En Santander… Ginés Marín, deja huella y sale en hombros
Plaza de Santander. Sábado 29 de julio. Poco más de un tercio de plaza. Toros de Luis Algarra Polera, muy justitos de presencia, mansos y descastados.
Enrique Ponce: Ovación y oreja tras dos avisos.
Cayetano: Silencio y ovación.
Ginés Marín: Dos orejas y oreja.
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Los jóvenes toreros están demostrando que la Fiesta requiere de respeto y seriedad, como argumento fundamental el toro en todo su esplendor.
Esta tarde ha sido, Ginés Marín, quien puso en claro la importancia de ser torero; y más allá de su indiscutible disposición, está mostrando y demostrando que su mente anda en busca de cimas de mayor altura. Así ha toreado a la verónica de rodillas, impactando en el tendido, y como quite aparecieron expuestas saltilleras de hinojos. Desde los medios le citó y le obligó acudir a su muleta, un toro con genio, esto es con la casta mala, violencia que supo atemperar, Ginés, dejando series de mano baja que hicieron exclamar el olé auténtico y sincero., Un gran estocada y vendrían a sus manos dos auténticos trofeos.
Ginés ya tenía la puerta grande, y pudo haber salido en comodidad, pero no fue así, se creció ante ese reto, y tras aparecer dos sobreros, ha saludado con verónicas de cadencia estentórea. A pesar de que el toro fue un descastado que pronto se vino abajo, eso no impidió que el torero, consiguiera series de mucho mérito que fueron aquilatadas por el público. Otro espolonazo, y otra oreja.
Enrique Ponce ha estado ahí, con su habitual toreo de esteticismo, que frente al que hacen los jóvenes toreros se percibe vacío. Estuvo intentando con su primero y acaso queda para el recuerdo una serie por la derecha, pero nada más.
Con el que hizo cuarto, que fue un manso dócil, sacando pases estéticos pero sin el contenido que logran dejar huella perecedera. Alguna serie por ahí que dijo tan poco, como la poncina a la que intentó obligar Enrique al bovino. Tras un pinchazo, una estocada caída que hizo tardar en caer al astado, equivocando a cierto sector del público que supuso que hizo muerte de bravo.
El bovino tardó en caer por tener la espada sumamente defectuosa. Una oreja al de Chiva que dice tan poco.
No fue la tarde de Cayetano con toros tan malos, por esa mansedumbre y descastamiento.
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