En Cutervo… Esaú Fernández sale por la puerta grande
Con poco más de tres cuartos de entrada, en tarde con sol y nubarrones se dio la cuarta tarde del serial de la Feria de Cutervo, se han lidiado toros de Parra, San Pedro y Salamanca, que han resultado muy justos de presencia, mansos en su conjunto y débiles.
Oliva Soto: Saludó en el tercio y silencio.
Esaú Fernández: Saludó en el tercio y dos orejas.
Emilio Barrantes: Saludó en el tercio.
Detalles:
Tomó la vara de manos de Toto Andrade el nuevo picador César Cahuantico
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Oliva Soto lleva el aire a romero, tiene en su toreo el concepto de la cadencia, de ritmo y del cante, distintivos que caracterizan a los diestros sevillanos. Perseverante” es el que abre la tarde, toro negro, número 29, de la ganadería de Parra, anovillado, bonito de tipo al que el sevillano supo aprovechar. Lo recibe con capotazos sin fijarlo. Acude al caballo que lo hace sentir dando coceaduras. Sale escupido del encuentro con la montura. Buena brega de El Rata. Cahuantico aplica un segundo puyazo al que se sumarán otros cuatro pasado el cambio por lo que se multa al picador, en este caso Cahuantico que ha tomado la alternativa.
El toro es correlón y echa vistazos a la valla. Tiene un pitón que ha zafado la vaina. Brindis en los medios para luego iniciar la faena de muleta con la diestra logrando buena serie por ese lado rematando con el de pecho.
Obedece el morito al toque de su matador quien con delicada templanza hace crujir las muñecas. Mete la cara con fijeza, sin malas ideas, son muy buenos los derechazos muleta por delante, cambia a la mano izquierda liga dos naturales y remata con el de pecho. La siguiente serie ídem dejando ese sabor y color especial sevillano intercalando con un par de desplantes rodillas en tierra y con la cara al tendido.
Hay armonía en la muleta de Oliva con pases acompasados. Molinetes cerrando con el abaniqueo. Se perfila para entrar a la suerte suprema clavando hasta la bola ligeramente caída. Bueno el cachetazo de Yoverita chico. Saludo.
A su segundo, cuarto del lote, de nombre Miraflorino, marcado con el 636, colorado, bociblanco, ojo de perdiz, montado, de San Pedro, es poco visto en la capa. Acude hasta seis veces al caballo de Cahuantico recibiendo cinco puyazos. Brega solvente El Rata y a los palos van Cristian Contreras y Esparza. Brinda a su familia a través del micrófono de David Muñoz para la señal de la emisora local CTV. Ni bien toca la muleta da síntomas de querer rajarse para terminar buscando refugio en tablas y quedar parado. No da pelea y se desentiende completamente. Oliva opta por aliñar y mata de estocada caída. Silencio.
Esaú Fernández vuelve a la Jorge Piedra Lozada, luego de dos años cuando alternó el 2015 con el colombiano Sebastián Riter indultando al toro Velero, de Juan Bernardo Caicedo. Le corresponde el segundo de la tarde El Pilco número 486, negro listón, de Salamanca, que el torero sevillano supo plantear faena con la muleta demostrando oficio y estando por encima de las condiciones del toro al que lleva de menos a más que sin embargo no lo ha visto para brindis.
Lo lleva a los medios donde los derechazos son encadenados con el de pecho. Con la izquierda son lentos los pases pero en dos le engancha al terminar el viaje.Cruzándose hay uno muy lento, largo y templado que remata con el forzado de pecho. Suena la música pero pide cambiar a repertorio local, en gesto que el público celebra.
Mete la cara y humilla el burel que va parándose en cada muletazo. Se ciñe con el salmantino cruzándose por ambos pitones, en uno le mete un derrote. Coloca la espada algo contraria de efecto rápido. Son escasos los pañuelos en los tendidos y el Juez, que ha puesto cara la plaza, no hace vista. Saluda en el tercio. Debió tocar pelo o por lo menos dar vuelta al ruedo.
Con Bohemio número 38, negro bragado, astifino, bajo, de Parra, se cumple el adagio aquél de que no hay quinto malo. Esaú lo recibe con vistoso saludo capotero por verónicas llevándoselo para afuera para instrumentar chicuelinas y la revolera de remate. Andrade señala bien arriba, sale el toro del caballo perdiendo las manos. Cumplen en banderillas el buen Verita que es todo un personaje, y Alán Salvador Diaz. Brinda el diestro sevillano al torero de plata retirado Antonio Lozada. Tiene en frente a un buen toro, que mete el morro humillando con clase pero justo de fuerzas.
La faena se solventa en el oficio del diestro que a base de despaciosidad y temple logra acompasar la embestida del noblón, vendiéndolo ante un público entregado que “hace olas” en los tendidos como si del fútbol se tratara. Particularidad de esta plaza. Qué bien administra la mano en cada muletazo para suavizar la velocidad del toro, eso es templar.
El toro es una carreta para torear de salón. Al son del Gato Montes va ligando uno a uno los naturales de buena factura hasta donde el motor del toro lo permite, con el tendido entregado, pide el cambio nuevamente por música local y la banda hace sonar el Cilulo. Con la diestra se asienta mejor y todo se resuelve para elevar el ambiente aún más. Algún entusiasta pide hasta el indulto. Coge el acero y se echa a matar dejando un espadazo que no hunde del todo pero que es de efecto fulminante rodando sin puntilla el bueno y noble pupilo de la ganadería huanuqueña.
Colmados los tendidos de pañuelos, el Juez, haciéndose esperar, concede las dos orejas y saca el pañuelo azul ordenando vuelta al ruedo del toro que se le brinda entre ovaciones y gesto del matador para con él cuando pasa por su lado.
El nacional Emilio Barrantes, que estuvo bien hace dos tardes, repetía en este cartel recompuesto y no desentonó dejando gran impresión su solvencia y toreo asentado. Le toca en turno el tercero, Zarco, negro zaíno, de Parra al que recibe con saludo capotero sin confiarse pues el toro no se fija del todo que necesita cerrarlo. Se agarra bien en la monta Cahuantico que suministra hasta tres puyazos al toro que se arranca a la cabalgadura hasta en cuatro veces. Buenos son los pares de Dennis Sánchez.
Toma bien los primeros muletazos por derecha, dándole aire, son ayudados los naturales y uno de pecho. Se le queda corto en uno y resuelve con solvencia. Desplantes que tocan al tendido. Está asentado el matador nacional que con lo hecho tuvo para tocar pelo, lástima que coloca una estocada baja que causa vómito sanguíneo profuso. Saludo.
Con el que cierra, Aguila de Salamanca, número 500; las cosas no son diferentes y ya con escasa luz natural, se cruza demostrando raza torera estando por encima de su oponente en todo momento que requiere pases de uno en uno por su escasa fuerza. Mata de una media tendida tras escuchar un aviso. Saludo.
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