Crónicas

En la Monumental México… Y se despidió El Conde

Monumental Plaza de Toros México. Octava corrida de la Temporada Grande 2018-2019. Con una entrada que sube con relación al festejo anterior, sumando aproximadamente siete mil asistentes, se han lidiado seis toros del encaste Parladé vía Atanasio Fernández de la ganadería Barralva, que han estado impecablemente presentados, primero y cuarto, resultaron bravos y encastados, pelearon con la cabalgadura, el primero produjo un tumbo; segundo y tercero, acudieron al caballo de la querencia mostrando desde ahí mansedumbre, aunque el segundo tuvo movilidad, el tercero desarrolló genio; quinto manso, descastado, deslucido; el sexto ha resultado el mejor, casta, bravura, clase y calidad reunidos, cumplió a cabalidad con el caballo, tuvo recorrido y emotividad. Se lidió un séptimo ejemplar de la misma ganadería, pero del encaste Saltillo vía Chafik, que resultó un impresentable pequeñajo, manso.

Alfredo Ríos El Conde: Oreja y palmas; oreja en el de regalo.

Uriel Moreno El Zapata: Oreja tras aviso y silencio.

José Luis Angelino: Silencio y oreja.

Detalles:

El buenazo de Chochito Morales, autorizó una oreja por bajonazo en el sexto que produjo profuso vómito sanguíneo; así como un reserva que acabó lidiándose como regalo, impresentable.

La Asociación Nacional de Matadores de México, otorgó reconocimiento al señor Conde.

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Se ha despedido, Alfredo Ríos El Conde, y ha hecho bien, cuando las cualidades físicas comienzan abandonar al cuerpo, siendo una persona de una tauromaquia tan estridente por su evidente agilidad, está muy bien entender de ello y decir adiós.

Y así lo hizo el señor Conde, quien tuvo un lote, que mostró la complicación no sólo por la notoria edad, sino por la casta y bravura, que hacía tiempo no se veían en el mayor coso del mundo, y el torero de Guadalajara estuvo correcto, pero faltó algo más para convencer.

Con su primero, aseado con la capa, para dejar un entusiasta tercio de banderillas, y una faena que fue cumplidora, cuando pudo ser luminosa, porque el toro así lo permitía, aún así, consiguió cortar una oreja que paseó ante el beneplácito de los ahí reunidos.

Su segundo  -cuarto del festejo- otro toro de inobjetable presencia, dio facilidades para dejar el grato recuerdo de una gran faena, pero lastimosamente no fue así. Es más, el señor Conde no quiso ni banderillear -no creemos que fuera por la gran catadura de su ejemplar-, y todo quedó en las buenas intenciones, aunque de buenas intenciones están llenos los caminos al infierno.

Ni siquiera se escucharon las tradicionales Golondrinas (melodía que se interpreta cuando se despide a un amigo, familiar, etcétera), porque como ha ocurrido a últimas despedidas, habría producido sentimientos encontrados y la gente hubiera llorado, gritado olé a todo, y el regalo no hubiera sido necesario.

Al señor Conde no le gustan y pidió no se tocaran.

En este contexto que no había dejado algo sólido para el grato recuerdo, antes de concluir el tercio de banderillas del sexto, pidió permiso al señor Angelino, para solicitar la autorización del buenazo de Chochito, y regalar algo que a la postre sería un impresentable pequeñajo, tan manso como descastado.

Ahí sí, durante toda la labor muleteril, se interpretaron las Golondrinas, y fue el escenario propicio para corear todo y mucho más; la faena aunque no resultó relevante, el público emocionado por el momento que estaba viviendo, la hizo mostrar así, y quiso que se viera todavía mejor al señor Conde.

Al final, tras estocada casi baja, acabaría recibiendo una oreja que puso punto final a su carrera de torero.

Uriel Moreno El Zapata, se presentó infiltrado, pues un día antes en Hecelchekán, recibió fuerte guantiza de un bovino de Marco Garfias; sin embargo, su honradez le obligó a presentarse a comparecer en el coso titular de América y estar más que digno.

Con su primero, que si bien es cierto ha sido un toro que no fue el dechado de bravura por su evidente mansedumbre, sí tuvo movilidad y bondad en su embestir.

El señor Zapata, dejó momentos importantes con la capichuela, y por supuesto, con banderillas, de espectacular colocación; sobre todo, con el primer par al que llaman Monumental, por el que dió una vuelta al redondel.

Con la tela roja, faena de pulcritud y sentimiento, dejando pasajes elogiables por la apasionada entrega, y si es verdad que algunos pases les faltó dar mayor dimensión; ahora se entiende, que merced al fuerte guantazo que recibió un día antes en el coxis, está la respuesta.

Lo que sí, es que la faena tuvo mucho sentimiento, y el público tras entera y un descabello, ordenó al buenazo de Chochito, conceder una oreja.

Con el que hizo quinto, que tuvo genio -la casta mala-, eso no arredró a El Zapata, quien ahí estuvo meritoriamente extrayendo faena y cumpliendo cabalmente tanto a él como a sus seguidores.

Al final, ha estado mal con el acero, y es posible que sea consecuencia de haberse pasado de faena.

Pero como siempre dio otra lección de pundonor y honestidad torera.

El señor Angelino ha estado bien en sus dos tercios de banderillas, lo que se le aplaude y reconoce, no así en el tercer tercio, porque dio la impresión de que le faltó algo más.

Con su primero, había que poderle más que otra cosa, lidiarlo y demostrar que las faenas no sólo pueden ser la sumatoria inacabable de series con ambas manos; sino también, cuando no se pueden hallar esos trazos largos y sentidos, existen las faenas producto del dominio que se consigue con la lidia…

… y eso de la lidia, no pasó lista de presente.

Con el que cerró plaza, un bellísimo burraco, ha estado correcto, pero no sólo había que estar correcto, sino consagratorio.

El toro tuvo los elementos para crear una faena de fina arquitectura sustentada en el portentoso poder del sentimiento, con trazos largos y sentidos, y justamente esto, nunca apareció.

Así que todo quedó en una faena sí correcta pero limitada por el propio señor Angelino. Tras un feo bajonazo que provocó excesivo vómito sanguíneo, el buenazo de Chochito, decidió regalar una oreja, que no da ni otorga seriedad ni grandeza al rito que se escenificó por no guardar la liturgia.

En fin, que al final, cuando salíamos mi hermana Guadalupe y yo, hallamos abajo de la Puerta del Encierro, a Nancy Moreno Macías, la entusiasta hermana del señor Zapata, quien llevó a esposo e hijos para apoyar a su amado hermano.

Cosa que nos conmovió, porque justamente estos detalles hablan mucho y muy bien de un ser humano.

¡Feliz Navidad queridos amigos!

Mi gratitud por ser nuestros luminosos seguidores.

¡Dígase la verdad… aunque sea motivo de escándalo!

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@PERIODISTAURINO 

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