En Madrid… Merecida oreja para Juan Ortega en la Fiesta de la Paloma

15 agosto 2018 Pablo Bielsa

Las Ventas, 15 de agosto. Festividad de la Virgen de la Paloma. Un cuarto de plaza. Con toros de Valdefresno y Hnos. Fraile Mazas (3º y 4º). Por lo general, de buena presencia. A destacar la calidad del tercero. El resto fueron faltos de fuerza.

Pepe Moral: Palmas y silencio.

Juan Ortega: Oreja y ovación.

Francisco José Espada: Ovación tras aviso y silencio tras aviso.

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Tarde de fiesta, turistas, mucho calor y ganas de ver toros. Los tres matadores estuvieron a la altura. Sin embargo el que destacó fue Juan Ortega en el segundo, al que toreó con verdad y cortó un ápice.

El primero de la tarde fue recibido por Pepe Moral con unas verónicas con mucha verdad. En el caballo mostró debilidad, perdiendo las manos en algún momento. Lo siguió mostrando en la muleta con una escasa movilidad. El brindis fue para el público asistente. Lo intentó por ambos pitones pero la escasez de emoción hizo que él tendido protestase para así coger la espada cuanto antes. La estocada fue caída desafortunadamente.

Huidizo y aquerenciado hacia los toriles salió el cuarto de la tarde. El primer puyazo lo recibió en el caballo de chiqueros. Comenzó en los medios para pasarse al animal indistintamente por delante y por detrás. La predisposición del torero era alta pero la condición del animal no dio para más. Alargó demasiado algo que lo único en lo que derivó fue en protestas por parte del público. Cansó demasiado al astado y antes de hincar el acero se echó al albero. No quedó otra que apuntillarle.

Tan solo 513 kilogramos marcaban en la romana con el segundo de la tarde. Juan Ortega lo recibió al capote. Brindó al tendido. Por abajo doblándose en armonía con la embestida comenzó la faena desde las tablas. Continuó por el pitón derecho consiguiendo el celo del animal. El tendido despertó del calor en el que se encontraba al ver esos naturales con el pecho entre los dos pitones. La estocada fue fulminante y la petición unísona.

Juan Ortega recibió al quinto de la tarde con verónicas de gran gusto. Derribó al caballo en el primer puyazo. Se acabaron las pocas fuerzas que traía en la puya. El torero no se encontró ante este astado y tampoco dio opción a ser toreado más de lo que hizo. Le costó colocar al toro para la espada ya que no paraba de mover la cabeza y escarbar. Pinchó en dos ocasiones.

Francisco José Espada se enfrentó al tercero, un toro que de primeras no caló en el tendido. El brindis fue para el público. Consiguió un buen redondo por el pitón derecho. Se mantuvo templado con sus muletazos, oyéndose así los oles en la plaza. Se lo pasó bien cerca al natural. El astado tuvo bravura y embistió con celo. Concluyó con manoletinas y dos pases de pecho de gran profundidad. La estocada la puso tendida, teniendo que emplear el descabello en dos ocasiones. El toro fue aplaudido en el arrastre.

El sexto y último de la tarde fue para Francisco José Espada. Se vio reflejada la buena cuadrilla que tiene en el tercio de banderillas, bien colocadas, y con muy buena brega. Comenzó la faena por el derecho y en redondo, obteniendo buena profundidad y ofreciendo el pecho por delante. Tuvo movilidad, que no bravura. El diestro puso toda la carne en el asador para demostrar quién era en la plaza de Madrid. Improvisó con la muleta varios pases que tampoco llegaron al tendido. Tomó los aceros para entrar a matar en el centro del ruedo. Empleó un descabello para finalizar el festejo de la tarde.

En conclusión, una tarde en la que el tendido se quedó con las ganas de ver más toros, sin embargo vieron muy buenos detalles. Pepe Moral tuvo que lidiar el peor lote. Juan Ortega fue quien mostró gran torería y saber hacer, viéndose recompensado con una oreja. Todos los asistentes disfrutaron, jóvenes y ancianos, madrileños y turistas… celebrando así nuestras tradiciones en días tan singulares como hoy y enseñando así nuestra cultura. Hoy me voy a casa diciendo: “He estado en los toros”

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