Crónicas

En la Monumental México… Muy interesantes prospectos son: Francisco Martínez y José Sainz

Con una entrada, que sigue siendo modesta, en la Monumental Plaza de Toros México, en lo que ha sido la tercera novillada de Soñadores de gloria y el segundo festejo con picadores de la actual campaña novilleril. Se han lidiado novillos de La Soledad, justos de presencia, que han resultado mansos, descastados, barbearon las tablas, no pelearon en caballos; saltó al callejón el que cerró plaza, aunque hubo varios que lo intentaron hacer, como el que abrió plaza que buscó insistentemente saltar al callejón sin conseguirlo. Fueron devueltos por haber sido inutilizados: el quinto que se afectó seriamente del cuarto trasero izquierdo, saliendo uno de Monte Caldera, que hizo quinto bis y se despitorró del izquierdo al estrellarse en un burladero, al final salió, Luminoso, también de Monte Caldera, que fue un inválido.

Manuel Gutiérrez: Silencio tras tres avisos y silencio.

Francisco Martínez: Oreja con petición de la segunda y silencio tras dos avisos.

José Sainz: Silencio y una oreja.

Detalles:

Tras el despeje de cuadrillas, se guardó un minuto en recuerdo del ganadero Cuco Peña y la fotógrafa Daniela Magdaleno, quienes lamentablemente fallecieron la semana pasada.

El enloquecido del buenazo de Brauny, decidió regalar un INMERECIDO arrastre lento al que hizo segundo, que fue como ya hemos mencionado, manso, deslucido y salía con la cara alta.

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La novillada de La Soledad no fue lo que se esperaba, suponíamos iba a estar mejor presentada, y sobre todo, que los novillos tendrían casta y bravura; justamente fue de lo que carecieron.

En este contexto, han destacado dos jóvenes, sí incipientes, pero que muestran un porvenir halagüeño por sus argumentos. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que salieron literalmente a poner el corazón sobre la arena, a pesar de que tuvieron astados mansos que por su invalidez como el sexto complicaban las cosas.

Farolero, fue el primero de, Francisco Martínez, un manso deslucido que iba con la cara alta, que no peleó con los caballos, y al que el enloquecido buenazo de Brauny, le regaló un absurdo arrastre lento.

Francisco, desde que salió comenzó hacerse del novillo, a pesar de que punteaba la capa. Tras el intento de suerte de varas, hizo un quite de chicuelinas con tafalleras, que le ha resultado correcto y preciso. En banderillas, vaya que ha estado bien. El primer par fue precedido de un quiebro, para luego gallear e imponer con certeza las banderillas, luego puso otros dos luciendo y consiguiendo el objetivo.

Después de recibir el reconocimiento del respetable, comenzaría la faena, consintiendo al astado, ese fue el mérito. Mientras hace muchos años los toreros y novilleros, se imponían a los bureles, ahora hay que consentirlos para que no rebasen el nivel del mandato del joven novillero, y así aparecieron series con la derecha templadas y de buen gusto, mostrando y demostrando que en Francisco habita un gran torero; a pesar de que por el lado natural se ponía por delante, no dejó de intentar y lo consiguió.

Así vimos a un joven que avanza con paso sólido y eso está muy bien. Como parte final, aparecieron bernadinas ajustadísimas, una arrucina de hinojos y un remate soberbio. Dejó un certero espadazo, que por sí solo valía la oreja, y el buenazo de brauny, sólo concedió un trofeo, aunque hubo insistente petición del respetable por el segundo.

Pareció que el buenazo de Brauny no tiene en su lista de toreros predilectos a Francisco, porque hasta un ilógico…

… ¡sí!, ILÓGICO arrastre lento que homenajeó a la mansedumbre, ordenó, intentando aminorar lo bien que ha estado Francisco Martínez.

En el quinto, Francisco, vio aparecer hasta tres novillos, dos fueron a los corrales por inutilizarse, y el que mantuvo en el redondel el buenazo de Brauny, a pesar de que estaba inválido, no ordenó su regreso, lo que pudiera dar más argumento a la tesis, de que Francisco no es de la predilección de este hombre que habitó el palco de la nula autoridad.

Así que, Paco, con el inválido de Luminoso, que fue manso, se dolió al castigo y saliendo de varas se derrumbó. El joven Martínez se impuso a la adversidad. Un bien logrado quite por caleserinas, a pesar de que había que aguantar el paso lento, lentísimo del inválido bovino, que rodó por la arena a cada momento. Fue una faena inteligente extrayendo pases impensables, lo que demuestran los argumentos de, Francisco, quien como punto final, hizo luquesinas. Cuando se suponía que tras la suerte suprema recogería otra oreja, todo quedó en el hubiera, ya que estuvo mal con el acero, escuchando hasta dos avisos. Silencio.

El jovencito, José Sainz, tuvo como la antítesis de lo que debe ser un colaborador a, Sereno, que no peleó en los caballos y fue otro inválido. El potosino ha estado bien y por ello a fuerza de no hostigar al novillo, pudo concretar un saludo aterciopelado por verónicas que tuvo dos magníficos recortes. Después de bonitos pases de tanteo. Su faena tuvo intermitencia por la invalidez de su astado. Tras estocada baja, escucharía silencio.

El que cerró plaza, definitivamente a su salida saltó al callejón, intentando consumar la huida, lo que provocó se acentuara la invalidez. José -quien tiene nombre de un gran carpintero y este lunes es su santo, felicidades- dejó chicuelinas justamente para recortar la huida.

Tras el simulacro de la suerte de varas la faena fue estructurada con sumo cuidado para evitar se derrumbara el novillo. Series impensables con la derecha y por el lado natural aparecieron, con clase y buen gusto, aguantando hasta lo indecible con tal de que no se derrumbara el inválido novillo, lo que acabaría ocurriendo en los remates.

José nos enseñó un interesante prospecto, con buenas maneras e intuición del toreo. Dejó una estocada delantera, y el público exigió como retribución a su apasionada entrega, la concesión de una oreja.

Estuvo ahí, Manuel Gutiérrez, haciendo cosas absurdas, en verdad absurdas, como si estuvira extraviado en otro planeta, porque no tenían nada de lógica, llevándose fuertes guantazos del novillo, Ebanista, al insistir sin que viniera al caso, incluso, hasta por su extrema inexperiencia, torear hincado. Ha estado fatal con el acero, y vio irse a los corrales tras escuchar los tres avisos, a su novillo.

Con, Guardagujas, un novillo soso y deslucido, algo quiso resarcir de su pésima participación, dejando algunos intentos con ambas manos, pero….

… pero, no fue suficiente. Dejó una estocada casi baja delantera, y se fue en medio del sepulcral silencio.

Lo importante de este festejo ha sido que aparecieron dos jóvenes, Francisco Martínez y José Sainz, que prometen mucho, y estamos seguros que cumplirán.

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@PERIODISTAURINO 

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