En Madrid… Estoconazo a cuerpo limpio, de oreja para Joselito Adame
Las Ventas, 27 de mayo. Decimoséptima de la Feria de San Isidro. Más de dos tercios de plaza. Con toros de El Torero, dieron poco juego y de escasas hechuras a excepción del 4º y 6º, que se movieron algo más.
Joselito Adame: Silencio, silencio tras aviso y oreja.
Francisco José Espada: Quien confirmaba alternativa, cogido aparatosamente.
Ginés Marín: Silencio y silencio.
Detalles:
Francisco José Espada fue prendido por el toro con el que confirmaba alternativa, el primero de la tarde.
Partes médicos:
“Traumatismo craneoencefálico, con pérdida de conciencia de cinco minutos de duración. Traumatismo facial pendiente de estudio radiológico. Se traslada al Hospital San Francisco de Asís con cargo a la Fraternidad. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia. Firmado: Dr. García Padrós“.
Joselito Adame entró a matar sin muleta en el sexto de la tarde dejando un estoconazo en el que recibió un fuerte choque con el astado: “Contusión de cresta ilíaca derecha. Erosiones múltiples en cuero cabelludo“.
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Una tarde caracterizada por la mansedumbre que limitó las actuaciones de los toreros, teniendo así que ejecutar un toreo de escasa transmisión.
Abría plaza Francisco José Espada, quien confirmaba alternativa, ante un toro suelto de salida. No fue fácil el tercio de banderillas ya que se aquerenció en tablas. Por estatuarios comenzó la faena, pero no consiguió una fijeza del animal en la muleta. El diestro buscó su embestida y puso todo de su parte. Para intentar avivar al tendido, se pasó al toro por la espalda en repetidas ocasiones. Mala suerte tuvo al entrar a matar en su segunda vez, cuando fue volteado feamente, quedándose inconsciente. Fue llevado rápidamente a la enfermería, donde confirmaron la imposibilidad de continuar con la lidia.
Debilidad mostró un anovillado segundo de la tarde, para Joselito Adame. Dejó un quite por saltilleras tras unas gaoneras cedidas a Ginés Marín. Con mucha suavidad lo bregó el de Celeste y Azabache, Miguel Martín, la cual requirió el toro durante toda su lidia. No tardó en quitarse de en medio al astado, que se mostró soso a pesar de intentarlo por ambos pitones. Consiguió dejar una buena tanda por el derecho gracias a la movilidad desencastada que mostró el de El Torero.
Más evidencias de fuerza y empuje dejó el cuarto, para el diestro de Aguascalientes. El animal cumplió en los dos primeros tercios pero fue yendo a menos. Al tomar la muleta el matador, supo tratarlo con suavidad. Lo entendió muy bien, dejándole los tiempos necesarios para no terminar de apagar al astado. Faltó transmisión al público. La estocada fue buena.
El sexto fue también para Joselito Adame, el cual salió con la cara alta pero con galope. Comenzó con los pies quietos por estatuarios. Pudo conectar con el tendido con dos buenas series por el pitón derecho. Se cruzó al natural dando todo lo que el diestro podía dar, ocultando así los defectos del animal. Concluyó con unas arriesgadas bernardinas y finalmente, tiró la muleta al albero para lanzarse por todo lo alto y dejar un estoconazo. La consecuencia fue un fuerte choque y posterior levantada aunque no fue a más gracias a la letalidad del espadazo, dejando así una de las imágenes más interesantes de la Feria, en materia de suertes supremas.
A la verónica con los pies juntos recibió Ginés Marín al primero de su lote. El toro mostró debilidad en abundancia desde las varas. A pesar de las numerosas evidencias de la escasa fuerza que presentaba, el presidente no sacó el pañuelo verde, teniendo así que dar muerte el torero jerezano sin opción alguna de lidiarlo.
Volvió a tener muy mala fortuna con su segundo, el cual mostró problemas de visión, que no contempló la presidencia. Esto derivó en un más que entendible enfado por parte del tendido. Ginés Marín brindó al público. Tuvo que empuñar los aceros a un toro que volvió a acusar su falta de visión.
En resumen, una corrida con gran expectación por ver a tres toreros entre los que se encontraba el responsable de abrir la Puerta Grande de la calle Alcalá dos días atrás.
Fue una verdadera pena no poder darle opciones de lidia por culpa de un lote inválido. Hubo que esperar al final de todo para poder contemplar el acto de entrega por parte de Joselito Adame para abandonar la muleta y dejar lo que posiblemente será la mejor estocada de la Feria.
Hecho que nos hizo recordar a sus paisanos, Luis Castro El Soldado y Lorenzo Garza, justo hace un siglo, cuando siendo novilleros en la antigua plaza de toros de Madrid, el primero, abandonó la muleta para citar con un pañuelo; mientras que Lorenzo Garza, lo hizo a cuerpo limpio, como ahora lo emuló Joselito.
Porque eso es la Fiesta de los Toros, valor y entrega para poder hacer degustar al tendido tal obra de arte.
Sin embargo, es necesario un toro encastado y con calidad, el cual no hemos podido apreciar esta tarde en el coso de Las Ventas.
Defendamos esta apasionada entrega por parte del torero pero exigiendo el protagonista de todo esto:
¡Un Toro Bravo!
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