, pero nada que nos recordara al gran exponente del rejoneo que posiblemente se quedó en España. Dos pinchazos y al final claudicaría el pequeñajo. División de opiniones.

De, Emiliano Gamero, quien hace estentóreo que es alumno de Diego, lo que está bien que no se olvide de su maestro, pues…

… pues ha estado correcto, pero nunca como le vimos en su presentación en esta temporada.

Buen Amigo, fue su primer bondadoso colaborador. al que le depositó un rejón de castigo, y después cinco banderillas. Dejó un rejón de muerte trasero y contrario, hubo cierta petición pero…

… no hubo llamada misteriosa, así que el buenazo de Jorjazo no concedió nada.

En el cuarto, Cortés, igual que en todos los bovinos, sólo se impuso un rejón de castigo; y cinco banderillas, dos rosas, pero el toreo bueno, no apareció ni antes de la suerte ni para rematarla. Mal con el rejón de muerte, escuchando un aviso.

Con el que cerró plaza, un astado mejor presentado, Cerrajero de nombre, y que procedió de la ganadería de Julio Delgado. Un rejón de castigo apareció. Con las banderillas no arriesgó ni expuso, entregó a su caballo que fue alcanzado hasta en cuatro ocasiones.

Al igual que su maestro Diego, quitó la rienda del caballo, para imponer el par a dos manos, lo que entusiasmó a la asistencia. Vendrían las rosas, y luego un rejón de muerte trasero y contrario, por lo que tuvo que hacer uso del descabello.

Sí, sí hubo petición, sin embargo, por lógica, el buenazo de Jorjazo debió haber impuesto el respeto al marco legal, a la tradición, a la liturgia y al rito, pero…

… pero ¡sonó el teléfono!, y después de la misteriosa llamada con esa sonrisa picarona, le regaló una oreja.

Al final, la gente entró en reflexión y muchos que formaron parte de la poca asistencia se preguntaban ¿qué había pasado?

Pareció que entre las bebidas espirituosas, el frío, la lluvia y las actuaciones espectaculares que rayaron en los momentos circenses, no había asistido la grandilocuente verdad del arte del rejoneo, y

… y, sí eso pareció ser.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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– En breve la galería del Maestro Sainos

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