Crónicas

En la Monumental México… una novillada tan alarmante como desconcertante

Con una entrada modesta, en la Monumental Plaza de Toros México, se han lidiado novillos correctamente presentados de Caparica, pero que han sido el vivo retrato de la mansedumbre; no pelearon con las cabalgaduras, y el tercero, por ejemplo, fue la reminiscencia de la mansedumbre con genio, la casta mala. Deben estar preocupados -o eso suponemos- sus ganaderos, y ya estarán revisando los empadres para corregir todo.

Patricio Ochoa. Silencio.

Luis Manuel Castellanos: Herido.

Antonio Catalán Toñete: Silencio y pitos.

Marcos: Silencio en ambos.

Detalles:

Luis Manuel Castellanos, tras intentar entrar a matar, sufrió cornada en la cara interna  del muslo derecho, de dos trayectorias, una de 15 y otra de 20 centímetros, de las cornadas que se llaman limpias, porque no afectan ni venas ni arterias. Tras ser estabilizado fue trasladado al hospital de los toreros para ser intervenido quirúrgicamente.

Igualmente fue atendido el misterioso y longevo espontáneo en la enfermría de fuerte golpe que todo hace ver le causó conmoción.

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Han incluido a dos novilleros españoles de los que están toreando en la Europa taurina, y no han dicho nada; su presencia ha sido intrascendente, porque si no hubieran estado habría sido lo mismo, y eso es muy alarmante. Toñete que produce esperanzas en España por ser un sólido prospecto, aquí ni un suspiro dejó; mientras que, Marcos, un educado muchacho, hijo de ganaderos, de los propietarios de Garcigrande y Domingo Hernández, ganaderías comerciales predilectas de El Juli, nada dice, porque no tiene qué contar.

Y, esto es tan alarmante como desconcertante al no existir en los novilleros el espíritu de autocrítica para hallar en donde está la falla.

Pero…

… pero nosotros sí les contaremos este festejo.

El 21, se llamó el novillo que abrió plaza, y correspondió a, Patricio Ochoa, quien no pudo encontrar el hilo conductor con el capote. El novillo se estrelló con la cabalgadura, pero eso no significa que sea bravo, simplemente se estrelló por la inercia que llevaba y medio se cayó el caballo, porque de inmediato recuperó la vertical. Tras brindar a su abuelo, Fernando Tikis Ochoa, amigo de los ganaderos de esta tarde, comenzó una faena que no dijo mucho, o mejor dicho nada. El novillo resultó manso, así que había que obligarle y mandarlo, pero no hubo justamente eso. Aparecieron pases que dejaron vacíos a los espíritus de los diletantes taurinos, los que incluso para increparle al muchacho, le gritaron ¡toro!, ¡toro!, aunque en la realidad no había tal. Si bien es cierto que el grito era desacertado por la mansedumbre evidente del astado, si era cierto que le faltó mayor argumento al novillero para hacer notar que en él existe un futuro importante. Dejó una estocada caída que provocó vómito sanguíneo. Silencio.

Luis Manuel Castellanos, enfrentó al que fue el segundo de nombre, Baruk, el que de inmediato lo desarmó de su capote. Dejó lances cumplidores y un quite entusiasta por lances a pies juntos. La faena tuvo momentos interesantes, pero nunca se ciñó al novillo, siempre de lejitos. A pesar de la mansedumbre del de Caparica, tuvo cierta bondad en su embestir, de lo que el público se dio cuenta, haciéndoselo notar a, Luis Manuel; pero se dio en seguir dando pases y más pases con ambas manos, sin que consiguiera convencer. Entró a matar y justo ahí recibió un derrote cuando pinchaba, lo que le hirió enviándole de inmediato a la enfermería.

Ha sido, Patricio Ochoa, quien tuvo que poner el espadazo final, tardando en cumplir su cometido por el desatino. Al final dejó un espadazo trasero y tendido. El novillo tardó en caer no por bravo, sino porque la espada estaba mal colocada y el descabello no dio en el sitio correcto, haciéndole daño a medias, ya que sólo lo dejó en el desequilibrio a punto de fenecer.

Antonio Catalán Toñete, ha enfrentado al tercero del festejo, manso que desarrolló genio. Y es vidente que no se puede llegar a México, bajarse del avión y salir a torear. No es la misma embestida del novillo español al que habita en México, sobre todo, porque están acostumbrado al encaste Parladé vía el desencaste Domecq, y aunque salgan tan mansos como los de allá, el Saltillo tiene otro comportamiento. No pudo dominarlo, se ha quedado en el intento con todo y la evidente disposición mostrada, ya que le faltó entendimiento lidiador para concretar algo que convenciera. Dos pinchazos, uno de ellos, haciendo feamente por él, luego vendría la estocada caída. Silencio.

Perro Negro para, Marcos, quien ha estado como le hemos visto tanto en España, así como en su plaza predilecta de México, Cinco Villas, anodino, intrascendente, sin decir nada, faena correcta en momentos, pero todo hace ver el esfuerzo inútil de intentar decir algo y no transmitirlo. Quedó en el ensordecedor silencio.

Inesperadamente

Cuando todos nos preguntábamos, dado el penoso escenario que habían dejado los novilleros, ¿quiénes serían los que tendría la responsabilidad de torear al quinto y al sexto…

… ¡inesperadamente se anunció que Toñete y Marcos!, torearían a los siguientes novillos como premio.

¿Premio?
¿Premio a qué?

¿Premio a la ineptitud?

Desconcertados estábamos todos, porque al no existir un sólido argumento no eran merecedores a los novillos de premio.

Así que salió el quinto, de nombre, Cochi, un manso de embestidas cortas y borregunas. La faena de Toñete, fue con base en cuartitos de pase, no daba dimensión al ovejuno caminar de Cochi. Suponemos que ante esto, deben estar alarmados los ganaderos al tener tanta mansedumbre en su vacada. Después de varias series que no denotaron ni demostraron que Toñete es uno de los prometedores novilleros españoles, decidió poner punto final con una estocada contraria que hizo guardia, luego dejó otra trasera y caída, y vinieron los descabello, 12…

… ¡sí!, ¡12! han sido con dos avisos. El buenazo de Jorjazo le ha perdonado el tercer aviso. Pitos.

Cuyo, cerró plaza y, Marcos, casi al final de la faena anodina con la que no volvió a decir nada; primero por el manso y deslucido novillo, así como por el novillero que no pasa mucho con él, apareció un espontáneo que cayó conmocionado en la arena tras saltar desde las barreras.

Cuando el novillo pasó cerca de él, y le aventó un derrote, para fortuna del misterioso y longevo espontáneo, estaba ya en la arena y sólo le quitó el saquito (americana).

Marco ha dejado tres cuartos de espadazo habilidoso, siete descabellos con un aviso. Escuchó pitos.

Al final de tan desconcertante novillada, de la que se esperaba mucho y no cumplieron los novilleros con las expectativas salimos reflexionado:

¡Qué necesitan estos jóvenes para entender y comprender que la Fiesta es grandeza!

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@PERIODISTAURINO 

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