Desde la barrera de Antonio De Carlo… Insólito, cuando un animalista no asume la consecuencia de sus actos
- En pleno apogeo esnobista del animalismo mediático, ser taurino resulta para muchos un gran reto, al haber grupos antagónicos quienes sin escuchar razones, son capaces de cualquier irracionalidad, pero acaso ¿debemos tolerar sus insultos?
La gran ciudad de México, es reconocida por ser una de las urbes donde conviven personas de muchas partes del mundo de diferentes culturas y formas de pensar.
De hecho, aquí se presume a los cuatro vientos la inclusión, la tolerancia, el respeto a la diversidad y a los derechos inalienables de los seres humanos.
Pero, de pronto llegar a un café conocido de la famosa colonia Condesa de la Ciudad de México (por ética omito el nombre) y abrir tu laptop para enterarte de lo que sucede en el mundo taurino, puede resultar una de las experiencias más desagradables de discriminación.
Llegue como en otras ocasiones y fui recibido con una sonrisa por una chica llamada Sandra (no la había visto antes asumo era nueva), amablemente tomó mi orden al momento que le pedí un café latte y al sentarme, me dispuse a encender mi laptop para leer las crónicas taurinas del día.
Justo empecé a leer la crónica escrita por Ignacio Muruve sobre lo acontecido este domingo de resurrección en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, donde Manzanares, El Juli y Roca Rey lidiaron Toros de Victoriano del Río y se colgó en taquillas el anuncio de “No hay billetes”.
Cuando veía con admiración una de las fotos publicadas en Toros en el Mundo, donde Ignacio destaca el cómo Roca Rey se ha dado un arrimón de órdago, Sandra llegó con mi café y al ver la imagen en la laptop, espetó con desagrado -¿ganó el toro?-, sin darle mayor importancia le dije de forma casual –él es Andrés Roca Rey, es peruano… uno de los mejores toreros en la actualidad-, sin ni siquiera verme, con la vista desorbitada, la chica dejó de forma brusca la taza de café sobre la mesa de madera, diciéndome con cierto odio -malditos perros asesinos-.
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– Ésta es la imagen de Andrés Roca Rey publicada en la crónica de Ignacio Muruve donde relata cómo el peruano se dió un arrimón de órdago.
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¿Qué hubiese hecho usted ante una circunstancia así amable lector? … Perdón, ¿malditos perros asesinos? ¿Acaso se supone uno deba tolerar algo así como si nada? Pues bien, solicité hablar con la persona encargada del lugar, a quien le explique lo sucedido recordándole que justo el café promueve en su entrada principal la NO DISCRIMINACIÓN.
El gerente amablemente se disculpó y le hablo a la chica a quien le solicito hiciera lo propio por lo sucedido, a lo cual ella se negó exponiendo que no tenía que disculparse con -un perro asesino- mega SIC. En ese momento el gerente le pidió a la chica se quitara el mandil y se retirara.
Me regalaron una tarjeta de cortesía para regresar cuando quiera al lugar a tomar un café y un pastelillo, reiterándome que en su café no se acepta la discriminación de ninguna forma.
Al salir del lugar la chica, con gesto adusto me gritó con mucho coraje desde la puerta, -maldito perro asesino, por tu culpa me quedé sin trabajo-. Sentí pena por ella, al ser testigo del cómo el animalismo irracional puede cegar a algunas personas, mismas que culpan con autoridad moral a los demás, por la consecuencia de sus actos irresponsables.
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-En la entrada del café tienen este letrero, donde claramente se expresa la no discriminación…
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