La Reflexión de Miguel Manzanares. En Cali… La juventud se impuso abriendo la puerta grande
El toro de cinco y el torero de veinticinco, reza un viejo proverbio taurino, y justamente esta mágica conjunción se dio ayer en el ruedo de Cañaveralejo, en el que se encontraron el joven torero antiqueño Luis Miguel Castrillón, nacido por noviembre del año 92, y un ligero, pero bien hecho cinqueño llamado Velero proveniente de la dehesa fundacional de Achury Viejo.
Tras el petardo ganadero de la tarde anterior, tanto propios como extraños, conocedores y neófitos, esperaban más de los toros en Cali, más imponencia, más grandeza, más transmisión, en suma, el toro bravo y encastado; en los corrales los toros de don Felipe Rocha, prometían mucho, bastaba ver los finos pitones y bien formados lomos para entender la seriedad del compromiso.
De nuevo abría cartel un español David Mora, querido y respetado, pero muy por debajo de lo que fue en otro tiempo; si bien toreo con clase, las distancias y prevenciones lo delataron, y con la espada no tuvo franqueza. Junto a él otro ibérico Alberto López Simón, declarado triunfador del año anterior, título que no valido pues su expresión, aunque emotiva, no deja de convencer, falta serena inteligencia y comprensión.
Sin embargo y como versa la canción “Señores, no es andaluz, perdonen no es sevillano, que pena, no es de Madrid, es colombiano” justamente el colombiano, el más joven de la terna, el que llenaba el cupo nacional, fue el que armo el alboroto, el que con argumentos y un toreo de clase, ortodoxo y fundamental demostró que la juventud y la verdad son el futuro de la fiesta.
Su expresión, ya madura y sentida, se fusiono con la embestida de Velero, un gran toro de una gran casa, que mereció la vuelta al ruedo y que de seguro tendrá un lugar importante en las estadísticas de la presente temporada nacional, caracterizada por los toros para las figuras y la nobleza borreguna; Sin duda, un toro de los que demuestran que trapío y calidad no son kilos.
Salió el colombiano por la puerta grande, con méritos y argumentos, y su marcha triunfal es poderoso mensaje para empresarios y aficionados, pues la juventud se viene abriendo caminos y va en procura de recuperar la grandeza de la fiesta, ya es hora de abrir los ojos y acoger al futuro y a la juventud con el candor de días pasados y la emoción que solo el arte taurino puede derramar en nuestros corazones.
hay grito de feria en Cali, torero en el redondel ¡ay que torero!
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