Crónicas

En la Monumental México… Genial cátedra de Andy, iluminó con el poder de su verdad

Con una entrada que llega seguramente a las 7 mil personas, en lo que ha sido el cerrojazo de la Temporada Grande 2017-2018, se han lidiado dos toros de Reyes Huertas, bien presentados, que han resultado con cierta movilidad, el buenazo de Brauny, absurdamente dio un arrastre lento al primero, mientras que decidió indultar al segundo, sin que existiera un elemento contundente para ello. Para los toreros de a pié se lidió un encierro de Las Huertas, correctamente presentados, mansos, descastados, y el que cerró plaza hasta inválido.

El rejoneador Andy Cartagena: Palmas y vuelta triunfal tras indulto.

Arturo Macías El Cejas: Oreja y oreja tras aviso.

Leo Valadez: Silencio en ambos ejemplares.

Detalles:

Para no variar, uno de los enemigos públicos número uno de la Fiesta, en esta ocasión, el buenazo de Brauny, quien habitó el palco de la inútil autoridad, decidió conceder al primer toro de Reyes Huerta, indebido arrastre lento, un toro violento que esperaba al jinete, cuando ha sido el rejoneador quien tuvo que aguantar y salir airoso; sin embargo, enloqueció sin remedio, el buenazo de Brauny, en el segundo del caballero en plaza, al autorizar inmerecido indulto a Copo de Nieve con 514 kilos, siendo el rejoneador, quien lo cuidó y dejó “crudo”, al no excederse con el rejón de castigo, para que pudiera tener fuerza en toda la lidia, ha sido en verdad bueno, con movilidad, pero no para indulto.

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Una de las faenas de rejones más bellas que he visto en mi eterna juventud, ha sido la que este domingo escenificó, Andy Cartagena, con su segundo ejemplar. Una propuesta bella en las formas y con sólido contenido, concediendo para el paladar del selecto diletante del arte del toreo, efímeros momentos escultóricos plenos de ritmo y armonía.

Sí, hubo poesía..

… hubo música,

… hubo fina arquitectura en las formas,

… hubo poder del sentimiento en el contenido.

Salió en cuarto sitio, Copo de Nieve, faena que por cierto brindó al empresario de Peto, Yucatán; y desde ahí se le apreció cierta movilidad al astado, y Andy, de inmediato se hizo del toro, llevándole sometido en la grupa, cuando hubo el toreo a dos pistas, conocido como gamerinas, de tanta cercanía que había, aparecieron detalles que se asemejaron a los trincherazos, lo que impactó en su conjunto en el público, quedando así sometido el de Reyes Huerta, y subyugado el gran público.

Tras esta demostración, impuso el rejón de castigo y remató la suerte con majeza, volviendo a recorrer el anillo en compañía del toro que le llevaba literalmente fijo ne el equino, y si le aventaba hachazos, Andy, haciendo gala del gran jinete que es, cambiaba el rumbo con ese toreo a dos pistas, y proseguía con serena inteligencia, ¡impávido!, ante el inminente riesgo que había, por el toro encastado que tenía frente a él.

Una faena exquisita, exacta y armónica, que daba gusto disfrutar haciendo exaltar al espíritu, y saliendo los espontáneos ¡olés!, que inundaron de evidente reconocimiento y admiración al extraordinario rejoneador.

Ha toreado con tanta cercanía que parecía increíble.

Andy, comunicaba al público su evidente disfrute, y así todos en comunión, con el espíritu gozoso, hemos sido testigos de una de las más bellas faenas que se han realizado en el arte del rejoneo.

Apareció entonces, Humano, caballo que camina con las patas traseras, y en cada exhibición, tras concretarla, salía hacia el toro e imponía una banderilla al violín, lo que ocurrió hasta en tres ocasiones.

Andy, no para de torear, de hacer cortesías con sus caballos educados a la alta escuela, para mientras devolverle al toro su aire, y así proseguir.

Se puede afirmar, que ha sabido dar su tiempo a todo y eso fue el éxito, su éxito…

… el tiempo correcto, el movimiento perfecto, el sano equilibrio que debe guardar toda obra de arte.

Esto provocó, en cierto sector del público, sobrevalorar al buen toro, exigiendo el indulto, y el buenazo de Brauny inmerso en la locura total, decidió autorizarlo, cuando debió haber sido el primero en guardar las formas tras un análisis serio y contundente.

Si Andy hubiera firmado la seria y luminosa obra de arte que había consumado, seguramente los máximos trofeos habrían caído en sus manos, porque una obra de arte taurino de esta magnitud, muy poco, en verdad, muy poco se ve.

El hubiera… no existe.

Tras regresar a Copo de nieve a los corrales, el caballeroso de Andy, invitó al ganadero, José María Arturo Huerta y a su hijo a dar la vuelta triunfal, un reconocimiento que en la realidad, sólo le perteneció a, Andy Cartagena, por la excepcional y luminosa creación, que dejó para la posteridad.

Yoyi, fue el que abrió plaza, y por consiguiente, el primero de, Andy. Le fue llevando toreado por la grupa hasta que se impuso y luego dejó el rejón de castigo en buen sitio, para rematar la suerte así… toreando

… toreando con sinceridad y grandilocuencia.

Lo ha toreado con pureza, fue una tarde de la pureza del arte del rejoneo.

Impuso cada banderilla con certeza, en un momento dado, el caballo se desconcentró, y pareció que vendría la debacle, porque el toro le esperaba y ya teniéndole en la mira, se iba con violencia inaudita contra el rejoneador…

… no obstante, se impuso el jinete, obligó al caballo a respetar sus órdenes, para concluir toreramente, consumando la suerte.

Así vinieron otra banderilla, tres cortas y la rosa, pero con el exquisito toreo de Andy.

Lástima grande que fallara con el rejón de muerte, porque se le ha ido una muy merecida oreja.

También ha estado el señor Cejas, quien torea con brinquitos salerosos. Alguien que estaba en lugar cercano a donde me siento, me gritó “… ¡oiga Pepe, torea como un chapulín!”, y creo, que sin que suene a burla pero esa ha sido la mejor definición de su forma de torear con esos saltitos fuera de toda lógica estética.

Petirrojo, que fue un manso, soso deslucido, reticente en su andar, que primero en su huida llegó con el picador de la querencia, después, huyó hacia con el de la contraquerencia en donde se estrelló en el peto para continuar su casi imparable huida.

Un muestrario de asfixiante mansedumbre, pero ya tras este evento, el señor Cejas dejó lances saltarines insaboros.

Tras el quite de Leo Valadez por chicuelinas, el señor Cejas, después de hacernos esperar todo el tiempo del mundo, dejó feas, feas tafalleras.

Prologó su faena de muleta con pases de tanteo y una media, se pudiera decir que correctos, pero lo correcto dice tan poco, y es tan intrascendente, para dar paso a la mano diestra ante un olé que se escuchó como susurro de los pocos que todavía creen en él.

Así vinieron otras dos series, simplemente…

… simplemente correctas, le faltó estructura y contenido.

Los naturales no dijeron nada, y de pronto en medio de esa nada con la mano derecha atacó al manso y consiguió una serie que fue lo único trascendente de su participación; ya que luego el toro pronunció su mansedumbre cuando hizo notoria de nueva cuenta su huida.

Al final, el toreo para las graderías y prepararlas para la parte final, su recurso de las espaldinas para hacer un desplante al culete del toro; ¡sí! así como se lee, el toro a unos cinco metros viendo a los tendidos y el valentísimo señor Cejas viendo al cuelete del toro.

Agregó unas manoletinas innecesarias, para ya con la espada dejar una delantera caída, y le fuera regalada una oreja que no fue sustentada por nada.

Como tampoco valió nada la oreja que le obsequió el buenazo de Brauny en su segundo, al que recibió con violentas chicuelinas, luego apareció un feo, en verdad feo quite por gaoneras atropelladas.

Y una faena anodina, totalmente anodina e intrascendente que sus seguidores con aprecio le corearon. Una entera trasera, aviso, un descabello, y esa oreja inmerecida.

Quien no tuvo material fue, Leo Valadez, intentó hacer faena a su primero, pero habría sido mejor lidiarlo con guapeza -como decían los revisteros hace un siglo- y poner punto final; mientras que su segundo, fue un auténtico inválido que se pasó más tiempo echado en la arena.

Terminó la temporada grande

Se ha terminado otra temporada grande bajo la administración de Don Alberto Baillères y del arquitecto Xavier Sordo Bringas, teniendo como su gerente operativo al señor Mario Zulaica, han tenido aportaciones interesantes, como algunos jóvenes, Gerardo Adame, o el reencuentro de Jerónimo, falta más…

… sí, efectivamente, falta mucho más, pero eso ya será cuestión de la evolución en lo que a la visión empresarial se refiere, es la única que puede conseguir llenar el mayor coso del mundo.

¿Se puede llenar?

¡Por supuesto que sí!

Sólo se deben buscar las estrategias correctas, lógicas y realizables, en el índole mercadológico para poder entender que es lo que desea ver el gran público taurino de la Ciudad de México.

Queda claro en este festejo, que ahora quieren ver a, Andy Cartagena, pues habrá que ponerlo.

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@PERIODISTAURINO 

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