En Alicante… efusiva salida en hombros de Manzanares y López Simón
Plaza de toros de Alicante. 4ª de la Feria de Hogueras. Cerca de tres cuartos de aforo. Toros de Juan Pedro Domecq, muy justos de presencia, de cornamentas cómodas y con sospecha de cornincure, que manifestaron los taurinautas en las redes sociales; mansos, de caminar borreguno, ninguno peleó en varas, han tenido movilidad el quinto y sexto.
Enrique Ponce: Ovación y oreja tras aviso.
José María Manzanares: Oreja tras aviso y dos orejas.
Alberto López Simón: Oreja y dos orejas.
Detalles:
El festejo dio inicio con retraso porque Enrique Ponce, primer estada, y Alberto López Simón, llegaron con más de 10 minutos de retraso.
Al terminar el paseíllo se le entregó a Manzanares por parte del club taurino y en presencia del alcalde de la ciudad y la Bellea del Foc, el premio a triunfador de la Feria de Hogueras 2016.
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Que hayan tenido sus bemoles los bovinos impresentables de Juan Pedro Domecq, por su mansedumbre, y descastamiento, como le ocurrió a, Enrique Ponce, no debe quejarse el sempiterno divo de Chiva, exige e impone ese tipo de ganaderías comerciales, y luego ocurre que ya no están funcionando como desearan; por ello la gente se está alejando de verle, lo que antes eran llenos desde hace varios años se han transformado en entradas que ya está llegando al tercio del aforo, y pudieran finalizar en la ausencia.
Este festejo, en el día grande de la Feria, no hubo lleno, menos de tres cuartos de entrada, y eso dice mucho, sí hubo gente festiva que gusta de ir a este tipo de festejos, aplaudir todo, celebrar lo que pareciera no debiese ser, como el que Ponce dejara una estocada en el sótano dos, y pedirle que saliera a escuchar ovaciones en el tercio; o como con su segundo, en donde la entusiasta, festiva, alegre asistencia le donó una oreja que no sustenta nada.
Así que pasó de noche Ponce para las buenas conciencias en este día de San Juan y no hay más que contar.
Es muy seguro que el público después entre en reflexión y se de cuenta, de que lo visto no refleja lo que debe de ser la grandeza de la Fiesta.
José María Manzanares hijo, es un gran torero en verdad, no obstante, no puede lucir con estos bovinos comerciales, como pudiera ser el auténtico héroe y el inspirador artista con el toro bravo y encastado.
Ha cortado tres orejas, sí tras faenas realizadas con pulcritud, llenas de interesantes episodios, pero que no consiguen evolucionar y trascender por la falta de esa verdad que representa el toro bravo y encastado.
La faena del quinto tuvo calidad porque el torero supo encelar al manso y conducir su movilidad con tino. El bovino se empleó y la faena entusiasmó a la gente que va a este tipo de corridas para la socialitè. Entró con una espada un tanto defectuosa que hizo tardar un poco en claudicar al astado; pero tardó por ese defecto, no porque el bovino fuera bravo, que de eso, de bravo no tuvo nada el encierro. Cortaría dos orejas.
Tampoco se puede pasar en alto, las largas de hinojos que sorpresivamente aparecieron, así como la correcta faena que hizo al segundo -su primero- en donde los trazos fueron bonitos a los que contribuyó la bondad del bovino, pero Manzanares hijo tiene tanto potencial que con estos bovinos comerciales, sólo se limita y limita a su capacidad creadora. Una oreja.
Alberto López Simón, desea reencontrarse, ojalá y lo consiga, porque cuando alguien se pierde debe hallarse para ir a más no para continuar como era antes.
Estuvo también con pulcritud en sus faenas dejando el anuncio de ese necesario reencuentro, en ambas faenas reunió series del trazo que anuncia ir al buen camino, pero faltó el toro bravo, y a pesar del festivo público, quien nunca se debe engañar es el torero, para que justamente cumpla su cometido de ir a más. Dejó espadazos defectuosos, aún así le llevaron a salir por la puerta grande.
Alberto tiene un gran potencial, es tiempo que entre a la autocrítica y guíe ese camino hacia la verdad para vivir en el arte del toreo.
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