Lo dice Pepe Mata… El quinto toro de La Quinta
Salió el quinto toro de la tarde, de nombre Fogoso, sí sí de La Quinta, ganadería de Álvaro Martínez Conradi; un astado bien armado, impecablemente presentado, quizá hasta con más presencia y mayor romana de lo que habitualmente posee el encaste Saltillo, ya sea vía Albaserrada o Santa Coloma.
Salió y se tuvo la atinada decisión de no interrumpir su andar por la circunferencia del redondel…
… atinada ocurrencia, porque este tipo de toros son abantos, y por ello, siempre es bueno dejarlos a su aire, sobre todo al principio para que muestren sus virtudes, así como sus defectos para corregirlos.
Después del recibimiento capotero en donde mostró su buena embestida, se le llevó al caballo de, Juan Francisco Peña, en un primer encuentro, arrancó de largo llegó al peto y comenzó a pelear, a empujar con evidente fuerza y notorio poderío, hasta conseguir tumbar al caballo, al que siguió atacando hasta que las asistencias consiguieron sacarlo, mientras su piquero se incorporaba del guantazo que se había dado en la arena.
Se volvió a poner en suerte a Fogoso, y tras ser toreado con evidente majestad por parte del piquero, encelado atacó nuevamente.
Gran tercio de varas escenificaron la encastada bravura de Fogoso, y el magnífico picador de toros bravos, Juan Francisco Peña.
Se insistió absurdamente en un tercer puyazo, pero el toro con ese peso se había desgastado mucho, sobretodo con el primer puyazo, y acudió a regañadientes.
Tras las banderillas, en donde recuperó las distancias perdidas durante la suerte de varas, su torero, Javier Cortés, comenzaría su propuesta, pero no llegó a brillar lo que todos suponíamos. Se quedó corto en su entender, y la faena naufragó entre las buenas intensiones…
… pero, de buenas intensiones están llenos los caminos al infierno.
Y la gloria, se esfumó.
Javier es un buen torero que inobjetablemente puede conquistar mayores alturas; por lo que resultó incomprensible que no le diera distancia y reposo a su encastado oponente. No se entendió el por qué no bajar la mano para conducirlo a mejor puerto su faena.
Y así, al final, todo quedó entre azul y buenas noches para el torero, y el reconocimiento generalizado para ese gran toro, que lamentablemente nunca pudo hallar la gran faena.
Javier Cortés, suma una interesante experiencia y estamos seguros que superará este momento tras la edificante autocrítica.
Sí, lo superará porque es un joven inteligente y sensible.
Cuando vuelva a tener otro toro similar o incluso mejor, sabrá sacar el mejor de provecho, permitiendo a su espíritu -tras dominar al toro con la técnica y su valor natural-, se transfigure en artista, para consumar una luminosa obra de arte.
¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!
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