Crónicas

En Manizales… “Dulce” y triunfal tarde

Monumental Plaza de Toros de Manizales, segundo festejo de la XIX entrega del Ciclo prefería Toros y Ciudad. Una tarde soleada con lleno hasta las banderas, se lidiaron utreros de la ganadería de Armerías, origen Domecq, variopintos, parejos de hechuras y de dulzona embestida, destacando el quinto, premiado con generoso indulto.

Juan Gomez Dinastía: Oreja y silencio

Julián Mateo: Palmas y oreja tras indulto

Juan Sebastian Hernández: Dos orejas y silencio

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Unas son de cal y otras son de arena, reza el adagio popular, y tras dejar el océano de inexperiencia y mansedumbre de la noche anterior, pasamos a una tarde en la que los astados, nobles y amiguetes, permitieron triunfar a los alternantes, limitándose estos a seguir las embestidas, conectar con el público y validar con la espada.

Una tarde “Dulce” en todos los sentidos, desde el clima que fue compasivo y favorable, pasando por las condiciones de docilidad que demostraron los novillos, hasta llegar a un excesivo indulto, que si bien fue solicitud del respetable, aún es objeto de controversia, en lo que respecta al prototipo de toro que se busca imponer en la tauromaquia contemporánea.

Si revisamos las características de lo que se ha denominado “el toro de las figuras” sobresalen la movilidad, la acometividad y la exultante nobleza, que raya a lo borreguno, condiciones latentes en todo el encierro de la ganadería de Armerías; novillos nobles y alegres que no se cansaron de perseguir los engaños; en este sentido los bureles estuvieron claramente por encima de los alternantes, quien solo, después de atemperarse, empiezan a descubrir sus verdaderas falencias.

Juan Gomez Dinastía, sobrino del pretérito matador antioqueño Dinastía, afronto la lidia de Chacalito (382 kilos) recibiéndolo por señeras verónicas a pies juntos; mostrándose reposado; en la muleta logro embarcar la generosa embestida del buenazo, consolidando tandas de interés que emocionaron al respetable; con la tizona estocada a dos tiempos más que correcta, efectiva; el público le premia con una oreja, larga.

Su segunda comparecencia ante Triunfador (408 kilos) las buenas maneras esbozadas en su primero, se vinieron a menos, pues tras un paso excesivo por el caballo, siendo picado en dos ocasiones, el burel se vino a menos exigiendo de una faena de uno en uno y a media altura, condición que no supo ser interpretada por el respetable, que en medio de pitos y broncas exigían de una lidia que sin insumo bravo era imposible, tras lapsus de desespero y ansiedad, despacho de fea manera; silencio.

Julián Mateo, torero manizalita que fue cobijado en todo momento por la afición congregada en los tendidos; Dejo momentos en la lidia de Arrero (386 kilos) un veleto de bonitos hechuras, que acudía pronto por ambos pitones, pero sin la fijeza y calidad del resto del encierro; se le abona la disposición y voluntad, se le reprocha la falta de compromiso con el astado, la excesiva dependencia de sus subalternos para mover al toro y cierto grado de sensacionalismo que poco aporta a la expresión estética; con los aceros dejó una tendida que basto para pasaportar al burel. Palmas.

Sería el segundo de su lote, Galopero (380 kilos) quien le permitiría sentirse más a gusto, no solo por la comodidad de sus formas, sino por la movilidad, acometividad y nobleza que demostró a lo largo de la faena; un animal que nunca se cansó de embestir y que se dejaba conducir cuál dócil ovejita tras la tela carmesí; de nuevo el público le cobija, pero en este caso piden un indulto para el utrero; petición acogida por la presidencia que no duda en sacar el pañuelo naranja. Vox populi, vox dei, versa el proverbio latino: La voz del pueblo es la voz de Dios, indulto para el toro y una oreja para el novillero.

Juan Sebastian Hernández, sin duda uno de los jóvenes toreros más interesantes del panorama taurino nacional se mostró voluntarioso con su primero Galopo (396 kilos) un toro bajo y discreto de agujas, que acudió correcto al caballo y fue debidamente banderilleado por Ricardo Santana y Anthony Dickson, que terminaron desmonterandose; con la muleta, tras buena tanda de naturales por las dos manos, el utrero se vino a más y literalmente dejo al torero de Sogamoso, ser y hacer; embarcando la embestida, corriendo la tela y gustando a la afición; tras correcta ejecución de la suerte suprema, el generoso público pide las orejas y el buenazo de la presidencia no duda en sacar los dos pañuelos blancos y el azul con el que premio al astado con la vuelta al ruedo; decisiones pitadas y controversiales pero que a la luz de los hechos ahora son solo historia.

Cerró plaza con Apasionado (422 kilos) todo un tío con hechuras de toro y la seriedad que esto inspira; respecto a su comportamiento fue un animal noble que aporto en la consagración del torero de Sogamoso; con la espada se congestiona pinchando en varias ocasiones, logrando al final despachar. Palmas.

Para el cierre de la feria.

El día de mañana se lidiarán seis toros de la ganadería de los herederos de Ernesto Gutiérrez, para los toreros nacionales Cristian Restrepo, Curro Martín, Moreno Muñoz, David Martínez, Rocío Morelli y Guillermo Valencia. Que Dios Reparta Suerte.   

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@Manzanarestoro

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