Lo dice Pepe Mata… La lección de pundonor
Llegaron a la Monumental Plazas de Las Ventas, tres toreros a enfrentar una corrida de toros procedente de la ganadería de la siempre bien recordada Doña Dolores Aguirre; sólo que este encierro nada ha tenido que ver con lo que dejó como ejemplo a seguir la inolvidable ganadera.
Han salido seis mansos, descastados y peligrosos ejemplares que huyeron de su sombra, y eso no es la Fiesta.
¡Seis marrajos!
El arte del toreo ni es el ‘bobitoro’ de las ganaderías comerciales porque le quitaron la esencia al toro al eliminar su bravura para dar paso a la borreguna movilidad; ni tampoco es esta lamentable moruchada.
El toro debe y tiene que ser necesariamente bravo y encastado, lo demás lo tendrán que poner los toreros en el redondel.
Digno ha estado, Rubén Pinar, dejando momentos importantes en lo poco que pudieron hacer como igualmente lo hizo, Jose Carlos Venegas.
¡Sí!, gran dignidad hubo por parte de ellos.
En lo personal me impactó, Noé Gómez del Pilar, un joven que como novillero nunca olvidaré las dos faenas más sólidas que he visto los utreros fueron de Guadaira, justo aquí en Madrid.
El poder que da el aguante apoyado en la sólida técnica dio sustento al poder del sentimiento en dos deslumbrante obras del arte taurino.
Pasó el tiempo, ha dejado momentos fundamentales, pero no se observa apoyo por parte de los empresarios, y eso está mal, muy mal, porque se requiere el oxígeno de jóvenes como Noé.
En esta ocasión, el joven Gómez del Pilar, tuvo dos marrajos con un peligro estentóreo, a los que fue a recibir a portagayola, y como un auténtico héroe, Noé, sostuvo férrea pelea desde que aparecieron hasta que puso punto final.
Su primero huía incluso de su sombra, pegaba arreones, intentaba regresar a los corrales; Noé le obligó, y por ello, con la muleta lo fue dominando a través de haberle lidiado de inicio con indiscutible poderío, y tras este domeñador prólogo, le ‘robó’ literalmente una faena impensable.
Una faena no bonita, con estos moruchos no se podían hacer florituras, pero sí contundente, heroica, de jugarse auténticamente la vida, y entonces a los que estábamos ahí, nos hizo sentir que ser torero es algo más allá de las limitaciones que se han apoderado los últimos años por los figurines.
Que ser torero en verdad es de mucho, muchísimo respeto; así, Noé, consumó una faena que reiteró que el toreo en verdad es luz.
Tanto, Noé Gómez del Pilar, como sus compañeros, nos recordaron que los toreros son héroes.
Los figurines que sólo torean la comodidad de las ganaderías comerciales, han llevado a tal nivel de pobreza, de miseria a esta imponente expresión, que la devaluación es evidente.
Este domingo, tres jóvenes con todo lo malo, lo pésimo, lo aberrante, lo desesperante que han sido los seis marrajos que tuvieron frente a ellos, han recordado que el toreo es grandeza a través de una lección indiscutible de pundonor.
Es deseable que el apoyo a la vergüenza torera de la terna, a su inobjetable honestidad, a la gran dignidad personal mostrada, se les recompense incluyéndoles en más festejos.
Sí, más festejos no sólo en Las Ventas, en más plazas; porque no cabe duda que darán a través de ese apoyo fundamental -que nutrirá su experiencia-, tardes inolvidables para el espíritu del diletante taurino, porque tienen argumento para ello.
¡Que así sea!
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