Opinion

Lo comenta Miguel Ángel Yáñez… La impronta de Pablo Aguado se confirma en Las Ventas

Comenzaba la Feria de Otoño y había mucha expectación desde el mediodía en el entorno de Las Ventas. Daba gusto pasear, tomar algo en los bares y restaurantes del entorno, ya que la meteorología acompañaba y también el cartel que se anunciaba pese a la ya conocida ausencia de Paco Ureña y que era sustituido por el confirmante Pablo Aguado.

Los aficionados ilusionados con la presencia de Talavante, siempre apreciado y más después del pasado San Isidro, y Saúl Jiménez Fortes quien está cuajando una importante temporada.

A todos ellos se sumaban los toros de Victoriano del Río y de Cortés, en definitiva, la misma casa ganadera y que, por cierto, no estuvo a la altura del acontecimiento; algo que se viene repitiendo últimamente de forma muy repetida.

No decepcionó Alejandro Talavante pese a que no llegó a tener oponentes lo suficientemente buenos como para demostrar todo lo que el extremeño atesora. Bien, sin más.

También demostró el buen momento por el que atraviesa el malagueño Jiménez Fortes con su lote, con tan mala suerte que, en su segundo toro, un ejemplar del Conde de Mayalde que salió como sobrero del devuelto de Victoriano, le prendió de forma muy fea al entrar a matar; propinándole una soberana paliza que se ha saldado con fractura de peroné que requiere intervención quirúrgica. Se le acabó la temporada en la que ha demostrado que es torero con proyección ascendente.

Pero lo bueno o lo mejor de la tarde llegó en el sexto con el que Pablo Aguado estuvo en torero, con decisión, actitud y sobretodo con ganas de triunfo y decir que ahí estaba él. Que había venido a Las Ventas por la vía de la sustitución, pero que él estaba preparado como el mejor, para demostrar y confirmar, nunca mejor dicho, que es TORERO y que hay que contar y mucho con él. Ya con el primer toro, el de su confirmación, estuvo inmenso con el capote con unas chicuelinas muy ceñidas, ajustadas, con gran estilo y gusto.

Aperitivo que se tornó en festín con la muleta en el que cerraba plaza, pese a que el de Victoriano no estaba por la labor colaborativa con el diestro.

Sin embargo, Pablo Aguado se impuso y terminó obligándole por la derecha y especialmente por la izquierda, donde trazó naturales con mucho sentimiento, arte y dominio. Con una muñeca privilegiada y poderosa que hizo tornar a casi buena la tosca y molesta embestida.

Remató muy oportunamente con una estocada contundente y certera. Petición mayoritaria y rápida decisión del presidente en concederle la oreja. Así se ha gestado la aparición, mejor la irrupción de un Pablo Aguado a tener muy en cuenta.

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@miguel_a_yanez

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