En Sahagún… Valdellán no defrauda
Sahagún (León) Corrida por las fiestas de san Juan. Toros de Valdellán.
Fernando Robleño: Dos orejas y silencio.
Pepe Moral: Silencio y silencio.
Gómez del Pilar: Dos orejas y silencio.
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Volvían un año más los toros de Valdellán a lidiar en Sahagún, este año con el precedente de su gran tarde en Madrid. El cartel compuesto por tres toreros especialistas en estas lides. Un veterano Robleño, Un Moral en horas bajas y un Gómez del Pilar que lo dio todo.
La corrida tuvo dos partes. Mejor los tres últimos, con un hermoso toro lidiado en cuarto lugar, de 612kg, el de más peso. Embistieron en el caballo, algunos hasta dos veces entraron. Complicados cuarto y sexto. Que pedían el carnet.
Robleño, comenzó a su primero doblándose por bajo. Un toro que estaba flojo de manos, pero que embestía con nobleza. Le dio la distancia que el astado pedía, metía bien la cara. Mató de estocada y le dieron dos orejas.
El cuarto fue un toro más complicado. Toro para un lidiador como Fernando, estuvo a la altura del toro, tenía muchos pies. No pudo brillar como quiso el madrileño, la altura del astado, le complicó el entrar a matar, dejando una casi entera caída tras tres pinchazos.
Gómez del Pilar, volvía a Sahagún tras el triunfo del pasado año, recibió a su primero de larga de rodillas. Lo luce en el caballo, dejándolo largo. Brindó a Robleño este toro. Agradable con el público, estuvo como si estuviese en una plaza de gran importancia, lo fue llevando con suavidad. Faena muy meritoria, y merecidas dos orejas.
En el sexto más complicado el toro, se jugó el tipo. El oro apretó en el caballo, descabalgando al picador, que caería delante del toro, sin consecuencias. Con la muleta se jugó el tipo varias veces. Un pinchazo hondo le privó de un posible triunfo.
Pepe Moral sigue estando sin encontrar el sitio este año, en ningún toro estuvo a la altura. En el quinto, empezó bien, pero se vino abajo. Mató mal saliéndose de la suerte. Sus faenas fueron silenciadas.
Al final, cuando sale el toro, encastado, con picante, con emoción, es cuando más disfruta el aficionado. Toros así deberían torear determinadas figuras que ni en pintura los quieren ver. Tomen nota bien de esta ganadería leonesa: Valdellán.
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