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Fallece, Ángela, una torera luchadora, feminista y reivindicativa

María de los Ángeles Hernández Gómez, Ángela, en el mundo de los toros (Alicante, 1946-2016) no pasará a la historia de la tauromaquia por sus triunfos en las plazas de postín, pero sí debería ser recordada como una mujer de bandera y una torera comprometida con el derecho de todas las mujeres a torear a pie, actividad que estuvo prohibida en España hasta el año 1974 cuando el Ministerio del Interior anuló el artículo 49 del Reglamento Taurino.

Y lo hizo a instancias de Ángela, que dedicó más de tres años de su vida a una incesante reclamación del derecho de todas las mujeres a poder torear pie a tierra, como los hombres. Así, pudo mostrar con sumo orgullo el carné que la acreditaba como primera mujer que conseguía el permiso administrativo para hacer el paseíllo como cualquier torero.

Esa fue, sin duda, su gran aportación al mundo de los toros, al que dedicó toda su vida en diversas facetas, aunque los triunfos vestida de luces le sonrieron con más frecuencia en América, adonde se traslado para ejercer su vocación ante la prohibición española.

Ángela nació el 2 de agosto de 1946 en Alicante, y muy pronto despertó en ella la afición a los toros; así, a los 13 años -el 18 de noviembre de 1959- se tiró de espontánea en un festival benéfico en su localidad natal.

Seguidamente, la familia se trasladó a Algeciras, donde su padre, guardia civil de profesión, fue destinado. Allí, cimentó su vocación y conoció a experimentados taurinos de los que aprendió la técnica del toreo, como el novillero Francisco Esplá, padre de los matadores Luis Francisco y Juan Antonio Esplá, que fue su primer maestro, Enrique Beltrán y el padre del matador José Mari Manzanares, entre otros.

Pronto quedó huérfana de padre y madre y empezó a trabajar en el campo, hasta que, a los 16 años, decidió viajar a Madrid, donde hizo sus pinitos en el mundo del cine como doble de Marisol en algunas de sus películas.

Pero la pantalla no le hizo olvidar sus aspiraciones taurinas; y como la legislación le impedía medirse con sus compañeros, aprendió equitación y se hizo rejoneadora, una especialidad que compartió en numerosas plazas con la rejoneadora portuguesa Amelia Gabor, con la que formó pareja artística.

Ante la imposibilidad de torear con capote y muleta en España viajó a Hispanoamérica, donde toreó en México, Guatemala, Panamá y Venezuela, y alcanzó éxitos muy notables.

Regresó a España en 1970, y comenzó, entonces, su lucha por el derecho de las mujeres toreras. Con el carné en el bolsillo se presentó el 15 de septiembre de 1974 en un festival en Jerez de los Caballeros (Badajoz), y debutó con picadores al año siguiente en la plaza de Palma de Mallorca apoderada por Manuel Benítez El Cordobés y Paco Ruiz.

Durante 1977 continuó su actividad en las plazas españolas, pero las continuas lesiones le impidieron alcanzar el triunfo deseado; una grave cogida en Huesca, que le afectó la columna vertebral y de la que fue intervenida en varias ocasiones, acabó con sus ilusiones. Había tomado la alternativa en la localidad mexicana de Tuxtla con Manolo Martínez como padrino. Reapareció en América en 1986, y en España toreó en Elche en 1990.

Aunque se cortó la coleta, nunca se desligó del mundo taurino; fue representante de las ganaderías de María Palma y Aguadulce, y apoderada de los toreros Luis Rubias, Ignacio Ríos y Conchi Ríos.

Ángela falleció la noche del pasado miércoles  en un centro hospitalario de Madrid, a los 71 años. Según cuenta la revista Aplausos, la torera se sometió a una operación en un hombro, pero al despertar de la anestesia se sintió mal, la situación se complicó, y, finalmente, falleció.

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@Torosenelmundo 

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