En Madrid… Oreja para un gran Pablo Aguado y Fortes cae herido
Las Ventas, 28 de septiembre de 2018. Primer festejo de la Feria de Otoño. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Victoriano del Río (1º y 4º con el hierro de Toros de Cortés). Desiguales en presentación, mansos, descastados y algunos hasta con genio. A destacar el sobrero de Conde de Mayalde, el cual se comportó con bravura.
Alejandro Talavante: Saludos tras aviso y pitos.
Fortes: Silencio y herido.
Pablo Aguado: Saludos y oreja.
Detalles:
Pablo Aguado confirmaba alternativa en el coso titular.
Talavante se vio obligado a saludar al tendido tras el paseíllo.
Se llevó Fortes en el quinto un feo susto al entrar a matar.
Parte médico de Fortes, firmado por el doctor García Leirado: “Contusiones y erosiones múltiples, pendiente de estudio radiológico. Se traslada al hospital de San Francisco de Asís. Con cargo a la Fraternidad. Pronóstico reservado”
Saúl Jiménez Fortes ha sufrido fractura de peroné, según anuncia el equipo de prensa del torero en su perfil de Twitter. El torero malagueño fue examinado en la Clínica San Francisco de Asís tras resultar cogido en la plaza de Las Ventas, donde le atendieron de diversas contusiones antes de derivarlo al citado centro para someterlo a un estudio radiológico que confirmó la lesión antes referida.
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El segundo toro de la tarde, para Alejandro Talavante, fue manso en el caballo, y adoleció de fuerza desde los inicios. Iba siempre con la cara por arriba durante la lidia, y Talavante tuvo que poner de su parte sobremanera al iniciar la faena. Comenzó con la mano zurda, y para intentar cuajar un equilibrio en la actuación, se pasó el engaño a la mano derecha. Dejó sus pinceladas de calidad el diestro, y se entendió con el toro. Cuajó su faena y recibió una ovación por parte del respetable.
El cuarto, para Talavante, manseó nuevamente desde que salió de chiqueros. Se empotró con el caballo, no embistió con fuerza. En el tercio de banderillas tampoco mostró dificultades, pero tampoco brilló en demasía. El público pidió la devolución del astado, ya que fue pitado desde los inicios, y consideró que no era válido para esta plaza. Talavante lo intentó con él, se puso delante, pero la fuerza del animal no existió. Su escasa condición no permitió que el diestro desarrollase su faena con vistosidad.
Raras sensaciones dejó Fortes con el tercero de la tarde, ya que tuvo momentos interesantes y de emoción pero también momentos en los que el público asistente notaba que no existía una conexión entre el torero y el toro. Salió le animal aquerenciado. La faena de muleta la comenzó en los medios enganchando al tendido con unos muletazos con la mano derecha de gran profundidad. Después ya vino el aburrimiento y desacoplamiento, dejando sólo algunos muletazos sueltos de calidad. Faltó un plus para cuajar la faena.
De Toros de Cortés era el quinto para Fortes, un toro que ya de salida mostró debilidad. Lo detectó pronto el aficionado y protestó por ello. Las querencias las suprimió bien el diestro llevándoselo a los medos. Tuvo intenciones de embestir pero la falta de fuerza se mantuvo presente e incluso fue a más. Puso el torero todo de su parte pero las condiciones del astado no dieron para más. Al entrar a matar le dejó un feo susto provocando contusiones en el torero.
Pablo Aguado recibió con torería imponiéndose ante el primer astado. En el peto del caballo no mostró bravura; sin embargo, las condiciones dóciles del animal le permitieron dejar un gran espectáculo capotero: chicuelinas y delantales. Se mantuvo el diestro firme sobre su verticalidad y temple, para entender de manera correcta al toro, sabiendo cuáles eran sus tiempos y distancias. El comportamiento del astado fue soso pero respondió a los toques de muleta. Tomó el acero para dejar una estocada trasera y tendida. En reconocimiento por su labor, salió a saludar.
Brusco salió el sexto, para Pablo Aguado. Complicado y sin permitir ningún despiste, el astado se fijaba constantemente. Con mucho genio en el caballo y en banderillas, Aguado se tuvo que armar de actitud frente a este animal. La faena se puede definir como una evolución. Al inicio del tercio, Aguado comenzó a hacer una labor de gestionar el toro, por ambas manos, para discernir lo mejor de sus condiciones y dar lugar a una faena de peso. Equilibrio y conjugó muy bien los lances. Quizá por todo eso, el público supo reconocer en su confirmación que se había ganado la oreja.
En conclusión, una tarde de gran expectación y ambiente al ser la primera de la Feria de Otoño. Pablo Aguado demostró que se merece ese hueco en Madrid, como lo lleva demostrando esta temporada. Por parte de los toros se esperaba más bravura y ganas de pelear, quedándose en docilidad ate los engaños. Sigamos apostando por los toreros que día a día luchan por estar donde se merecen para poder seguir diciendo durante muchos años más: “He estado en los toros”.
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