En Madrid… Importantes toros han sido el quinto y sobretodo el sexto, se les escapó el triunfo
Las Ventas. 7 de junio de 2017. Vigésimo octava de la Feria de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Toros de Rehuelga, y uno de San Martín (1º), que fueron desiguales, tanto en hechuras como en comportamiento. Destacó en el peto el quinto por su bravísima pelea, que más tarde sería premiado con la vuelta al ruedo muy controvertida; el sexto ha sido inmejorable por su casta y bravura, el mejor del encierro.
Fernando Robleño: Silencio y silencio tras aviso
Alberto Aguilar: Silencio y ovación
Pérez Mota: Silencio y pitos.
Parte médico Alberto Aguilar
Contusión en tercio medio cara interna muslo derecho, tras la exploración quirúrgica se encuentra rotura de aponeurosis y músculo vasto interno. Es intervenido bajo sedación en la enfermería de la plaza de toros. Se traslada al Hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad. Pronóstico reservado Firmado: Dr. García Padrós.
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Abriría plaza, para Fernando Robleño, un primero de San Martín que resultaría desclasado desde el inicio. No daría muestras de bravura y no se emplearía demasiado en los dos primeros tercios. Se aplomó Robleño en las primeras tandas, con un toro que poca ligazón ofrecería. Muy poca conexión, ya que el toro fue manso y huidizo de los engaños. Robleño puso de su parte, pero no encontró fortuna, ya que no encontró a un toro con posibilidades.
El segundo de su lote, desde los comienzos enseñó estar a la defensiva, no se arrancó hacia la capa con prontitud y su comportamiento fue tal que tampoco permitió la conexión. Se quitó de las varas y cabeceó en el peto. En la faena, tras empezar con la mano derecha, Robleño, nuevamente puso de su parte, dejando perlas de mucha experiencia y labor, lo cual fue poco reconocida, ya que al no existir ni ligazón ni recorrido todo se diluye. Se templó el diestro, pero el toro no le permitió el ritmo para desarrollar una faena cuajada. La estocada fue entera.
Alberto Aguilar lidiaría en segundo turno, y auguraría unos tercios bastante halagüeños, pues arreó con fuerza en el caballo y humillaría con bastante fuerza en la embestida. Los buenos compases de la lidia, se traducirían en la faena, pero por poco tiempo, pues el toro se vino abajo rápidamente. De primeras comenzaría por su pitón derecho, por donde entregaría ritmo, movilidad y profundidad. Aguilar toreó templado, para llevárselo al natural, por dónde no estaría tan fino. Nuevamente por la mano derecha intentaría repetir lo anterior, pero fue aquí donde el toro se rajó. Ahora llevaría la cara alta y empezaría a dar muestras de flaqueza. Se lo quitó de encima en cuanto eso pasó.
En el quinto encontraría Aguilar el mejor toro de la tarde, pues desde los comienzos, y sobre todo en el caballo, daría muchas muestras de bravura y de empuje, acudió hasta tres veces al caballo con codicia. El diestro comenzaría de largo, con la mano derecha. Nada más empezar, fue capaz el toro de empitonar a Aguilar, el cual seguiría una faena que fue de menos a más. El toro repetía con fuerza y calidad. Fue aquí en donde el toro contusionó al diestro, doliéndose éste, pero continuando su labor. De forma correcta, Alberto, pudo llevarse al toro, dándole tiempo, hacia donde se sentía más cómodo, para poder canalizar su bravura y empuje. Por la derecha luciría más, y el público notaría la calidad, clase y codicia del animal. La estocada fue entera, y tras ello, concedieron vuelta al toro, de la cual hay diversidad de opiniones, ya que quizá fue demasiado.
El tercero de la tarde, para Pérez Mota, sería una copia de sus hermanos exceptuando el quinto, pues desde el inicio no ligaría de forma adecuada, e intentaría huir de los tercios. Durante el desarrollo de la faena, de nuevo la ligazón brillaría por su ausencia, y a pesar de ser presto a los engaños, teniendo así ritmo, no dio dos pases seguidos, hasta que empezó a darle su distancia por el derecho, por donde tuvo más recorrido y transmisión. De igual forma, por el pitón izquierdo buscaría la muleta, pero son conexión. Iría suelto el toro, para más tarde, tras pinchar en dos ocasiones, rematarlo con una estocada en la que fue cogido, pero sin mayores males.
El sexto de la tarde, ha resultado el mejor, presto y con humillación llamativa impactó al público. Junto con el quinto, sería el que mejores condiciones reuniría. Éste sexto tuvo ese recorrido, profundidad, clase, calidad y emotividad, a la par que una embestida poderosa, enrazada. En su faena, Pérez Mota no encontraría la conexión total, y desperdició la gran calidad de un toro excepcional, por la mano derecha. Por el contrario, se encontraría mejor por su mano izquierda, al natural, en donde se le observó más cómodo y con más ligazón uniéndose al toro. De pronto y sin que viniera al caso, decidió parar de torear, la gente se enfureció, y tras pinchar en una ocasión, para estoquear más tarde, fue sonoramente pitado, mientras al toro se le ovacionaría con fuerza.
En resumidas cuentas, hemos visto hoy una corrida bastante desigual y variada, en cuanto a hechuras, tipo y comportamiento. Los mejores toros fueron quinto y sexto, el quinto premiado con la vuelta al ruedo, y el sexto, por reunir las condiciones adecuadas para cumplir como toro bravo y encastado.
Robleño puso experiencia de enfrentar toros complicados pero le faltó entender al toro bravo; Aguilar ganas e inteligencia para dar tiempo y espacio a su lote, y Pérez Mota quizá fue el que se encontró menos a gusto con sus toros, porque se percibió a la deriva. Igualmente, hemos visto toros bravos en Las Ventas, alternando con cierta mansedumbre, pero en líneas generales, una corrida de toros. ¡Viva la Fiesta!
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