Crónicas

En Olivenza… Oreja para Ginés Marín

Olivenza (Badajoz). Domingo 4 de marzo de 2018. Quinto y último festejo del abono en horario vespertino. Toros de Zalduendo (1º y 6º), Garcigrande (2º), Domingo Hernández (5º) y Victorino Martín (3º y 4º), toros desiguales de presentación y juego. Al primero de Victorino Martín lo aplaudieron de salida. Tres cuartos de plaza con nubes, viento y algo de lluvia.

Antonio Ferrera, quién sustituyó a El Juli: Silencio, ovación con saludos tras dos avisos y ovación con saludos tras aviso.

Ginés Marín: Oreja, ovación con saludos tras aviso y silencio.

Detalles:

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de los ganaderos recientemente desaparecidos, Victorino Martín Andrés y Domingo Hernández. Los toros salieron con divisa negra.

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En un mismo día, vimos a ese gran torero que es, Antonio Ferrera, sí toreros como Antonio le dan razón de ser a la tauromaquia, y hacen conocer la verdad del toreo.

Con el Zalduendo que abrió el festejo al que le faltó fondo, Antonio hizo una faena interesante, porque además de cuidar al toro buscando no molestarle, pudo extraer pases con ambos pitones que demuestran la torería de Antonio. Fue silenciado tras dos pinchazos, porque inesperadamente el toro s echó en la arena.

El tercero -segundo de Antonio- apareció un imponente Victorino, complicado como tiene que ser, la casta reiteramos complica todo, pero habiendo toreros como Ferrera, todo lleva a buen puerto, sobre todo cuando hizo el toreo en redondo. Al final, estocada caída y múltiples pinchazos, redujeron el reconocimiento en saludos tras dos avisos.

Como quinto -tercero de Ferrera- uno de Domingo Hernández, con el que tuvo un susto cuando al inicio de la faena muletero resbaló peligrosamente frente a la cara del astado, resolvió toreando de hinojos por la cara, como lo hacen los verdaderos toreros que no se arredran ante la adversidad. Una faena de inteligencia para meter en vereda al manso ejemplar, que al final acabó yéndose a menos. Al final una estocada y un descabello, para ser reconocido con una ovación de gala en el tercio.

Ginés Marín se presentó en su segunda comparecencia en Olivenza, un joven que promete mucho por sus sólidos argumentos, le correspondió como primero -segundo del festejo- Figurín de la ganadería comercial de Garcigrande, pero Ginés de figurín nada, un prospecto tan sólido como él, se espera que más que figurín, sea de esos toreros mágicos de un grupo superior muy por encima de los llamados figuras, que deje honda huella en la historial del toreo.

Así saludó a su primer ejemplar, con verónicas cadenciosas, ya en la muleta, a pesar de que la mansedumbre del astado era evidente y el descastamiento le impedía andar, Marín, supo extraer faena seria, sobre y contundente, para que al final tras el espadas, conquistar una oreja.

Bien por Ginés, pero toreros como él nada de ganaderías comerciales, eso le hace daño, mucho daño a los toreros.

El segundo de Ginés -cuarto del festejo- procedió de la mítica ganadería de don Victorino Martín, la casta complica todo, pero para toreros con fundamento como Marín, todo tiende ir para más, así que extrajo series de enorme valía, que entusiasmaron al respetable. De no haber sido porque la estocada hizo guardia y tras una sucesión de inesperados pinchazos, todo quedó en un saludó tras aviso.

Como punto final al festejo, apareció uno de Zalduendo, no había mucho que hacer, el toro manso y descastado, no le dio opciones, aunque toreros como Ginés las buscan y aunque sean un mero boceto de lo que puede ser, dejó constancia de su voluntad y entrega. Fue silenciado.

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Foto: Prensa FIT