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En Valencia… Fernando Beltrán dio la única vuelta al redondel

Plaza de toros de Valencia. Festividad de la Virgen de los Desamparados se ha celebrado la tradicional novillada del mes de mayo, con casi 1/3 de entrada. Novillos de Hermanos Sánchez Herrero. Serios y desiguales de hechuras y juego.

Fernando Beltrán: Silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición

Alfonso Cadaval: Silencio y palmas tras aviso

Carlos Ochoa: Saludos tras tres avisos con ligera división de opiniones y ovación con saludos.

Detalles:

Se desmonteraron tras parear al 2º Juan Carlos García y Manuel Izquierdo.

Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Manolo Montoliú, Palomo Linares y Adrián Hinojosa.

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Carlos Ochoa sufrió la ignominia de escuchar los tres avisos en el tercer novillo de la tarde pero, sin embargo, dejó los mejores momentos de la novillada de la Virgen de los Desamparados. La novillada de Sánchez Herrero, mansa y deslucida, complicó mucho el normal desarrollo de un festejo en el que el valenciano Fernando Beltrán hizo un buen esfuerzo ante el cuarto con el que dio la vuelta al ruedo y Alfonso Cadaval dejó un ramillete de buenos naturales ante el quinto.

Ochoa, que debutaba en Valencia fue el más activo de la terna. No dejó pasar ningún turno de quites y pudo resarcirse con el sexto del mal sabor de boca de su turno anterior. Ese sexto fue un novillo complicado, marcando mucho la querencia a tablas. Dilató mucho el segundo tercio y Carlos Ochoa comenzó de forma esperanzadora la faena de muleta. El novillo apenas le duró dos tandas, enseguida se rajó y no permitió al madrileño certificar lo que habían sido muy buenos apuntes.

Fernando Beltrán estuvo firme y muy convencido ante el cuarto, el novillo de más cuajo de la novillada. Su puesta en escena, sobria pero encorajinada fue prácticamente lo único que pudo sacar en claro ante la poca colaboración del novillo de Sánchez Herrero.

Alfonso Cadaval, plantó cara con decisión a su deslucido y complicado primero, un novillo que no humilló nunca y se orientó pronto. Lo intentó todo el sevillano, con muy buena disposición y tragando más de lo aconsejado, pero su enemigo fue imposible.

El quinto fue el más fuerte de la novillada, un auténtico toro con 530 kilos al que Alfonso entendió muy bien, sacando a relucir las buenas formas de su toreo. Brilló especialmente al natural, por donde logró los mejores momentos de la faena y los de más calidad de la tarde. Fue una pena que la estocada entera que dejó no hiciera efecto, porque podría haber cortado una oreja. Finalmente tuvo que descabellar y perdió el triunfo.

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@TorosenelMundo_

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