En Bargas… El bastión del torismo
Plaza de toros de Bargas (Toledo). Lunes 18 de Septiembre de 2017. Media plaza en los tendidos, en tarde soleada. Tradicionales fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Sala. Corrida de toros de Buenavista, el quinto de nombre Galan, negro de capa, herrado con el nº 46, nacido en Enero 2012, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Extraordinarios de presentación, nobles y con clase primero y tercero, extraordinario y codicioso el quinto. Noble el primero, desrazado el segundo, con calidad por el izquierdo el tercero, deslucido el cuarto, extraordinario el quinto y noble con falta de fuerzas el sexto.
Eugenio de Mora: Oreja y oreja.
Rubén Pinar: Oreja y ovación con saludos tras aviso.
Saúl Jiménez Fortes: Dos orejas y ovación con saludos tras aviso.
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Bargas en plena comarca de la Sagra a 50 kilómetros de la capital de España, respira ambiente taurino por los cuatro costados. Sus calles engalanadas para la ocasión desempolvan el ambiente festivo de sus fiestas Patronales en honor al Cristo de la Sala, querido y venerado en este municipio toledano, que año tras año se hace un hueco entre tanto cartel ramplón y aburrido.
En Bargas, premia el toro por encima de todo.
El toro como tótem, siendo el auténtico Rey del espectáculo, cuya integridad de sus astas brilla por su ausencia. Aunque eso tristemente, se está convirtiendo en costumbre en los últimos tiempos. Bargas como bastión taurino, y que nada tiene que envidiarle a muchos municipios del Valle del terror.
Si la temporada pasada fue una rematada corrida de Martín Lorca, la que se dio cita en este municipio a un paso de Toledo, para esta temporada una corrida de Buenavista de enorme presencia y trapío, aguardaba en sus corrales.
Una corrida que estaba reseñada para la pasada feria de Málaga – plaza de 1º -, hacía su aparición. Un corridón. Y es que ejemplares tan cuajados asustaron para una plaza como Bargas de tercera categoría. La corrida lo tuvo todo para el espectáculo. Hubo ejemplares para todos los gustos. El mejor, el quinto al que le pidieron hasta el indulto por parte de una Clotilde Calvo que antes de que Rubén Pinar tomara la espada de verdad, se levantó de su localidad a voz en grito, pidiéndole que no lo estoqueara. Lo nunca visto.
Aparte del segundo del lote de Pinar, el primero con prontitud y nobleza y un tercero de muchos quilates, sirvió para que la terna abriera de par en par la puerta grande, pero tan solo Fortes salvó una tarde en la que Eugenio de Mora que salió a hombros, debió haberlo hecho a pie acompañando a Rubén Pinar.
Fue precisamente, Fortes, el que mejor supo aprovechar la notable corrida de Clotilde Calvo, a tenor de sus dos actuaciones, plenas de compromiso, sinceridad y una pizca de sobriedad. Al tercero le cuajó los naturales de mayor peso de la tarde. Un toro que bajó un punto el nivel de presencia del encierro, pero que no fue impedimento para que el malagueño le articulara un ramillete de naturales de mucho poso. El de Buenavista desarrolló fondo y limpieza en la muleta del malagueño, que dejó una actuación variada por ambos pitones.
Por si había algún tipo de dudas, se entregó con la espada y como puñal tumbó a su primero. Dos orejas. Esta vez, no hubo momento para florituras, ni para traspasar la línea dramática que acostumbra. Esta vez surgió el Fortes sereno y templado. El mejor Fortes.
¡Ahí estuvo!
¡Ahí estaba!
Quiso intentarlo con el sexto. Un tío. Aplaudido de salida. Alto de agujas, largo y serio por delante, aunque no muy aparatoso; le sirvió también a Fortes para inventarse una faena que quiso poner franqueza a un toro que le enganchó en la corta distancia, y que se desplazaba sin una pizca de casta ni bravura. La faena no llegó a calar en los tendidos, y la espada afeó la actuación. Aún así, Bargas le sirve a Fortes para seguir creciendo, en una temporada en el que poso y la regularidad se hicieron más importantes si cabe, en la mentalidad ganadora de este torero.
Eugenio de Mora, atesora 20 años de alternativa conmemorados en su vecina Mora hace escasos días; pero el aroma que desprende este torero es directamente a cartucho quemado. El toledano goza de oficio, pero nula disposición. La edad, unido a su pobre concepción hace que tardes como la de Bargas queden en el olvido, por mucha Puerta Grande que se precie. Y es que la de Bargas, fue un auténtico regalo. Una mentira a Eugenio. Y es que debió salir a pie junto a Pinar, pero el público quiso obsequiar con una oreja al cuarto, una faena de trallazos. Otra cortó del nobletón primero. Ya estaba encarrillada la Puerta Grande.
¡Que desfachatez!
El que abrió función le pegaron de lo lindo en el caballo, y lo acusó durante la lidia. Apretaba hacia los adentros con mucha facilidad pero cuando le obligaba De Mora hacia los medios, era otro cantar. Aun así fue pronto en la muleta y manejable en los muletazos de tanteo que el toledano le hilvanó en una faena, en la que tan sólo se dedicó a acompañar la embestida. Orejita.
El cuarto, otro tren de Buenavista, puso en aprietos a la cuadrilla. Pronto le corrió pasos el toledano frente a un toro correoso que repuso rápido y que acabó por engancharle la muleta. Nunca descolgó Novedoso, que estuvo claramente muy por encima del toledano, y que en otras manos se hubiera lucido más. Faena trapacera sin ninguna actitud, con otra oreja de regalo.
De vacío se fue, Rubén Pinar, y es que no fue para menos. Tras Madrid, ahora Bargas hace que su figura quede en entredicho cuando 24 horas terminada la feria de Albacete, las apuestas le dan como claro vencedor. Dos tardes a hombros, aunque viendo su tarde en Bargas es como para pensarse que ocurrió en Albacete. Suerte o justicia. Realidad o ficción. Lo que está claro, es que a Pinar se le fue el quinto, un excepcional toro de Buenavista que se marchó camino del desolladero con las dos orejas.
Galán ya avisó a las primeras de cambio de lo que era capaz. Hizo el avión a Pinar en el saludo capotero. Repitió de forma incansable. Raza, clase y fijeza. Derroche de casta. El quinto pidió llevarlo de largo, pero Pinar se empeñó en la corta distancia con un pleno de enganchones para acompañar. El mejor toro de la corrida con un desplazamiento, una largura y una prontitud encomiables. Rebosó calidad y el de Tobarra lo despachó vaciando la embestida hacia fuera. Un dilema. Los finales de exposición afearon por completo una actuación pueblerina, con el que acabó forzando un indulto inexplicable. El toro tuvo clase, raza y transmisión pero poco más. Bueno para la muleta, pero de puntillas pasó en el caballo.
Y tal como le ocurrió la temporada pasada en San Martín de Valdeiglesias con un toro de Ibán, pinchó hasta la extenuación una actuación ramplona. El sainete estaba firmado con el descabello.
Todo un sopor.
A Galán le despidieron con la vuelta al ruedo. Con honores. A Pinar, con la indiferencia.
En su primero, otro torazo que humilló con calidad por el pitón izquierdo. El mejor. Pronto se vino abajo. Acusó la falta de fuerzas y Pinar, continuó con sus irremediables apuros. Le perdió pasos a un toro que pedía una lidia a la antigua. Tampoco lo vio. Y eso que lo de menos fue la oreja que cortó.
Que de una corrida te embistan tres, y más como lo hicieron en Bargas es para que un ganadero esté más que satisfecho. Lástima que la terna a excepción de Fortes, pasara de puntillas con una encierro que en otras manos, el guión hubiera cambiado. Nobleza y calidad en los ejemplares de Clotilde Calvo, en una corrida extraordinaria para los toreros y poco aprovechada en líneas generales. Se echó en falta rivalidad – directamente no existió -, y el tercio de quites pasó a mejor vida.
¿Dónde quedó la competencia?
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Fotos: Cortesía de Joaquín Romera
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