En Aguascalientes… La casa de los espejos
Más de media entrada en la Plaza de Toros San Marcos, festejo menor con motivo del Festival de Calaveras 2019. Se lidiaron seis novillos para la lidia ordinaria y uno de regalo de Santa Inés desiguales en presentación y que dejaron mucho que desear en su juego. Otro de regalo de Villa Carmela, manejable que recibió palmas en el arrastre.
Héctor Gutiérrez: Leves palmas y leves palmas; dos orejas en el de regalo.
Miguel Aguilar: Palmas y vuelta al ruedo por su cuenta
Eduardo Neyra: Leves palmas y oreja con protestas
Detalles:
Los banderilleros Jonathan Prado y Christian Sánchez saludaron en el tercio tras dejan buenos pares.
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Cada quien a su estilo y con sus propios recursos hicieron frente a la tempestad, pero sus esfuerzos se vieron opacados por la exagerada premiación del juez de plaza, que ofertó cual mercader los trofeos…“
Tres jóvenes se miraban entre sí antes de hacer el paseíllo, en las pupilas de sus ojos había una similitud: deseo de triunfo.
¿Y que hay más puro que los sueños juveniles?
Sus ilusiones son el templo al que no se debe profanar con vanaglorias y falsos premios que sólo nublan sus mentes. La tarde no fue fácil, se enfrentaron a un encierro por demás complicado.
Cada quien a su estilo y con sus propios recursos hicieron frente a la tempestad, pero sus esfuerzos se vieron opacados por la exagerada premiación del juez de plaza, que ofertó cual mercader los trofeos, intercambiándoles justos honores por crueles desaires, colocándoles en una casa de los espejos, en donde los reflejos son engañosos, en donde el laberinto puede conducirles en sentidos erróneos, en donde creerán ver su triunfo multiplicado por mil y terminarán siendo lo que el gran espejo ordena.
Héctor Gutiérrez posee empaque de torero bueno. Su lote, infumable. Voluntad a raudales, pero sin posibilidades. Sólo leves palmas en ambos. La faena provino de los pitones de uno de regalo de Villa Carmela, armonioso de hechuras con el que Gutiérrez estuvo fino y terso.
De muleta doblones torerísimos y el de pecho largo. Los cambios de mano con solvencia y por derecha suaves, cual postre caro, y rematar con el de trinchera, vaya naturalidad del hidrocálido, haciendo parecer fácil lo difícil.
Cerró con manoletinas ajustadas y dejó media espada caída. El juez entregó dos orejas de bote pronto, sin dejar que supieran a más, sin calibrar si realmente la gente se lo pedía o con una oreja bien ganada bastaba.
Al final se escucharon algunas protestas para el segundo premio y eso pasa porque es Aguascalientes, es la San Marcos, lugar en el que cuenta la leyenda que las orejas valían oro y ahora por premiarse de más, eso que pudo ser un triunfo sólido se fue como líquido entre las manos.
Otro que cortó una oreja y que también fue cuestionada fue Eduardo Neyra. Con su primero estuvo desdibujado, desconfiado y sin parar de pies. Se entiende puesto que tiene poco rodaje y la gente le tuvo paciencia.
El novillo incierto y el novillero en desconcierto. Pasó penurias con la espada hasta escuchar un aviso. El premio llegó en el segundo de su lote, una faena de altibajos, por momentos desacompasado y otras sacando la casta.
Al inicio rodillas en tierra por verónicas con valentía, ya de pie llegaron las gaoneras en las que por fin plantó las zapatillas en la arena. De muleta Neyra se sacudió el nerviosismo y se lo pasó rodillas en tierra de valor, por derecha algunas tandas tersas y otras de lejanías, destacó un muletazo de vuelta entera que le fue muy jaleado.
Voluntad, deseo y camino por recorrer fueron las características del joven Neyra. Para finalizar estocada entera trasera y tendida que no hizo mella y hubo que usar el descabello. Se asomaron algunos pañuelos, la oreja y las protestas no se hicieron esperar.
Garra, sentimiento y corazón posee Miguel Aguilar, su lote tampoco dio para el triunfo, sin embargo, su labor más destacada fue con segundo de la tarde, brilló con la capa en verónicas parsimoniosas. Luego en las navarras para llevarlo al piquero. Doblones toreros para alejarlo de las tablas. Por derecha sereno y templado, poco le duró la embestida porque el astado se tornó peligroso, fallas con la espada y palmas sentidas del tendido.
El quinto fue un crucigrama, en instante metía la cara Aguilar lo aprovechaba y otras veces un peligro. Voluntad, deseo y sin más historia. Ese no era para el triunfo. El de Aguascalientes dejó espada entera muy caída y terminó con el astado.
La gente gustosa lo invitó a saludar en el tercio, premio que hubiese sido muy honroso, pero a Aguilar le susurraron las ninfas en el oído y sin más ni más se dio la vuelta al ruedo sin que nadie la solicitara y por ende recibió las protestas de la afición.
Aguilar es una feliz esperanza de la torería mexicana que no requiere de dejarse llevar por los cánticos de las sirenas, ya que se cuenta que esas voces aumentan el ego, que resulta perjudicial en la carrera de los toreros.
Miguel Aguilar regaló un reserva de la ganadería en turno, que tampoco tuvo las condiciones óptimas para hacer realidad sus deseos. Aguerrido y fiero el torero queriendo por todas, pero no hubo manera.
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