En Azores… Rotundo triunfo de Manuel Escribano en el cierre de las sanjoaninas

01 julio 2018 Catarina Bexiga

Plaza de toros de Angra do Heroismo (Isla Terceira, Azores), domingo 1 de julio. Cuarto y último festejo de abono de la Feria de Sanjoaninas. Corrida mixta. La plaza de toros de Angra se cubrió en dos tercios de su aforo. Dos toros para rejones (1º y 4º) y dos novillos-toros para lidia a pie de José Albino Fernandes. El tercero sustituyó a uno de los titulares que se partió un pitón de salida. También se lesionó así el sexto en el tercio de banderillas, por lo que fue devuelto a los corrales sin opción a que se lidiara un segundo sobrero. Los toros de a caballo, con cuajo, tuvieron poca raza y complicaciones. Los de lidia ordinaria, desiguales de presencia, fueron más encastados y lucieron una manejable movilidad, aunque con dispar entrega.

El cavaleiro Vitor Ribeiro: Vuelta al ruedo en los dos.

Manuel Escribano: Vuelta al ruedo y dos vueltas al ruedo.

Jesús Enrique Colombo: Vuelta al ruedo y silencio.

Detalles:

En los toros de rejones intervinieron los forcados terceirenses de Ramo Grande, entre los que pegaron Manuel Pires, al segundo intento, y Daniel Brasil.

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La redonda y rematada actuación de Manuel Escribano con los dos toros de su lote contribuyó a que las Sanjoaninas de 2018 terminaran a muy alto nivel. No en vano, el triunfo del torero de Gerena, con tres aclamadas vueltas al ruedo, fue el más rotundo de cuantos se han registrado en esta edición del abono azoreño, basándose especialmente en los brillantes momentos logrados toreando al natural.

Ya a su primer astado, que arrancó un burladero de cuajo antes de un buen recibo a la verónica, Escribano le cuajó dos muy buenas tandas, templadas y hondas, con la mano izquierda, en realidad las únicas que aguantó el de José Albino Fernandes antes de rajarse. Aun así, el diestro español supo administrar su escasa raza para mantener el interés de la faena.

El triunfo grande llegaría con el quinto, un toro más suelto de carnes que, por ello, se movió con más fibra tras los engaños. Después de saludarlo con una larga cambiada, de quitar con variedad y de banderillearlo con ajuste, Escribano fue sometiendo su aspereza hasta que, ya a mitad de faena, le instrumentó tres tandas de naturales cada vez más templados y de mayor trazo.

Entre el toreo fundamental, el sevillano también intercaló circulares invertidos así como adornos variados apurando las distancias, para lograr así las ovaciones más fuertes de toda la feria y. finalmente, dar dos vueltas al ruedo que marcaron también las diferencias numéricas.

El venezolano Jesús Enrique Colombo tuvo la mala fortuna de que los dos astados de su lote se partieran un pitón por la cepa al rematar en los burladeros. El primero fue sustituido por el único sobrero disponible para lidia a pie, de la misma ganadería, y a ese, que repitió con nervio, el joven espada le hizo una faena voluntariosa y larga después de compartir tercio de banderillas con Escribano.

El sexto se lesionó cuando Colombo lo banderilleaba en solitario, por lo que el director de corrida decidió devolverlo a los corrales, aunque ya sin opción a que el venezolano pudiera rematar su tarde por no existir un segundo sobrero para la lidia a pie.

En la parte de lidia ecuestre, Vitor Ribeiro se enfrentó a dos toros cuajados y con complicaciones, ya que el primero de la tarde cortaba el terreno a los caballos y el cuarto midió y esperó en casi todos los embroques, sin emplearse. El lusitano le puso empeño a la lidia de ambos, salpicar algunos momentos estimables al clavar farpas, no sin esfuerzo.

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